«El silencio y la censura que el poder trata de imponer sobre la solidaridad anarquista no impide que ésta tenga lugar (…), en todo el mundo existe un cálido anhelo que sobrepasa fronteras y puede generar la avalancha que desbordará lo existente» – Nº 1 del periódico Bezmotivny
El 8 de agosto de 2023 la represión llamó a la puerta de 10 compañeros y compañeras repartidas por la península italiana, miembros del círculo anárquico Gogliardo Fiaschi de Carrara, la cual se encontraba en posesión de un arma peligrosa: una imprenta. La operación antiterrorista llevaba el grandilocuente nombre de “Scripta Scelera” y en ella había participado la fiscalía de Génova (liderada por el fiscal Federico Manotti), la DIGOS (Divisione investigazioni generali e operazioni speciali) de La Spezia y la Dirección Regional Antimafia y Antiterrorismo.
Además de allanar varias viviendas particulares, también fue registrado el Círculo Cultural Anarquista “Gogliardo Fiaschi”, histórico local anarquista (abierto en la década de los 70) en Carrara. Revistas, libros, panfletos, carteles y soportes informáticos fueron incautados.
Imputación: publicar un periódico anarquista difundiendo acciones y ofendiendo al Presidente
A los detenidos, uno de los cuales está en la cárcel de manera preventiva (Luigi), tres en arresto domiciliario y cinco con obligación de pernoctar en su domicilio, se les imputan los delitos de asociación con finalidad de terrorismo (art. 270 bis del Código Penal), instigación y apología del terrorismo (art. 414 CP) y ofensas al honor y al prestigio del Presidente de la República (art. 278 CP).
Éste último es un tipo delictivo peculiar (tal y como explica un artículo de la revista CTXT), consistente en atacar la «personalidad del Estado». Este delito de vilipendio político apareció en el Código Penal de 1889 y se mantuvo en el llamado Código Rocco (1930), como parte del sistema penal del Estado fascista de Mussolini. Con la democracia, las cosas cambiaron poco: hasta cinco años de cárcel por injurias al presidente de la República. Hace unos años, un proyecto de reforma del Senado propuso sustituir la pena de prisión por una multa de 5.000 a 20.000 euros. No prosperó. Y pese a las presiones abolicionistas, el Tribunal Constitucional italiano declaró la norma penal compatible con el sistema. Pero las condenas por injurias al jefe del Estado son raras. La más famosa tuvo lugar en el 2015, cuando un tribunal de Bérgamo condenó a 18 meses de reclusión a Umberto Bossi, líder ultraderechista de la Liga Norte que en un mítin se refirió al presidente de la República en 2011, Giorgio Napolitano, como un “terùn”, un garrulo del sur según el dialecto lombardo. En 2019, el presidente Mattarella indultó a Bossi.
Todas las acusaciones contra las anarquistas detenidas el 8 de agosto se basan en que las mismas participaban en la redacción de Bezmotivny, periódico quincenal anarquista en su tercer año de publicación (nació en febrero de 2020). El fiscal entiende que han incurrido en una «actividad de propaganda subversiva» a través de la impresión y la difusión, en todo el territorio nacional, de su periódico. A diferencia de otras investigaciones pasadas1 en las que, además de publicar textos, se atribuía la comisión de acciones concretas a las detenidas (como la provocación de incendios o daños), en este caso la imputación es exclusivamente la difusión de la palabra escrita. Recuerda, por tanto, a las leyes anti-anarquistas de hace 100 años, que perseguían la difusión de ideas rebeldes. De hecho, el propio nombre de la operación policial (“Scripta Scelera”) recuerda a las “lois scélérates” [leyes perversas] establecidas en Francia a finales del siglo XIX.
Bezmotivny daba voz a los insurrectos, mediante la publicación de reivindicaciones de acciones ocurridas en todo el mundo y de escritos de anarquistas presos, como es el caso de Alfredo Cospito, que después de meses de lucha sigue encerrado en el régimen de tortura que es el 41 bis.
La doble moral en la difusión de ideas
La Fiscalía considera que la difusión de comunicados de activistas o de reflexiones de compañeros presos incita a la comisión de delitos violentos. La doble moral en este tipo de casos es evidente, tal y como señalaron algunos anarquistas en un comunicado: «Son muchas las portadas de periódicos italianos que incitan a la guerra, al racismo, al desprecio, generosamente financiadas por belicistas, productores de armas y de muerte. Ahora más que nunca, son la caja de resonancia de una faceta particular de la dramaturgia del Estado y sus esbirros. Una faceta particular pero no inesperada, ya que históricamente pertenece a las peculiaridades de todos los gobiernos que, en los momentos de mayor dificultad, generan dinámicas de auto-conservación destinadas a restablecer o regenerar la cadena de producción, complementando este objetivo con campañas represivas dirigidas a golpear a los refractarios dispuestos a poner un bastón a las ruedas de la explotación, a quien la produce y a quien lo defiende. Lo que está sucediendo al movimiento anarquista desde hace años se encuadra perfectamente en las prácticas defensivas que usan los explotadores en todo el mundo contra la lucha revolucionaria, o mejor dicho contra esa parte de explotados que ha decidido no agachar la cabeza
[…] Se está atacando la capacidad de autodeterminarse como clase, como proletarios conscientes que se dirigen a otros proletarios. Se está atacando la tensión internacionalista y revolucionaria que todo explotado puede sentir en su corazón cuando el frente de guerra está cada vez más cerca. Bajo el ataque de una clase media ambiciosa que ha decidido ponerse en guardia ante el actual dominio de la burguesía, y la lucha de algunos proletarios que han decidido no delegar la propaganda de sus ideas al reformismo político.
¿Qué época histórica ha reservado momentos idílicos a los antiautoritarios? Siempre atacados, perseguidos por las policías de los regímenes del capital, calumniados, traicionados por partidos autoritarios, menospreciados o aislados por el periodismo, sólo la firmeza de los presupuestos establecidos por el análisis teórico, junto a la consecuente calidad de la respuesta revolucionaria contra el Capital, ha consentido a los anarquistas permanecer, a nivel de ideas y prácticas, parte agente y consciente del proletariado. Esto es lo que asusta realmente a los gobiernos: no tener la última palabra en la conciencia de los explotados«.
En un artículo, dos de los represaliados por estas detenciones contextualizan el golpe represivo en los ataques que lleva a cabo el Capital contra las revolucionarias para asegurar su supervivencia. «No se trata de ataques contra la “libertad de opinión”. Los revolucionarios no expresan opiniones, tienen ideas que encuentran vida en las prácticas de ataque y viceversa. La libertad de expresión, de prensa, así como la de movimiento, de pisar parterres, no tienen ningún sentido: se abusa de la palabra libertad, desmenuzándola, dividiéndola en parcelas para que sea posible fingir que se concede generosamente cual migas para las palomas. Sin embargo, la libertad es una e indivisible. Nosotros anarquistas la contemplamos sólo como libertad integral. Estas operaciones represivas tampoco son una novedad de los tiempos que corren, ni una “deriva fascista” de la democracia, etc.. En todas las ocasiones en que los Estados se han enfrentado al riesgo real o potencial de insurrecciones se han refugiado rápidamente, golpeando de igual forma a individuos y grupos subversivos como a la propaganda revolucionaria. El Estado necesita que su verdad sea exclusiva; cualquier otra que represente un peligro real para su propia supervivencia viene rápidamente erradicada, desde que existe el Estado«.
«Seguiremos con la propaganda de las ideas anarquistas»
«Seguiremos con la propaganda de las ideas anarquistas, esas ideas cuyo objetivo es destruir esta sociedad hecha de abusos, de clases, de oprimidos y opresores, de explotados y explotadores, esas ideas que a través de la propaganda quieren hacerse realidad, desbaratando lo existente«, dijo el Centro di Documentazione Anarchico l’Arrotino en un comunicado en reacción a las detenciones.
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1 La operación «Scripta Manent» (con su nombre similar a la actual «Scripta Scelera») se tradujo en condenas por la publicación de la última edición de Croce Nera Anarchica (Cruz Negra Anarquista) y la gestión de algunas páginas web. Por otra parte, el Proceso Sibilla se dirigió contra el periódico anarquista Vetriolo.
Más información:
Briega (artículo que recoge los comunicados del Centro di Documentazione Anarchico l’Arrotino, de Algunos Anarquistas y del Circolo Culturale Anarchico “Gogliardo Fiaschi”)
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