Fascistas con careta

En estos tiempos de agitación y confusión política no es difícil dar a parar con determinados sujetos y/o colectivos que, de modo corporativista, secundan las grandes movilizaciones que se llevan produciendo en todo el Estado Español desde el boom del 15-M; que determinados colectivos (léase sindicatos y partidos políticos) siempre han estado más pendientes de salir en la foto que de otra cosa es algo no nos sorprende y casi ni nos preocupa, pero lo que aquí nos pre-ocupa es algo distinto.

Es tristemente evidente que el fascismo está creciendo por toda Europa; principalmente en el campo electoral y en algunos países acompañado también de grupos de matones/as en las calles. Al igual que en el contexto de la Europa de entreguerras, donde fascistas italianos y nazis alemanes combinaron en sus discursos elementos obreristas y rompedores con elementos nacionalistas, racistas y xenófobos, nos encontramos con que tras la careta social, de ruptura y revolucionaria de determinados grupos que operan en la actualidad se esconde el ideario neofascista. Y es que, de un tiempo a esta parte han proliferado de sobremanera grupúsculos de ideología fascista que pretenden introducirse “en bloque”, esto es, con su propias pancartas y consignas, en manifestaciones, multitudinarias, cuyo discurso, en la base, se aleja fuertemente de cualquier precepto fascistoide. Este hecho no hace más que evidenciar la estrategia clásica del fascismo y la ultraderecha de aprovechar y sacar crédito de los momentos de crisis, desempleo y desorientación político-social para extender su ideología y ganar en reconocimiento y visibilidad social. Los partidos políticos más radicales, como España 2000 o Alianza Nacional, han sufrido una pérdida de presencia y militancia bastante significativa, así como el resto de partidos y grupos fascistas, quienes, preocupados por encontrar un nuevo héroe nacional, siguen inmersos en luchas internas de poder entre sus cabecillas. Ante su propio panorama y aprovechando el clima social, la ultraderecha española ha vivido en estos últimos tiempos un proceso de reflexión y reorganización interna con el objetivo de sacar a la luz su, hasta ahora, desapercibida y patética existencia. Sus discursos, profundamente clasistas y racistas, no calan en la mayoría de la población, por lo que han tenido que replantearse sus estrategias, transformar sus mensajes y disfrazar sus modos de actuación. En este sentido han aparecido “nuevas” organizaciones que, imitando a los ultraderechistas europeos, como los italianos Blocco Studentesco, autodenominados Nacional Revolucionarios (NR), tratan de hacer suyos discursos y reivindicaciones sociales, utilizando simbologías ambiguas y una retórica anticapitalista.

Para materializar las cosas, dejar de hablar en abstracto y tener claro quiénes son nuestros/as enemigos/as hay que poner nombre a estas organizaciones; nos referimos principalmente a grupos como Respuesta Estudiantil (RE) y Liga Joven. Este último se ha visto obligado a integrarse en el partido político Movimiento Social Republicano (MSR) debido al poco seguimiento y militancia que reunía, ahora que han bajado la cabeza y han decidido unirse a “los mayores”, se presentan en su propio comunicado como “las juventudes del partido que abarcarán principalmente los temas relativos a la lucha estudiantil”. El MSR es un partido político liderado por Juan Antonio Llopart, quien se dedica a distribuir material de contenido fascista y biografías de personajes clásicos de la misma ideología, además de organizar jornadas a las que invita a Pedro Varela (quien cumplió condena por incitación al odio debido a los libros que distribuye en su librería catalana) o a miembros de Amanecer Dorado (partido nacionalsocialista griego cuyos parlamentarios han tenido que ser expulsados al grito de Heil Hitler); por añadir otro dato basta con decir que, en el 2011, 14 de los 19 condenados por el Tribunal Supremo por asociación ilícita y tenencia de armas habían aparecido en las listas electorales del MSR en las elecciones de 2004. Otro caso diferente es Respuesta Estudiantil. Aunque su origen es poco claro, no tendrá más de dos años de recorrido, lo que sí es palpable es su ideario neofascista, bajo ese nombre ambiguo y su pretensión de venderse como un sindicato de estudiantes, se esconden individuos que se han presentado como candidatos a las elecciones por el partido – anteriormente mencionado – Democracia Nacional. Pero hay más datos que nos hacen sospechar de su cara social, su emblema de la cruz flechada es el mismo que el símbolo del Partido Nacional-Socialista Húngaro, que representa la pureza racial de los húngaros de la misma manera que la esvástica hace lo propio con la raza aria alemana y en su twitter resulta que siguen a una larga lista de conocidas organizaciones fascistas y nazis, entre ellas Jobbik, que envía escuadrones uniformados para atacar a personas gitanas en Hungría; Casa Pound (refrito de organizaciones fascistas italianas, entre ellas Blocco Studentesco), que se proclaman como “fascistas del tercer milenio”; grupos del entorno del Frente Nacional de Le Pen; el ya casi difunto partido fascista británico, el National Front… En su conjunto, la política de RE inspirada en las Tropas de Asalto, o Sturmabteilung (SA), trata de una combinación de racismo, violencia callejera y discursos ‘antisistema’ y/o ‘anticapitalistas’. Su actividad, hasta la fecha, ha consistido en aparecer marginalmente en centros de estudio con su propaganda, principalmente institutos, ir agrupando gente de su entorno y esperar el momento álgido para salir a escena. Sin embargo, sus salidas en Oviedo, Las Palmas de Gran Canaria, Sevilla, Madrid, Zaragoza… han dejado bastante que desear, por no decir que son de vergüenza ajena, más aún cuando después sacan un comunicado reconociendo su derrota, quejándose de que la izquierda ha acaparado las luchas sociales y auto-victimizándose porque se les expulsa de las manifestaciones. En todas las movilizaciones convocadas por el movimiento estudiantil a las que han acudido, aparecen tarde y en bloque, con la idea que integrarse a la manifestación a la que vieran un huequillo (huequillo por que no suelen más de treinta) y en todas se les recibió de la misma manera, abucheos y lanzamientos de objetos por lo que tuvieron que huir escoltados por la policía, en algunos casos con lesiones que traspasaron lo verbal.

Ante este nuevo repunte del fascismo y de sus estrategias, es necesario desenmascarar a estos grupos, desmontar su discurso social y plantarles cara en las calles. Es necesario dejarles claro que su ideología caduca y su pretensión de estructura social choca frontalmente con nuestros intereses, que no les vamos a dejar a ni un resquicio por el que penetrar en las luchas sociales que se están llevando a cabo y que si solo entienden un lenguaje ese será con el que les responderemos. A estos/as cerdos/as con piel de cordero hay que arrancarles la lana…

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2 comentarios en «Fascistas con careta»

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