Las huellas que deja el movimiento anarquista conforman un mapa de caminos andados y también de aquéllos que están por trazarse. En esa labor presente y futura donde aún está todo por hacer, no queremos olvidarnos de un colectivo que cumplió este año su décimo aniversario: la organización libertaria Embat en Catalunya. Hace una década se abría un proceso amplio de construcción de una organización basada en el anarquismo social y en el concepto estratégico del poder popular. Queríamos hacerles una entrevista para conocer los pormenores de esta década de andadura y, sobre todo, conocer más de cerca el panorama del movimiento anarquista y sus coordinaciones en la actualidad.
Todo por Hacer (TxH): Comenzad por contarnos acerca de los orígenes de Embat, cuáles fueron las pulsiones que os llevaron a encontraros y los primeros pasos que se dieron en ese sentido para aglutinar al movimiento anarquista catalán
Embat nació en el 2013, al calor de las huelgas generales. Si hubo una huelga el 29 de marzo, nuestra primera reunión fue el 15 de abril. De hecho, llevábamos unos años de debates con otras compañeras de todo el Estado español, en torno a la organización anarquista. Cada cierto tiempo se hacían encuentros o debates, pero fuimos el primer grupo de aquellos que los logró concretizar. Más adelante se impulsaría el manifiesto “Construyendo un Pueblo Fuerte”, que dio origen a Apoyo Mutuo.
Nuestro nacimiento coincidió con un auge del movimiento anarquista. Para muestra está el encuentro anarquista de finales de junio de aquel año, al que asistimos. En aquella ocasión nos juntamos nada menos que 32 colectivos de Catalunya. Esto indicaba que nuestras ideas estaban bastante vivas.
TxH: Comentadnos sobre cómo se reconocían las libertarias en esa amalgama de asambleas que existían en los movimientos sociales previa a la existencia de Embat y, si hoy se diera un nuevo movimiento amplio en las calles como el 15M, de qué manera deberíamos organizar el movimiento libertario
Embat nació tras los debates que siguieron al 15M. Veíamos que las formas de organizarse del anarquismo estaban muy en boga. Que en todas partes se hablaba de autogestión y cooperativismo. Que la acción directa no estaba mal vista. Los lemas del movimiento eran claramente antiautoritarios. Y, sin embargo, no teníamos ninguna forma de canalizar todo aquel espíritu en una tendencia revolucionaria de masas.
También fuimos conscientes de cómo las organizaciones políticas de otras corrientes estaban en las plazas. Nos dimos cuenta que era más fuerte un grupo de 10 personas bien organizadas que 100 o 1.000 sin organizar, confiadas en la espontaneidad. Y es que la neutralidad ideológica no existe. La gente ya viene con unas ideas predeterminadas de casa. Hay opciones políticas que inevitablemente se sumarán a todo tipo de movimiento callejero que tenga gente.
Por tanto, el anarquismo necesitaba tener una organización política. Teníamos que poder ir a este tipo de espacios comunes de masas con una estrategia y tácticas compartidas por un número de compañeras.
TxH: Hacednos una síntesis de la vía especifista en el anarquismo. ¿Qué experiencias os llevaron a apostar por una propuesta anarquista que en Europa era tan desconocida? ¿Y cómo entendéis vosotras el poder popular?
El especifismo no es más que tener una organización específica anarquista para intervenir en la sociedad. Entendemos que esto es bastante de cajón, pero ante la renuncia a intervenir en los problemas de nuestra sociedad que tuvo en su día buena parte del movimiento anarquista decidimos explicitarlo más. Nuestro referente, en este aspecto fue el anarquismo latinoamericano (con organizaciones como la FARJ de Río de Janeiro, la FAG de Portoalegre, la FAU uruguaya, entre otras), que hacia el 2000-2010 asentó un modo de hacer que nos pareció muy apropiado.
Nos referimos a la aceptación del paradigma del poder popular y su adaptación en el ideario táctico del anarquismo. Se entiende que el pueblo mismo lleva a cabo luchas por su cuenta o mediante movimientos populares que generan una experiencia y un empoderamiento colectivo. El poder popular es el propio espíritu constructivo y luchador de la gente, que construye nuevas vías hacia la emancipación, que a veces superan por la izquierda a las organizaciones que se tienen por revolucionarias. Nuestro interés estaba contribuir a estas luchas, ser parte de ellas, aprender construyendo. No nos interesaba continuar con los pequeños círculos autorreferenciales que teníamos por aquí, más parecidos a escenas subculturales que a un movimiento popular.
TxH: ¿Qué consideráis por intervención en las masas? ¿Qué intención y qué objetivos tiene? ¿Cómo practicarla de manera ética habiendo un acuerdo entre fines y medios libertarios?
En los primeros análisis que hicimos como organización detectamos en los movimientos sociales (más allá del anarcosindicalismo) una cantidad enorme de compañeras que, o bien eran del movimiento libertario, o bien habían roto con él. Nos preguntábamos porqué. La respuesta que se nos ofreció solía ser porque el movimiento libertario no se quería implicar en las luchas sociales. Cuando lo hacía, era desde posiciones percibidas como maximalistas que enseguida se quedaban fuera de juego porque nadie más las seguía.
Toda esta gente que ya estaba (y está) militando en los movimientos sociales carecía de cualquier herramienta o estructura que la coordinara, que la diera una orientación o un sentido concreto. Cada cual iba por libre, ¿no sería más eficaz que pudieran tener espacios de encuentro y debate estratégico? Para eso sirven las organizaciones políticas. No para decirle a la gente lo que tiene que hacer sino para darles apoyo logístico y la idea de que no están solas, y que detrás tienen una organización que vela por ellas.
Una organización específica está preparada para intervenir en la sociedad, en sus luchas y movimientos. Como es lógico, también decide qué debería hacer tal movimiento para avanzar en la construcción de un proyecto revolucionario. Pero se entiende que el esfuerzo viene desde abajo. Es una exigencia de la base, no de ninguna cúpula oculta en las sombras.
TxH: Nos resulta interesante conocer sobre el internacionalismo en el panorama catalán. Imaginamos que ser anarquistas en el mundo político catalán es complicado. ¿Cómo ve el anarquismo internacional el catalanismo de izquierdas?
El anarquismo es visto como una parte de las ideas políticas tradicionales de Catalunya. Obviamente siempre habrá quien nos quiera excluir. Al anarquismo siempre se lo mira por encima del hombro y si nos dan la palmadita en la espalda es porque todavía somos una corriente minoritaria. Pero el hecho de que aquí casi todo el mundo tenga un abuelo o bisabuelo de la CNT facilita tener un mínimo de legitimidad a nivel popular.
TxH: ¿Dónde estáis interviniendo en la actualidad? ¿Qué objetivos se han cumplido y cuáles son los caminos a transitar en la etapa futura?
En estos momentos intervenimos en el ámbito sindical, en el ámbito educativo (en la organización de las Jornadas Escoles Feministes) y en el de la transición ecosocial. También participamos de los debates que va montando el entorno anarquista de Barcelona. Tenemos mucho trabajo por delante. Apenas hemos socializado nuestro discurso, que ya no se ve tan ajeno por parte del movimiento.
Pero no estamos consiguiendo llegar a otros movimientos por falta de fuerzas. Hay que entender que estar en una organización de militantes implica, multi-militar. Por tanto, se requiere un esfuerzo en la organización social y en la política, que no todo el mundo es capaz de llevar a cabo. El reto es tener gente suficiente para abrir nuevos frentes de lucha.
TxH: ¿Con qué otros colectivos o movimientos en la misma línea anarquista estáis coordinados internacionalmente y qué otras organizaciones habría en el espectro del anarquismo español actual?
Actualmente la coordinadora internacional del anarquismo social y organizado tiene una veintena de organizaciones. Ahora se puede decir que todas nos situamos en el anarco-comunismo, especifismo o plataformismo. En estos momentos estamos en una campaña por unas compañeras anarquistas de Sudán que tienen que abandonar el país.
Además, estamos colaborando con otras en el Estado español, aunque no siempre reivindican este espacio, como Apoyo Mutuo Aragón, Liza, Batzac, FEL o CGT-Catalunya. Con estas tres últimas formamos la Taula Llibertària de Catalunya, que es un espacio para convocar movilizaciones y para establecer debates. En los últimos tiempos estos debates se han abierto a otros colectivos. Y con Liza, plataforma anarquista de Madrid, estamos colaborando para editar material impreso para generar discurso y contribuir al cambio de la cultura militante.
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