Una vez más nos vemos escribiendo acerca de las pensiones, algo que a nosotros/as, por cosas de la edad, aún se nos aparece como un futuro lejano (más si cabe en la actual situación), pero no por ello lo entendemos como un problema menor. Lo vemos en nuestras familias, en nuestros trabajos. En esta ocasión no hablaremos de lo que está por venir (o por lo menos, no será el punto fuerte de estas líneas), sino de lo que acaba de entrar en vigor. Hace ya dos años, y se dice pronto, el gobierno de turno del PSOE irrumpió con una reforma de la regulación que afecta a las pensiones. En aquel momento, veníamos de una cercana huelga general en contra de otra reforma socialista, la laboral, pero en esta ocasión todos/as aquellos/as que se nos presentan como representantes (patronal y sindicatos mayoritarios) estuvieron de acuerdo en este nuevo cambio legislativo. A pesar del tiempo transcurrido, la mayor parte del paquete de medidas aprobado no se ha hecho realidad hasta ahora, con la llegada del 1 de enero de 2013. Así que, dos años después, y con nuevos/as inquilinos/as en el poder, entra en vigor esta reforma, o al menos gran parte de ella, pues el PP, que en su momento se opuso a estos cambios, ahora quiere darle una vuelta de tuerca más en algunos aspectos. La intención de este artículo es principalmente informativa, pues ha pasado bastante tiempo de todo el boom mediático y creemos importante volver a recordar de qué forma nos afectan todos estos cambios legislativos. Puesto que entendemos que este espacio es reducido, dejamos un enlace a la monografía sobre este tema que publicamos allá por febrero de 2011, mucho más completa en información, razones y consecuencias: www.todoporhacer.org/ftp/Todo_por_Hacer_pensiones.pdf
El foco principal de esta medida reposa sobre el aumento en la edad de jubilación desde los 65 años hasta los 67, alargamiento que se irá implementando a un mes por año durante los próximos seis años y a dos meses anuales durante los siguientes nueve. De esta forma, a quien le toque jubilarse este año, tendrá que hacerlo con 65 años y un mes, hasta que para el 2027 ya sean necesarios dos añitos más de curro para poder dejarlo. A esto habrá una excepción, pues quienes hayan cotizado un mínimo de 38 años y medio podrán jubilarse a partir de los 65 años (esta medida también será escalonada, pudiendo jubilarse durante este año con 65 años si se han cotizado 35, lo que irá aumentando de dos meses en dos meses anuales).
Por otro lado, también varía la forma en que se calcula la cuantía de nuestra pensión, pues se tendrá en cuenta lo cobrado durante los últimos 25 años antes de retirarnos, en vez de los actuales 15 años. En este caso, se irá progresivamente aumentando un año anualmente .Ya por último, queremos reseñar que pasan de 35 a 37 los años cotizados necesarios para que nuestra pensión sea máxima, es decir, el 100% de
la media de lo cotizado durante estos últimos 25 años de trabajo (en este caso, la progresividad de la medida será paralela a la de la edad de jubilación).
Esto es a grandes rasgos lo que nos espera a partir de ahora, aunque no todo, pues aquellas medidas que se aprobaron con intención de disminuir las posibilidades de jubilarse anticipadamente han quedado en suspenso, y el actual gobierno se ha dado tres meses para endurecerlas (y que sindicatos, oposición y patronal den su sí).
No hay que ser un/a gran analista, y mucho menos un/a singular tertuliano,/a para ver que con estas medidas nos tocará trabajar más años y acabar cobrando pensiones menores (más si cabe, si cada año se devalúan las mismas al no actualizarlas según la inflación), y además no creemos que esto repercuta positivamente sobre la creación de empleo que tanto dicen que les preocupa. Donde sí se notará esta nueva situación será en los fondos privados de pensiones, que seguirán con el crecimiento constante de los últimos tiempos, pues el miedo a un futuro incierto y el aislamiento del que hace gala este sistema nos traen la falsa ilusión de las salidas individuales a los problemas.
Como ya dijimos al principio, estas líneas eran ante todo un repaso de los cambios acaecidos hasta ahora, pero no queremos finalizar sin antes hacernos eco de estas cosas tan bonitas que tiene la Política con mayúsculas. Días antes de que estas medidas entren en vigor, Rajoy ya estaba rumiando en público una posible reforma de la reforma. Las instituciones supranacionales presionan y urge actuar, o eso es lo que nos dicen. Ahora nos hablan de sostenibilidad (otra de esas palabras comodín como lo es flexibilidad), y lo que nos quieren decir es que están estudiando cómo jodernos más, en este caso haciendo que la edad de jubilación y su cuantía pasen a depender de parámetros como la esperanza de vida, con la intención de decirnos que vivimos demasiado y hay que trabajar más. Suponemos que para que vivamos menos… Ya veremos en qué termina esta nueva ocurrencia.