Donde la empresa y el Estado cavan destrucción, la Acampada en Defensa de Barroso siembra resistencia

Covas do Barroso lleva luchando 7 años contra lo que podría ser el primer proyecto de minería de litio a cielo abierto en el continente europeo. Este proyecto se encuentra en manos de una empresa financiera y especulativa británica, Savannah Resources, creada con el objetivo de lucrarse bajo el pretexto de lo que erróneamente se denomina “transición energética verde”. 

Barroso, con su forma de vida en armonía con la naturaleza, se niega a convertirse en una nueva “zona de sacrificio” en beneficio de una economía cada vez más alejada de las realidades sociales y ecológicas del planeta. Para esta comunidad, las tierras, las aguas y las montañas no son simples recursos a explotar, sino que forman parte de identidades y prácticas que, durante siglos, han permitido sustentar la vida. En Barroso, el agua y la tierra no están en venta; se aman y se defienden.

El proyecto de Savannah contempla la apertura de 4 minas a cielo abierto, varios vertederos de residuos y otras infraestructuras industriales. Estas minas proyectadas, de unos 100 metros de profundidad y 38 hectáreas de superficie, se situarían muy cerca de las vecinas: a solo 200 metros de la aldea de Romainho y a 750 metros de Covas do Barroso. El proyecto representa una grave amenaza para las aguas del río Covas y para toda la cuenca del Duero. Supone explosiones diarias en las montañas, con un impacto sonoro y un levantamiento de polvo insoportables. Además, devastaría los suelos agrícolas y grandes extensiones de áreas forestales de uso común, poniendo en peligro los medios de vida y las fuentes de ingresos de las habitantes de la zona. Todo esto, sin mencionar los efectos impredecibles sobre la ecología regional y global.

En junio de 2022, la Agencia Portuguesa de Medio Ambiente identificó los impactos negativos muy significativos e irreversibles de este proyecto minero y emitió un dictamen “desfavorable”, reconociendo su incompatibilidad con la clasificación de «Patrimonio Agrícola Mundial» y con el modo de vida local. Sin embargo, en mayo de 2023, emitió una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) “condicionada favorable”. Este cambio confirmó los temores de la comunidad de que el Estado estaba alineado con esta inversión privada en lugar de con el medio ambiente y su gente.

Cincuenta años después de la Revolución del 25 de abril, el pueblo de Barroso siente la opresión de los gobiernos que quieren imponer la explotación de la región a toda costa. Tras recibir la DIA, la empresa, con la complicidad del Estado, adoptó una postura más agresiva y una presencia más constante e intrusiva tanto en las aldeas como en la región. Desde octubre de 2023, se despliega una patrulla policial diaria en Covas do Barroso y la empresa también contrató seguridad privada las 24 horas del día y ha tomado medidas legales contra las líderes comunitarias, utilizando tácticas intimidatorias. Todo ello es un intento de deslegitimar y criminalizar la resistencia, de presionar a la población para que acepte un proyecto que no desea.

En noviembre de ese año, la empresa intentó acceder a las tierras comunales para realizar más prospecciones. Como la Comunidad de los Comunes (Comunidade dos Baldios) y muchas propietarias particulares continuaron negando el acceso a la empresa, ésta recurrió a la usurpación, esperando que la gente de Barroso no tuviera la fuerza para enfrentarse a ellas. Sin embargo, gracias a la unidad y el apoyo constante de personas de todo el país y del mundo, la comunidad no se rindió y resistió. Durante 7 meses, cada día, la empresa fue bloqueada en el acceso a las tierras comunales, demostrando una fuerza colectiva, unidad y perseverancia inusitadas.

En los últimos años, las activistas de esta lucha han pasado por muchas etapas: desde acciones legales en todas las fases de los procesos administrativos, presentación de peticiones, manifestaciones en las calles, organización de encuentros, formación de caravanas, residencias artísticas y acampadas. Gracias a estas iniciativas, se ganaron muchas batallas: se detuvieron las labores de prospección, se impidió que la empresa avanzara en el terreno y se sensibilizó y tejieron redes de solidaridad.

Barroso no es solo una cadena montañosa aislada, ni su problema es algo que afecte únicamente a su gente. Aquí se tomaron decisiones que representan transformaciones ecológicas, sociales y económicas, no solo para esta región, sino para el tipo de futuro que se quiere construir en el continente. Podrían haber repetido los errores del pasado, insistiendo en una búsqueda incesante de beneficios y un “progreso” a costa del bienestar de la mayoría. O podrían haber llegado a un punto de inflexión, donde los bosques, los animales y los ríos fueran valorados y protegidos.

La lucha de las activistas demuestra que los proyectos destructivos como éste son decisiones políticas, dictadas por lógicas económicas y dependencias energéticas. Mantener “funcional” la economía actual implica un crecimiento infinito, la creación constante de nuevos mercados y la extracción incesante de materias primas. Esta visión lleva a la contradicción de destruir la naturaleza para “salvarla”, reduciendo los problemas ecológicos a una simple contabilidad de emisiones de gases de efecto invernadero.

Solo en Portugal, las perspectivas de nuevos proyectos extractivos son abrumadoras. Proteger Barroso y no permitir el primero de estos proyectos significa también defender todos los demás territorios amenazados. Por eso, las vecinas y activistas portuguesas se posicionaron junto a las compañeras de Gornje Nedeljice en Serbia, Suído-Seixo en Galicia, Cañaveral en Extremadura, Allier en Francia, la gente de los Salares en la región andina y todos los demás movimientos, comunidades y territorios que luchan por una vida no dictada por intereses ajenos al bienestar común.

La Acampada en Defensa de Barroso (Acampamento en Defesa do Barroso), que tuvo lugar del 15 al 19 de agosto de 2024, supuso un punto de encuentro de centenares de personas, un espacio para compartir y luchar juntas, codo con codo. Al igual que las arañas, tejieron redes. Como lobos, aullaron. Como topos, conspiraron. Como pájaros, volaron en bandadas. Como caracoles, se movieron lentamente. Como seres humanos, entendieron la necesidad de mantener ecosistemas que garanticen la vida, y lucharon por ello con valentía, amor y alegría.

Artículo traducido y adaptado del manifiesto del Campamento em Defensa do Barroso

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