El feminismo va haciendo el mundo de los Rubiales cada vez más pequeño

La agresión sexual de Luis Rubiales –presidente de la Federación Española de Fútbol– a la jugadora Jenni Hermoso ha sido, sin duda, el tema del verano. La noticia ha dado la vuelta al mundo, como también lo ha hecho la solidaridad: jugadoras –y, en algunos casos, jugadores–, actrices, activistas, políticos, etc. de todas las partes del mundo han mostrado su apoyo a la compañera, con el lema “Se Acabó”. Tan global ha sido el caso, que la ONU y la FIFA han expresado su disgusto por la actitud de Rubiales, suspendiendo ésta última al presidente por 90 días.

Entendemos que a estas alturas, cualquier persona que lea estas líneas conocerá los hechos, pero vamos a resumirlos por si acaso: tras ganar la selección española femenina el Mundial de fútbol, Luis Rubiales –que minutos antes había celebrado el gol agarrándose los huevos como un orangután en celo– agarró la cara de Jenni Hermoso y la besó, sin consentimiento, en la boca. Hermoso se marchó y posteriormente dijo que no le había gustado. Frente a la indignación generada, la Federación publicó un comunicado diciendo que la futbolista manifestó que el beso había sido de mutuo acuerdo. Posteriormente, ella lo desmintió, aclaró que se sintió “víctima de una agresión”, que había sufrido presiones de la Federación para negarlo y anunció que delegaba en su sindicato (Futpro) las acciones jurídicas contra Rubiales. Y éste, tras adelantar a medios que iba a dimitir –lo cual habría calmado las aguas y quizás habría cerrado el asunto– convocó a la Federación y, en un discurso casposo, rancio y machista, anunció que no se iba a ninguna parte y cargó contra el “falso feminismo” de las feminazis que no se dejan besar por sus superiores, mientras sus palmeros le aplaudían como si se tratara de una escena de El Lobo de Wall Street. Tras esto, se abrió la Caja de Pandora: Rubiales anunció acciones legales contra Hermoso, la Fiscalía ha iniciado diligencias prejudiciales contra él y el Consejo Superior de Deportes ha iniciado trámites para destituirle. Las jugadoras y muchas trabajadoras del cuerpo técnico han renunciado a volver a la Selección mientras siga en el cargo. Ah, y la madre de Rubiales se ha encerrado en una iglesia y se ha puesto en huelga de hambre, pero esa es una historia para otro momento.

Pese a que numerosos clubes, futbolistas, periodistas –como Inda y los gañanes de El Chiringuito– han defendido las acciones de Rubiales, o al menos han intentado pasar de puntillas por el tema y no posicionarse –Ferreras, el Barça, la mayoría de futbolistas profesionales hombres–, la voz más alta ha sido la de las feministas. Mostrando firmeza, solidaridad, unidad y compañerismo frente a los ataques, estamos ganando el debate.

Se han escrito ríos de tinta sobre este asunto en las últimas semanas. Poco podemos aportar a los análisis feministas brillantes que se han escrito por personas como Irene Zugasti (CTXT y Canal Red), Miquel Ramos (Público), Patricia Simón (La Marea), Irides (El Salto), Xabier Rodríguez (El Salto), Eterno Primavera (Canal Red), Fonsi Loaiza (Canal Red) y Gemma Herrero (Jot Down), entre muchas otras. Por eso, más que escribir un artículo nuevo que repita todo lo que ya se ha dicho, queremos reflejar algunas ideas sueltas, deslavazadas, que nos han venido a la mente a lo largo de todo lo que ha ocurrido:

1.- Rubiales sabe que sus días en el puesto están contados y lo que está haciendo es preparar su defensa. Después de que se desvelara que probablemente acabaría denunciado por un delito de agresión sexual, revocó su decisión y no dimitió, porque sabía que irse parecería una suerte de reconocimiento de los hechos. Y, como estrategia de defensa, ha pasado al ataque, con comunicados cuasimafiosos, fotos sacadas de contexto que presuntamente le dan razón (spoiler: no es cierto) y anunciando que va a ir con todo a por las futbolistas. Pero tras sus fanfarronerías se encuentra la asunción de que ha perdido y que está haciendo todo lo posible por evitar una condena.

2.- Se está ganando la batalla cultural en torno al consentimiento. Rubiales declaró, en la surrealista asamblea de la Federación de Fútbol, que le preguntó expresamente a Hermoso si podía darle “un piquito”, a lo que ella respondió que sí (según su versión). Los vídeos muestran que miente, pero lo importante es que ha comprado el marco: su defensa no es que ella no le dijo que no, o que tienen una relación de confianza y sabía que podía hacerlo; su defensa es que ella verbalmente dijo que sí, lo que quiere decir que ha interiorizado que “solo el sí es sí” y que lo contrario es una agresión.

También se está ganando la batalla cultural en torno a la actitud que ha de desplegar la víctima. Pese a que la maquinaria del fango machista pretenda hacernos ver que no hubo agresión porque Jenni continuó celebrando el título con sus compañeras en el vestuario, de risas y cachondeo, la sociedad ha comprendido, por fin, que cada agredida responde y actúa cómo le dé la gana. Si la jugadora quiere celebrar primero y denunciar después, está perfectamente legitimada para hacerlo, sin que sea necesario que su agresor le joda la hazaña de ganar un Mundial.

3.- El destino penal de Rubiales es lo de menos. Y es que, “al margen del destino del agresor, este tanto histórico ha servido para constatar que el “sí es sí” es patrimonio de todas, y su ejercicio nos levanta de la silla, nos indigna y nos reconoce en su infamia, como un penalti, como una entrada al tobillo, como un agravio colectivo que no vamos a tolerar”, escribe Irene Zugasti.

4.- El comunicado de Jenni Hermoso fue tremendamente acertado y estaba repleto de palabras cargadas de simbolismo: “Jenni Hermoso [ella, persona con agencia propia] y su sindicato exigen medidas ejemplares y que la selección la representen figuras que defiendan la igualdad”. Sindicato. Exigen. Igualdad.

Una de las mayores lecciones que ha trasladado este asunto al mundo entero –y muy en particular a las personas jóvenes que admiran a estas deportistas– es que los conflictos se resuelven de manera colectiva, que la unión hace la fuerza. Con tu sindicato, con tus amigas y compañeras, puedes enfrentarte incluso a una de las organizaciones más poderosas de España.

5.- El conflicto de las jugadoras con Rubiales nos ha mostrado, una vez más, cómo el deporte puede ser una herramienta para lograr cambios sociales. Jesse Owens ganando el oro en las Olimpiadas de Hitler en Berlín; Muhammad Ali negándose a ir a la Guerra de Vietnam; Bill Russell organizando el boicot de jugadores de baloncesto en los estados donde había segregación racial; Billie Jean King visibilizando su lesbianismo; Tommie Smith y John Carlos ganando el oro olímpico y haciendo el saludo del black power; todos ellos son ejemplos de acciones que han avanzado en la conquista de derechos protagonizadas por deportistas. Y ahora la selección de fútbol ha mostrado al mundo que no tolerará más actitudes sexistas y que, además, van todas a una. “La Selección Española de Fútbol femenina ha conseguido algo mejor que una Copa del Mundo, y es que han encogido, aun sin ellas saberlo, el mundo de los Rubiales”, dice Zugasti.

El fútbol femenino ha sido también vanguardia a la hora de conseguir la igualdad salarial”, explica Xabier Rodríguez. “En 2019 la selección de fútbol femenina de Estados Unidos demandó a la federación de su país exigiendo el mismo salario que cobraban los hombres. Su capitana, Megan Rapinoe, se enfrentó al entonces presidente del país, Donald Trump, y la presión de todas las jugadoras se llevó por delante al presidente de la federación de fútbol, Carlos Cordeiro. Las jugadoras terminaron por ganar la batalla y la federación acordó un salario igualitario entre la selección masculina y femenina, igual que previsiblemente ocurrirá con las reivindicaciones que hace menos de un año provocaron la renuncia de 15 futbolistas españolas a la selección y que ahora han cobrado más fuerza que nunca”.

6.- Un ejemplo de todo lo contrario está resultando ser el fútbol masculino. Salvo notables excepciones, como Isco, Ruibal, Borja Pérez y Paredes, la mayoría de los hombres que juegan a este deporte están guardando silencio. Al igual que algunos medios del establishment, que hablan de “beso robado” o de “pico”, muestran su cobardía al no quererse enfrentar a todo lo que representa el fútbol profesional y prefieren ponerse de perfil.

El fútbol está resultando ser una ventana desde donde se puede ver cómo funciona el mundo entre bastidores”, escribe Miquel Ramos. “Con la agresión de Rubiales hemos visto una representación excelente de cómo funciona el poder. Con el caso de Vinicius vimos la hipocresía de este mismo poder, aunque enarbolara la necesaria bandera del antirracismo. Con el Mundial de Qatar supimos que miles de trabajadores migrantes murieron durante las obras, en condiciones de explotación infrahumanas. Constantemente vemos a las dictaduras del Golfo encapricharse con las estrellas del fútbol, con realizar competiciones o patrocinar equipos. Y a más de un técnico o fútbolista lavándoles la cara por unos cuantos millones de euros. La mafia que envuelve todo este espectáculo es una perfecta representación de cómo funciona el mundo, del capitalismo, del poder”.

7.- Por último, se está evidenciando el buen estado de salud del feminismo. Salimos a las calles el pasado 28 de agosto a apoyar a Jenni Hermoso y estamos asistiendo al hecho que acabará con Rubiales. Todos los escándalos anteriores – desde gastos dudosos en posibles orgías con dinero ajeno, hasta comisiones millonarias por trasladar competiciones a Arabia Saudí – no lograron poner fin a su reinado. Pero será el feminismo quien lo consiga.

Esa fuerza feminista ha podido más que toda la maquinaria para cubrir ese beso maldito, que empezó con Manolo Lama o Juanma Castaño ejerciendo de vuvuzelos profesionales contra la inquisición feminista, mientras la Federación reaccionaba con la peor comunicación posible y otros hacían cábalas y cuentas sobre si aquello era tan grave como para pitar tarjeta roja o si era preferible dejarlo pasar y no aguar la fiesta”, explica Zugasti. “Ojalá sirva para acabar con la impunidad de sus sobeteos y también de sus pelotazos y sus viajes a Arabia Saudí para negociar las comisiones de la próxima Supercopa sentados encima de los Derechos Humanos de millones de personas”.

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2 comentarios en «El feminismo va haciendo el mundo de los Rubiales cada vez más pequeño»

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