A 6 años de la muerte del compañero Xosé Tarrío

Xosé pasó más de 16 años en prisión y murió a causa de ella, a causa de años de tortura, enfermedad, aislamiento…

Xosé nace en 1968 en A Coruña. A los 11 años es ingresado en un internado, por problemas familiares, de donde se escapa dos veces, a los catorce años empieza a realizar pequeños robos que le conducen una docena de veces al reformatorio coruñés de Palavea, de donde huye en las doce ocasiones, y finalmente, por orden judicial, al reformatorio Especial de Tratamiento y Orientación, donde debe permanecer hasta los dieciséis años. Con posterioridad sigue en la dinámica de robos y detenciones –la familia entretanto ha emigrado a Suiza por motivos económicos-, con sus respectivos pasos por prisión, a la que se une ahora la entrada en el submundo de la droga a sus diecisiete años.

A los diecinueve años entra en prisión a cumplir una condena de dos años y medio de cárcel, que las circunstancias, acabarían convirtiendo en 71 años firmes y en peticiones que superan los 100 años de cárcel, donde fue objeto de una represión constante y obsesiva bajo la etiqueta FIES ( Ficheros Internos de Especial Seguimiento). Excarcelado en mayo de 2003 tras 16 años de prisión y más de 10 de aislamiento (1er. Grado y FIES), Xosé volvió a prisión en el mes de septiembre de ese año.

A principios de junio de 2004, Xosé comenzó a empeorar de salud: portador del VIH desde 1987 y enfermo de SIDA desde unos años después, no recibió el tratamiento adecuado: así, lo que semanas después se descubriría como un infarto cerebral, fue diagnosticado como “gripe” en la enfermería de Teixeiro. El 28 de junio de ese mismo año Xosé ingresó gravemente enfermo en el hospital. Tras una leve mejoría, fue llevado otra vez a prisión, pero el 8 de julio volvía a urgencias, con la mitad de su cuerpo paraliza. Pérdida de habla y problemas para mantener el conocimiento. Desde entonces, su estado no hizo sino empeorar. El 7 de agosto llegó su libertad condicional, pero no salió ya del hospital; el 20 de octubre entró en coma profundo y el día 2 de enero del año 2005 murió.

Murió a causa de la cárcel, por que la cárcel son muertos, torturadxs, personas aisladas… en definitiva dolor. Por eso debemos seguir adelante, no dejar que la lucha muera, por que como decía Tarrío… “Seguir luchando para que la lucha no muera, porque vivir luchando es la mejor forma de vivir”.

En forma de recuerdo

El día 3 de enero del año 2009, familiares, compañerxs y amigxs de Xosé se reunieron en Madrid para llevar a cabo un particular homenaje, la inauguración de la plaza Xosé Tarrio. Dicho espacio está situado en el cruce de la calle Calvario con Ministriles (cerca de las plazas de Tirso de Molina y Lavapiés). Con este acto no se pretendía ningún reconocimiento legal, ni ensalzar la figura de Xosé por encima de la de otros/as, simplemente, crear un espacio para el recuerdo, recuperando un rinconcito de las calles para dar voz a la lucha, una forma de recordar a Xosé, pero también a todas las personas encerradas y silenciadas. Desde que la plaza se inauguró, el ayuntamiento ha retirado las placas en recuerdo de Xosé en repetidas ocasiones, sin embargo estas siempre vuelven a aparecer. Durante estos dos años la plaza ha sido y continúa siendo testigo de jornadas, teatro, charlas y proyecciones.

 

 

 

 

Comunicado leído el día que se inauguró la plaza

 

Madrid, 3 de enero del año 2009. En ningún momento nos hubiera gustado hacer este homenaje, en ningún momento nos hubiera gustado quedar para recordarte, ni colgar una placa con tu nombre, porque todo esto quizá no tendría que haber sucedido…

Madrid, 2 de enero del año 2005, recordamos como recibimos la noticia, un choque se te viene a la cabeza, es difícil reaccionar, es difícil asimilar algo así, no se suele estar habituado a recibir noticias de que alguien ha muerto, aunque pasa el tiempo y te das cuenta de que si sigues estando cerca de su filo, si no estás dispuesto a cumplir con lo que ellos/as ordenan, si estás cerca de los/as que cierran los puños por ver todo lo que esta sociedad nos ofrece como vida, entonces seguirás recibiendo esas noticias, mas muertes, mas gente golpeada, reprimida, encarcelada,  mas personas separadas de su gente… triste realidad la que asumimos.

En pocos años ves demasiado dolor, no son películas, te das cuenta de que lo que hay es palpable, lo ves a diario… Así se sucede esta vida…

Fue simplemente una llamada, Tarrío ha muerto, el no era ningún familiar nuestro, no era un amigo cercano, ni un vecino al que viéramos a diario, alguno de nosotrxs ni siquiera le había visto nunca, otros/as solo algún momento, cuando le soltaron de las mazmorras.

¿Se puede sentir dolor por alguien al que apenas conoces?  Eso era una pregunta que quizás no hubiéramos sabido contestar hasta ese día. El día en el que te das cuenta de que no solo se puede amar y admirar al que tienes al lado,  porque como decía una compañera que hasta hace poco estada secuestrada por el estado: Hemos aprendido a abrazar sin la necesidad de la cercanía, simplemente con la certeza de que el otro y la otra, el compañero y la compañera, existen, en algún lugar y para siempre.

No encontramos una manera mejor de definirlo.

Cuando te das cuenta de que las palabras pueden hacerte sentir cerca de esa persona, parte de su lucha y un pilar en el que apoyarte.

Desde ese día no llorábamos por alguien lejano, si no por un compañero al que han empujado al abismo, del que nos han separado.

Podéis ayudar a cortar una vida, podéis destrozar todo lo que hay alrededor de una persona, madres, padres, hermanos/as, compañeros/as, y conocidos/as… creáis un vacío y nosotros/as somos quien viviremos eso, siglos recibiendo miedo y terror, unos/as mandan y los/as demás lloran, Xosé, Paco, Harold, Barry, Sole… tantos/as, tantos/as y los/as que quedan, porque eso es de las pocas cosas que tenemos claras, que no van a parar, que vamos a seguir llorando por amigos/as a los/as que van a golpear, por amigos/as a los/as que van a encerrar, amigos/as a los/as que van a asesinar… porque somos las eternas lagrimas.

Pero tenemos un don, tenemos algo que mucha gente ignora, creemos en el respeto, en el amor entre compañeros/as, en la solidaridad, la verdadera solidaridad, y eso es lo que hace que una y otra vez nos pongamos en pie, y lo que hace que si aún no hemos caído es por que hay alguien que no nos va ha dejar que caigamos. Aunque Tarrío no este con nosotros/as dejó una semilla que cualquiera puede coger y hacer suya, la semilla de una vida, de una lucha, un grito al infinito, rabia y odio, pero también ganas de seguir adelante. Esta semilla está en cada uno/a de nosotros/as. Y ese es el mayor legado que tu nos has dejado Xosé.

Que la tierra te sea leve compañero, a ti y a tantos/as otros/as a los/as que solo de una manera vil habéis podido arrebatarles de nuestro lado, seguiremos a delante por vosotros/as.

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