Derrick Jensen y George Draffan. Editorial Klinamen. 372 paginas.
El rápido desarrollo de la tecnología, a fin de satisfacer los intereses del capital y el Estado, ha dado como resultado unos mecanismos de control que reducen a la nada la privacidad de los individuos sometidos a la maquinaria del sistema capitalista. Cámaras de video vigilancia, control de nuestros gustos y preferencias, observación desde distintos ángulos de todos los aspectos de nuestra vida, registro de llamadas telefónicas y correos electrónicos… La intimidad de cada uno queda reducida a lo más mínimo a fin de que se pueda exprimir toda la información posible para engrasar la máquina, producir, facilitar la mercantilización de todos los aspectos de nuestras vidas. La pesadilla de los antiutopistas no se ha cumplido. A cambio, tenemos algo peor y, para colmo, es real. No nos encontramos con un gobierno en la sombra controlando de manera más o menos evidente nuestros pasos, sino con una cantidad tal de tecnologías de control con tan diversas aplicaciones que se hace difícil alcanzar a ver que todo responde básicamente a un mismo objetivo: asegurar el orden y el control de la población en una sociedad que engendra en su seno contradicciones que la ponen en peligro, así como facilitar la reproducción del capital.
Una sociedad que ve en toda innovación tecnológica un paso más hacia su liberación… De cualquier control.
Una sociedad que a medida que repite la palabra libertad la ahoga en un mar de cables, chips, cámaras y antenas