Autor: Alberto Arce. Editorial: Libros del K.O. 2015. 212 páginas
Honduras no es precisamente un país que acapare titulares mediáticos en nuestras latitudes. El pequeño país centroamericano nos suena a pobreza, a maras o pandillas y a miles de personas que emprenden el camino a Estados Unidos, pero poco sabemos de lo que realmente está pasando allí o de cómo se ha llegado a ello.
Alberto Arce trata de acercarnos aunque sea un poquito a esa lejana realidad. Tras vivir durante dos años (de 2012 a 2014) trabajando como corresponsal en Tegucigalpa, nos relata una guerra que a ojos internacionales no existe, a pesar de acabar con la vida de 86 de cada 100.000 hondureños/as (en 2012), una de las mayores tasas de homicidios del mundo.
Para ello, nos cuenta las historias de las víctimas y los verdugos (y de cómo estas etiquetas simplistas no se pueden aplicar a la compleja realidad), nos habla del papel que juegan los/as políticos/as y todo el aparato Estatal, la policía y los medios de comunicación, de la situación en las prisiones, o de cómo se vive la violencia de una forma u otra desde las clases trabajadoras más pobres hasta la clase media. Las causas de todo esto, aunque complejas e inabarcables, se atisban entre las páginas del libro.
Aunque la lectura deja un sabor amargo y no da mucha cabida al optimismo, cuatro años después de que Alberto Arce abandonara Honduras, los datos –dentro de lo que cabe- son un poco más esperanzadores, con una tasa de homicidios que ha ido bajando paulatinamente hasta llegar a los 43,6 por cada 100.000 habitantes en 2017 (casi la mitad que un lustro atrás). Con o sin corresponsal extranjero/a, habrá que permanecer atentas/os para saber si esta tendencia permanecerá o si la guerra en Honduras continúa…