Dirigido por Jaume Roures. Producido por Mediapro. 57 min.
El 20 de septiembre de 2017, la Guardia Civil se personó a primera hora de la mañana en la Consellería de Economía y Hacienda de la Generalitat de Catalunya, cumpliendo una orden judicial que les autorizaba a registrar cuatro despachos. Se excedieron de lo ordenado por el juez y aprovecharon para registrar el edificio entero pero, ¿quién no se ha equivocado alguna vez?
Además, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid (o que el Llobregat pasa por l’Hospitalet, más bien), la Policía Nacional decidió presentarse en la sede de la CUP, sin orden judicial, ni nada que se le parezca, con la intención de registrarla.
La noticia de los registros corrió como la pólvora por redes sociales. Decenas de miles de personas salieron a la calle a protestar frente a la sede de la Consellería y de la sede del partido anticapitalista, donde no les dejaron llevar a cabo el ilegal registro. Estas concentraciones, si bien fueron difundidas ampliamente por la ANC y Òmnium Cultural, fueron espontáneas y marcadamente pacíficas.
No hubo heridos, ni heridas, ni actos de violencia. 50.000 personas tomaron las calles de l’Eixample, en un ambiente desafiante a la legitimidad del Estado, pero a la vez festivo y tranquilo. Sin embargo, la Fiscalía considera que ese día se inició un “clima insurreccional” que dio el pistoletazo de salida a una “violencia insoportable” con el ánimo de poner en jaque la Constitución, por lo que sería constitutiva de un delito de rebelión. Esa violencia, según se desprende de las testificales de la Guardia Civil en el juicio del Procés que se está siguiendo en el Supremo, se compone de “miradas de odio profundo”, intentos de tirar abajo la puerta de la Conselleria (lo cual no aparece en ninguna cámara, mira por dónde) y daños en dos coches de la Benemérita, cometidos por personas anónimas. Jordi Sànchez y Jordi Cuixart se enfrentan a 17 años de prisión por estos hechos.
El documental “20-S” es una cronología detallada, armada con abundante material videográfico, de los hechos de ese día. La violencia no aparece por ninguna parte; la desobediencia civil, sí. Pero es, sobre todo, un reflejo de los dos relatos que existen actualmente y de la obsesión del Estado en tergiversar lo ocurrido para defender la sacrosanta unidad de España.
Hay mucho en juego en el Juicio del Procés. Si se establece finalmente que salir a la calle a protestar por unos registros, sin causar disturbios, es una rebelión violenta, cualquier movimiento social que aspire a cambiar un poco las cosas corre el riesgo de ser criminalizado de la misma manera.
Dejamos a continuación el documental íntegro para su visionado: