Lo más seguro es que quienes estéis leyendo estas páginas ya estéis informadas sobre lo que ocurrió el pasado 24 de junio en la frontera que separa Melilla y Nador, España y Marruecos. Por ello, la intención de este artículo no es hacer una crónica más de lo sucedido, sino aportar una serie de reflexiones y noticias que tal vez hayan quedado en un segundo plano:
1.- Ha pasado más de un mes y desconocemos la cifra exacta de personas muertas. Las organizaciones de derechos humanos hablan de 37, las autoridades españolas y marroquíes de 23. Confiamos en quienes estuvieron en la frontera documentando la violencia y abusos de las fuerzas policiales y militares, en quienes estuvieron en el hospital de Nador escuchando y apoyando a los heridos, a las personas que perdieron a un hermano, a un amigo, etc. Es realmente grave que incluso se les trate de usurpar su derecho a la memoria. La organización AMDH Nador denunciaba que se les ha enterrado en fosas comunes en el cementerio de Sidi Salem sin identificar y sin autopsia. Que los gobiernos español y marroquí se nieguen a investigar su identidad, a comunicarse con sus familias, a repatriar los cuerpos, etc., es de una miserabilidad que no tiene nombre.
2.- Mientras la izquierda se congratula por conseguir un minuto de silencio en el Congreso, la apertura de una investigación por la Fiscalía o una posible comparecencia de Marlaska en el Parlamento Europeo, de momento, las únicas personas que están siendo juzgadas y encarceladas son aquellas que trataron de cruzar la frontera. El Juzgado de Primera Instancia de Nador ya condenó a 11 meses de prisión a 33 personas. Otros 32 están a la espera de ser juzgados por delitos más graves, entre ellos, tráfico de seres humanos, secuestro y retención de agentes de las fuerzas públicas, injurias y violencia contra la policía marroquí, incendio, etc. Tanto el gobierno español como el marroquí han tratado, desde un primer momento, de generar un relato que criminalice a las propias personas migrantes. Mafias, ataque a la integridad territorial, decenas de policías heridos, garfios y palos, etc. Una matraca continua que pretende ocultar lo evidente, que 37 personas han fallecido tras la actuación de la gendarmería, la policía y la guardia civil; que fueron cientos los golpes, bombas de gas, pelotas, etc., empleados; y que hubo personas que tardaron hasta 9 horas en ser atendidas por personal médico. El relato de “todo es mafia” es ya de sobra conocido en el Estado español por su uso en otros contextos. Tu vecino que abre pisos a otras vecinas por 400 euros es de la “mafia okupa” y esto te lo repiten personas como el presidente de la SAREB que pasará a ocupar un puesto directivo en un fondo buitre tras gestionar el paquete de vivienda “basura” que se pagó a la banca con dinero público. Socializar las pérdidas, privatizar los beneficios. Ya tú sabes. Las mafias existen en las rutas migratorias principalmente porque no existen vías seguras y legales, pero lo que existe sobre todo son experiencias autoorganizativas conformadas por las propias personas en movimiento y personas que subsisten realizando determinados trabajos pero que difícilmente se les podría calificar como capos.
3.- El gobierno español, por un lado, ha tratado de desvincular a las fuerzas de seguridad españolas de lo ocurrido en la frontera, asumiendo que la actuación fue llevaba a cabo por la Gendarmería marroquí. Por otro lado, ha felicitado y calificado de forma positiva esta actuación, lo cual resulta relativamente contradictorio, pues si la situación fue “bien resulta”, como dijo Pedro Sánchez, ¿para qué ese esfuerzo por alejar a los uniformados españoles de la “escena del crimen”? Los vídeos publicados en los siguientes días muestran cómo actuaron los agentes marroquíes en el lado español de la valla. Además, la política de externalización de fronteras, llevada a cabo tanto por España como por la UE, fijada en pactos con diferentes gobiernos, como Marruecos, para que realicen una labor de control migratorio a cambio de recursos materiales y económicos, pactos comerciales, etc., no permite exculpar a nadie y más aún cuando mucha de la infraestructura y recursos que están siendo utilizados en territorio marroquí (cámaras, vehículos, material antidisturbios, etc.) han sido financiados por España y por la UE.
4.- La autoorganización de las personas migrantes es una realidad. En el CETI de Melilla ha habido reiteradas denuncias por la violencia empleada por los seguratas de la empresa CLECE, propiedad de Florentino Pérez. A finales de mayo, personas residentes en el CETI se concentraron para denunciar los malos tratos y agresiones. Un mes después, también se organizó una concentración para protestar contra la masacre ocurrida en la valla a las puertas del centro. Las personas migrantes no necesitan la condescendencia que muchas veces impera en los movimientos políticos alternativos pero lo que no les vendría nada mal son nuestros medios y recursos para amplificar su discurso y sus denuncias, para ser un apoyo real.
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