Según informa la Cruz Negra Anarquista, el magistrado del juzgado de lo Penal 15 de Barcelona ha desestimado aplicar la amnistía a Abel Mora, un joven anarquista que ingresó en la prisión el 30 de mayo pasado para cumplir una pena de 3 años y 9 meses de prisión como coautor, según los jueces, de lesiones a un hombre que llevaba una bandera y una gorra española, cuando volvía de participar en una manifestación del sindicato de la policía española Jusapol, en el metro de Barcelona, el 10 de noviembre de 2018.
El juez sostiene que «la agresión de Mora no se efectuó en el contexto que recoge el artículo 1 de la ley de amnistía, sino por su rechazo ideológico a los símbolos de la víctima».
Abel Mora, anarquista: Respeto y Libertad
Por Solidaridad Obrera (AIT). Extraído de A las Barricadas
En pleno debate mediático sobre la Ley de Amnistía –motivada por una negociación política de intereses partidistas– conocimos la detención de Abel Mora, militante anarquista barcelonés que, en su día, también lo fue de la CNT-AIT. Sobre él pendía una condena por delitos de lesiones con alevosía y agravante de odio hacia un ultraderechista que había participado en una manifestación del sindicato de policía, Jusapol.
La agresión se produjo en el metro y él no la llevó a cabo, pero finalmente el Tribunal Supremo desestimó el recurso de casación y el argumento de su defensa, atribuyéndole responsabilidad y considerándolo coautor. La condena, por tanto, ahora es firme.
El supuesto autor se dio a la fuga, siendo retenido por un vigilante del metro. Lo que Abel sí hizo fue ayudarle a zafarse del vigilante. Un mes después, utilizando varias imágenes, detuvieron a Abel. Según recoge la sentencia, Abel «vigiló el entorno para asegurar el éxito de la acción perseguida por los dos, y el aseguramiento de la fuga, sin descartar una mayor participación en la materialización del ataque si, llegado el momento, fuera necesario». Posiblemente, ese si «fuera necesario» merecería un enmarcado destacable en un hipotético Manual del Vaticinio Jurídico, pues la capacidad de visualizar hechos que no se dieron, lo merece. Probablemente, obedezca a un posicionamiento en pro de la defensa de unos valores patrios –españolistas–. La manifestación había sido convocada para respaldar la represión de la policía durante el 1-O, cuando bucólicamente se embaucó a gran parte de la población catalana en defensa de otra patria –catalanista–.
En unas declaraciones realizadas anteriormente al periódico La Directa, Abel remarcaba: «Yo no empujé al neonazi escaleras abajo, pero me condenan por coautoría porque determinan que ayudé a escapar a mi compañero y dicen que todo estaba premeditado, cuando había asegurado que no era así». Hoy, ese compañero sigue en búsqueda y captura. Abel, en vista de cómo han ocurrido las cosas, también sostiene que «una de las cosas que he sacado en claro es que es igual que seas honesto en el juzgado».
Como seguramente se recordará, durante aquellos días de fulgor independentista, nuestra Organización salió al paso manifestando que en los intereses patrióticos nunca nos sentiremos representados. Hoy nos duele que Abel tenga que sufrir privación de libertad por una agresión que no llevó a cabo, pero, además, hemos tenido que ver cómo aun a sabiendas de su ideal anarquista es utilizado por el independentismo catalán en artículos y titulares donde se remarca «Primer independentista que ingresa en la prisión, a pesar de la aprobación de la ley de amnistía» –El Nacional.cat–; «En prisión el primer independentista que podría acogerse a la amnistía» –Ara– o se reproducen comunicados con subtítulos confusos que hablan de que «Varias decenas de personas, convocadas por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y los Comités de Defensa de la República (CDR), han participado este domingo en una marcha desde la estación de Martorell hasta la cárcel de Brians para protestar por el encarcelamiento de Abel Mora, al que califican de “nuevo preso político”» –La Vanguardia–.
¿Acaso obedece a algún interés que desconocemos tergiversar su pensamiento político? Sea como sea, en presidio, Abel no va a tener el mismo trato que los líderes del procés tuvieron, ni tampoco –aunque quizás nos equivoquemos– el beneplácito de acogerse a la Ley de Amnistía por hechos vinculados a 1-O y durante sus días posteriores.
Si siempre reclamaremos la libertad de compañeros anarquistas, en el caso de Abel, condenado por un acto que no realizó, cabe exigir, además, respeto a quienes, tanto desde la prensa como de algunas redes sociales, transforman mezquinamente su ideal en favor de su particular interés patrio.
A continuación, reproducimos el comunicado lanzado, poco después de su detención, por su Grupo de Apoyo:
«Desde el jueves 30 de mayo de 2024, otro compañero anarquista se encuentra encerrado en las prisiones del Estado. Abel estaba a la espera de la respuesta del Tribunal Supremo sobre el recurso a una condena de 3 años y 9 meses de prisión por un delito de lesiones con agravante de odio. El origen de su caso se remonta a 2018, cuando después de una manifestación antifascista contra JUSAPOL, un nazi que llevaba la camiseta de Arjuna, un grupo de música RAC (Rock Against Comunism), cayó por las escaleras del metro de Urquinaona. Desde entonces se enfrentaba a una fuerte pena de prisión y a pagar una indemnización de más de 10.000 euros. Durante todo este proceso, que ha durado más de 5 años, desde el Grupo de Apoyo hemos señalado a los culpables de lo que ya es la sentencia firme. Por un lado, a la asociación de extrema derecha de Policía Nacional y Guardia Civil llamada JUSAPOL, convocantes del acto que en octubre de 2018 pretendía premiar a los cuerpos y fuerzas de seguridad por haber reprimido en el 1 de Octubre. Por otro lado, señalamos a los Mossos d’Esquadra, la Fiscalía y a la jueza, encargados de orquestar esta causa, utilizando con la máxima contundencia todas las herramientas que tienen a su alcance. Destacamos, entre las utilizadas, la persecución política contra el compañero por el hecho de ser identificado en los ficheros policiales como anarquista, motivo por el cual se justifica según el aparato judicial el delito de odio contra la agresión a un fascista. Finalmente, destacamos el papel que Prosegur (la empresa de seguridad privada del metro) ha tenido en el juicio magnificando el relato que ha llevado a la condena del compañero.
Las prisiones del territorio ocupado por el Estado español, cuenta una vez más con otro preso Anarquista, otro preso por luchar, otro preso que se añade a la larga lista de los que se encuentran cumpliendo condena por no claudicar frente al Poder. Todo eso el mismo día que se votaba en el Congreso la Ley de Amnistía: un lavado de cara para invisibilizar el verdadero carácter represivo del Estado. Pero la tristeza que sentimos no nos hará retroceder, porque sabemos mejor que nadie que la lucha no se acaba a pesar del lado del muro en el que te sitúe el sistema.
Actualmente, Abel se encuentra secuestrado en el C.P. de Brians 2 (Sant Esteve Sesrovires) y trabajamos para cubrir sus necesidades más inmediatas y cuidar de él y de su entorno. Por eso, el domingo 9 de junio a las 11 h saldremos en marcha desde la Estación de Renfe de Martorell para hacerle sentir nuestro apoyo, demostrarle que no está solo y filtrar nuestro calor a través de las rejas. Por eso, anticipamos que el 22 de junio, volveremos a salir a las calles, porque nos sobran los motivos, porque el único lenguaje que entiende el Poder es el del conflicto. Desde hoy hasta el final, en cada grito y cada chispa, en cada acto y cada acción, AMOR POR LA ANARQUÍA I ODIO A LA REPRESIÓN».
Para escribir a Abel:
Abel Mora
C.P. Brians 2. Apartado de Correos 1000.
Carretera de Martorell a Capellades, km. 23.08760 Martorell
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Dentro de un mes, nadie se acordará de él. Igual que con Rodrigo Lanza.