A finales de julio las distintas consejerías de educación de las comunidades autónomas tomaron distintas decisiones en torno a las tasas de acceso para los estudios superiores, universitarios y formación profesional. Como no podía ser de otra manera, estas decisiones se toman en momentos estratégicos, como son las vacaciones para los/as estudiantes, en los que la noticia tiene poca repercusión y mucha menor oposición por parte de los/as afectados/as. La dispersión, la falta de un movimiento estable y el hecho de que el lugar de encuentro de los/as estudiantes, el centro de estudios, esté desierto en estas fechas, dificulta esta tarea y provoca que el gobierno pueda tomar decisiones de este calibre sin preocuparse por posibles movilizaciones, que llegarán, si acaso, con el curso ya iniciado.
El caso que nos toca, la Comunidad de Madrid, es quizás el más sangrante, ya que la consejería de educación, con Lucía Figar a la cabeza, ha llevado a cabo el mayor aumento de tasas universitarias de todo el Estado, más de un 20% al que hay que sumar el aumento del 30% del curso anterior, y recordar que estos datos son para las prime- ras matriculaciones, que para los que tengan que repetir alguna asig- natura los precios se disparan y la subida llega a ser hasta de un 80% y subiendo. Tampoco hay que olvidar que no solo existe la universidad y que las matrículas para los estudios de formación profesional pa- saron de ser gratuitos a pagar 180€ el curso pasado y finalmente este curso que viene habrá que pagar alrededor de 400€.
Es curioso ver cómo los/as políticos/as de una y otra administra- ción, autonómica y estatal, se echan las culpas de estas reformas; aquí nadie quiere subir las tasas, pero nadie hace nada porque no suban. Lo que es cierto es que el gobierno central permite que cada comuni- dad adecue las tasas universitarias a sus necesidades y preferencias, así mientras comunidades como Canarias, Asturias o Galicia congelan las tasas, Madrid las aumenta de manera significativa.
A la subida de tasas hay que añadir el aumento de las condiciones para acceder a una beca. Ya el curso pasado se aumentó a tener una media de 5,5 para los/as alumnos/as de nuevo ingreso y para los/as ya universitarios/as el aprobar el 80% de los créditos matriculados. Ahora, los/as alumnos/as con 5,5 en la selectividad sin contar las materias específicas podrán eximirse de pagar las tasas y para acce- der a una beca dineraria la nota aumenta a un 6,5. Siguiendo con el periodo universitario, los porcentajes de créditos matriculados para mantener las becas irán desde el 65% en las ciencias y técnicas al 90% en las ciencias sociales. Mayores serán los requisitos para los estudios de máster que elevan a un 7 la media para poder acceder a la beca y aprobar todos los créditos con igual media para poder mantener la beca.
Todas estas cifras y datos bajados a la realidad cotidiana significan nada más que elitización y exclusión por motivos económicos de una
gran parte de la población. Elitización por el aumento económico que supondrá alcanzar los estudios superiores y exclusión por la in- capacidad de las personas de llevar a cabo dicho esfuerzo económico con la dificultad añadida del acceso a las becas. Hay que recordar que existe más de un 50% de paro juvenil y que debido al conocido “plan Bolonia” la posibilidad de trabajar y estudiar a la vez queda grave- mente reducida debido la obligatoriedad de las clases presenciales y los elevados requisitos de permanencia. Grosso modo, aquí va a estu- diar quien tenga una familia con la capacidad económica suficiente que le respalde y le permita dedicarse a jornada completa al estudio y poder evitar buscar un trabajo remunerado.
Ideología y crisis en la educación
Más allá de cuánto hayan subido las tasas es conveniente realizar un análisis de las causas y consecuencias de estas medidas de cara a poder llevar a cabo una lucha amplia y efectiva contra dichas medi- das. Debemos reconocer en todo conflicto grandes causas que sean capaces de aglutinar un movimiento amplio y masivo, así como pe- queñas luchas locales que seamos capaces de ganar en el aquí y ahora.
Es evidente que son dos las grandes causas que provocan estas medidas, una es la política e ideológica representada por los distintos gobiernos autonómicos o estatales y la otra es la debida al periodo de reestructuración del capital que estamos viviendo, la mal llamada cri- sis. Todas estas medidas que se aplican son funcionales al capitalismo, es decir, cada medida aplicada por los gobiernos va en consonancia con las necesidades del mercado capitalista, necesidades antagónicas a las del común de las personas, y es aquí donde surge el conflicto y la posibilidad de cambio por nuestra parte.
Esta reestructuración de la que hablamos, en el ámbito de la edu- cación se traduce en la cada vez menor necesidad de graduados/as en estudios superiores para el mercado, en una economía dominada por el sector servicios no hay necesidad de grandes cantidades de científi- cos/as, ingenieros/as o historiadores/as. El capitalismo es pragmático para sí mismo, ¿para qué fomentar y ayudar a la formación, cuantio- sa y costosa, de estudios superiores si no me son necesarios en una economía de servicios y financiera? Este pragmatismo sumado a los intereses del mercado, eufemismo de los intereses de la clase domi- nante, de mantener la estructura clasista, fomenta la exclusión por motivos económicos de los estudios superiores. Quitar una de los pocas herramientas de los/as desposeídos/as, la educación, para poder llevar a cabo una transformación radical de la realidad. La jugada es redonda…para ellos/as.
Posibilidades, resistencias y conflicto
El proceso elitizador de la educación es una constante en los últimos años y la resistencia ante ellos ha sido desigual en el tiempo pero sobretodo ha sido insuficiente, de ahí que las reformas conti- núen y aumenten.
Durante el último curso se han llevado a cabo varias huelgas educativas y enormes manifestacio- nes, la amplia mayoría de rectores/as, decanos/as y profesores/as así como los sindicatos se posicionan en contra de el aumento de tasas y resto de refor- mas, hasta la CRUE (Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas) está en contra. Todos están en contra, pero ¿quién está haciendo algo efectivo para que no se lleven a cabo las reformas? Los rectores aplican la subida y los sindicatos lla- man a ir a trabajar. La huelga de un día se ha visto superada e ineficaz, las manifestaciones masivas igual. Quizás haya llegado el momento de hacer de la protesta y la acción algo diario y cotidiano y no algo puntual y teatrero.
Tenemos ejemplos de luchas educativas en el extranjero que están dando frutos. En Canadá una huelga indefinida de 7 meses tumbó la subida de tasas, en Chile unas reivindicaciones amplias y una organización estable han permitido saltar el cerco de lo educativo y hacer de esto una lucha social que va más allá de las universidades e institutos. Aquí seguimos en el “pública, gratuita y de calidad”, un lema impuesto desde arriba y con unas connotaciones ideológicas muy definidas y cercanas al social-liberalismo con el que ciertos sectores no se (nos) encuentran cómodos. Un movimento amplio debe construirse sobre unas bases amplias y de consenso, cada vez se empieza a ver más el lema “gratuita y universal”, que omite el peyorativo público=estatal, y el indefinido calidad por universal que hace referencia a la no discriminación en la educación.
Aun así nada está perdido, el asentamiento de las asambleas de facultad es una realidad, la coordinación entre los distintos sectores, profesores/as, administración o estudiantes ya existe. Falta aglutinar y llevar a cabo acciones capaces de aumentar el conflicto y que beneficien a nuestros intereses.
Durante el año ha habido algunos chispazos en los que estas circunstancias se han materializado. El acto de inauguración del curso universitario, al que asisten los/as rectores/as, delegados/as del gobierno y empresarios/as, fue boicoteado y se im- pidió que pudiera llevarse a cabo. Los cortes de carreteras en la UAM han sido constantes a lo largo del año, participando en ellos todos los sectores universitarios. Las asambleas han sido capaces de alterar la vida cotidiana de los campus cuando se lo han propuesto, con pasa- clases múltiples y multitudinarios. Dos de las acciones más sonadas y efectivas han sido a la vez las de contenido y acción más radical; la okupación durante más de una semana del rectorado de la UCM contra la expulsión de más de 2000 alumnos por no poder pagar la matrícula, consiguió además de una prórroga en el pago, la creación de un fondo social de ayuda al pago para estudiantes y por otro lado, se ha dado la creación de un centro social okupado en la UAM, Kairós (desalojado tras 6 meses), que ha provocado que la UAM aplicara una de las demandas de la okupación que era la necesidad de más locales para las asociaciones de estudiantes.
Corte de la carretera M607 por parte de las asambleas de la Universidad Autónoma de Madrid.
Una vez más es la acción directa la que da resultados y beneficios. Es tarea para este curso que viene multiplicar la presión y la acción contra las instituciones, así como reforzar nuestra capacidad organizativa y tratar de acabar con los ciclos temporales estudiantiles, vacaciones y exámenes, que la lucha sea continua, que aumente la tensión y que seamos capaces de paralizar el curso educativo.