Y llegó la Tormenta

Autores: Álex Rozados y Sergio Izquierdo Betete. Editorial Reino de Cordelia. Septiembre 2024. 216 páginas

Esta novela gráfica gira en torno a los acontecimientos históricos que tuvieron lugar en San Petersburgo el 1 de marzo de 1881. Ese día, la buena estrella del zar Alejandro II, que había sobrevivido ya a varios intentos de asesinato, se apagó. Dos bombas arrojadas por el grupo subversivo y revolucionario Naródnaya Volya (“Voluntad del Pueblo”, en ruso) junto al Canal de Catalina terminaron con su vida.

El guion de esta historia corre a cargo del profesor de Geografía e Historia burgalés Sergio Izquierdo y las ilustraciones las ha realizado el dibujante y diseñador gráfico gallego Álex Rozados.

Son varios los protagonistas de esta obra. Uno de ellos es el escritor Fiódor Dostoyevski, perturbado por sus demonios, que desatan una tormenta que pretendía arrasarlo todo.

Otro es el anarquista y nihilista Serguei Necháyev, personaje complejo, explosivo e inclasificable. Mantuvo una tormentosa relación con el viejo anarquista Mikhail Bakunin, cuando ambos coincidieron en el exilio en Suiza. Participó en la Primera Internacional y tanto Bakunin como Marx y Engels acabarían repudiándole por su fascinación con la violencia, por el asesinato que perpetró de un compañero de su propio colectivo –y que luego se descubriera que intentó implicar a otros miembros para salvar su pellejo– y su ideología un tanto errática. Su texto más conocido, Catecismo del Revolucionario, fue en su momento muy influyente para algunos movimientos revolucionarios, en particular los Panteras Negras de EEUU –que lo reimprimieron un siglo después de su publicación original– y las Brigadas Rojas italianas. Actualmente, la editorial La Felguera cuenta con una interesante edición del mismo, que incluye textos de Bakunin y Dostoyevski.

Y Llegó la Tormenta es también la historia de Sofya Peróvskaya, quien dirigió el atentado después de que su marido, Andrei Zhéliabov, fuera detenido dos días antes de su perpetración. Fue capturada después de que uno de los autores materiales del magnicidio, Nikolai Rísakov, fuera detenido y decidiera cooperar con las autoridades para salvar su vida. Peróvskaya se convirtió en la primera mujer condenada a muerte en el Imperio ruso como terrorista y criminal de Estado. También fueron ejecutados otros miembros de la organización clandestina, como su marido Zhéliabov, sus compañeros Míjailov y Kibálchich e, incluso, el delator de todos ellos, Rísakov. Todos llevaban uniformes negros y en el pecho un cartel que leía “Regicida” y, según un corresponsal del London Times, su muerte fue presenciada por 100.000 personas.

El anciano teórico anarquista Piotr Kropotkin definió a Peróvskaya como una “rigorista, pero no una predicadora”, así como “una revolucionaria, una luchadora de acero verdadero”. Cuenta que una vez le dijo “hemos comenzado algo grande. Tal vez dos generaciones sucumban en la tarea, pero es algo que debe hacerse”.

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