La joven poeta y maestra que apuntaba maneras de revolucionaria
Louise Michel nace en 1830 en un pueblecito de la región francesa de Champagne-Ardenne. Su infancia estuvo marcada por una dualidad de clase, ya que era hija de una sirvienta y del hijo de un terrateniente francés de formación liberal. Su familia paterna siempre sufragó los gastos de su educación y tuvo tempranas inquietudes desde joven por la poesía y la literatura; escribiendo numerosos poemas a lo largo de su vida.
Decidió iniciar estudios para ser maestra, y se involucró en una profunda formación política, con convicciones de crítica a las injusticias sociales y proclive de la agitación popular. Louise Michel conoció los ambientes políticos franceses y le condujeron a posturas revolucionarias. Ella creía en la educación como herramienta para la emancipación de las clases oprimidas.
Tras la muerte de su abuelo paterno en 1850 recibió una parte de su herencia y en esa década abrió sucesivamente algunas escuelas en diversas poblaciones de su región natal, promoviendo la educación de los hijos e hijas de las familias más desfavorecidas. Defendía unos valores de educación en libertad, sin autoritarismos y promoviendo una educación creativa y la responsabilidad personal y colectiva. Su pedagogía innovadora y contraria a cualquier clase de castigo le hizo enfrentarse a las autoridades educativas de su tiempo.
En 1856, se traslada definitivamente a París para ejercer de maestra en algunos centros educativos parisinos, dedicándose a la enseñanza sin interrupción durante quince años, primeramente como empleada de una maestra longeva, la profesora Vollier y más tarde, abriendo sus propias escuelas en el distrito de Montmartre.
Su contacto con los ambientes literarios y políticos le llevaron a publicar algunos textos bajo el pseudónimo de ‘Enjolras’, uno de los personajes de la obra Los Miserables de Víctor Hugo; y se afilió a la «Unión de Poetas» en 1862. También continuó formándose en los círculos de pedagogía republicana en la capital parisina y conoció a algunos socialistas franceses. Louise Michel, además, impartía las materias de dibujo, literatura o geografía en una escuela profesional por algunas colaboradoras del semanario Le Droit des Femmes.
La profesora que defendió la Comuna parisina en primera línea de barricada
El año 1871 estremeció al mundo burgués dándose el primer gobierno obrero revolucionario nada menos que en el corazón de Francia, y un hito crucial para la vida de Louise Michel. Participó directamente de este levantamiento popular que puso en jaque a la autoridad francesa, tanto de organizadora social como defensora activa de las barricadas. Su compromiso con el movimiento comunalista parisino le llevó a defender derechos sociales de la clase trabajadora y de las mujeres, alegando que una transformación radical del mundo también tendría que incluir un cambio del papel de las mujeres en la sociedad. La valentía y determinación que tuvo con la justicia social hicieron que se la apodara como «la virgen roja», sin embargo la Comuna fue aplastada brutalmente por el gobierno francés en mayo de 1871.
Ya desde antes de ese año Louise Michel era una mujer activa en la defensa de posturas revolucionarias, y sobre todo, seguidora del republicano socialista Louis Auguste Blanqui. Finalizando el año 1870 había participado en las manifestaciones populares contra la guerra imperialista franco-prusiana, y había disparado vestida de guarda nacional. En los acontecimientos del 18 de marzo de 1871 que marcaron ese inicio de la Comuna de París, Louise Michel ya era presidenta del Comité de Vigilancia del distrito XVIII, y como tal encabezó una manifestación de mujeres que se dirigió a la colina de Montmartre. El gobierno de Versalles había enviado tropas para apoderarse de los cañones de la Guardia Nacional emplazados en ese punto de la ciudad parisina, por lo que numerosas mujeres, entre ellas Louise Michel, se lanzaron contra las tropas versallesas para evitar que se llevasen esos cañones que servirían para la defensa del pueblo de París.
Louise Michel tuvo una destacada labor social y política en los escasos dos meses que duró la Comuna de París, tiempo en el que se aceleraron las conciencias y la acción revolucionaria tomó tal sentido que en un espacio temporal tan limitado se llevaron adelante medidas de un calado político profundamente inalcanzables salvo en situaciones de experiencia plenamente revolucionaria. Louise Michel consiguió que se abriesen comedores para niños y niñas del barrio, así como la organización de un servicio de guarderías infantiles en toda la capital parisina. Apoyó la idea de que surgieran escuelas profesionales y orfanatos laicos, todo ello pensando en formar humana y laboralmente a quienes estarían destinados a defender los logros revolucionarios.
En mayo de 1871 se desarrollan los acontecimientos de la «Semana sangrienta» cuando las tropas leales del gobierno francés asaltaron París. Louise Michel combatió fusil en mano en las barricadas en distintos municipios del área metropolitana parisina para frenar el avance del ejército francés. También actuó como enfermera atendiendo heridos, y reclutó mujeres que participaran en el transporte de vehículos sanitarios. Lideró junto a otras mujeres la defensa del distrito de Montmartre, resultando muchas de sus compañeras muertas y, aunque ella consiguió escapar inicialmente, se entregó a las tropas versallesas pocos días después.
Más de mil mujeres comuneras serían detenidas, y en total quince mil comuneros fueron juzgados por consejos de guerra militares, llegando el juicio a Louise Michel en diciembre de 1871. Acusada de intento de derrocar al gobierno e incitar a ciudadanos a tomar las armas, fue tomada por una peligrosa histérica, y sentenciada finalmente a diez años de destierro en Nueva Caledonia.
Nueva Caledonia: Deportación y profundización de sus ideas anarquistas
La Comuna había representado la primera revolución de las mujeres como sujeto protagonista, y una acción social determinante habiéndose creado uniones de mujeres para la defensa y el cuidado de los heridos, participando de los comités, y las decisiones políticas; y en la lucha frente al ejército posicionándose en las barricadas. Serán acusadas de doble traición, a su país y a su sexo; las mujeres comuneras serán puestas de depravadas, violentas y libertinas, que no cumplen con su función social de buena ciudadana.
Louise Michel salvó la vida pero en agosto de 1873 un barco la trasladó a una prisión en Nueva Caledonia, en el Pacífico Sur, donde rápidamente trabó relaciones con los grupos que luchaban por la independencia política en la colonia francesa. Hizo buena amistad con otros deportados como la internacionalista Nathalie Lemel, y con quien intercambió relevantes ideas que la acercaron más aún hacia el anarquismo.
Durante su deportación, Louise Michel, mantuvo vivo su espíritu revolucionario, continuó escribiendo y reflexionando sobre sus experiencias, así como sobre el futuro del movimiento anarquista y feminista. Estudió con mayor profundidad obras de filosofía, política e historia y su compromiso la llevó a mantener correspondencia con anarquistas y revolucionarios de su tiempo. Fundó el periódico denominado «Petites Affiches de la Nouvellle-Calédonie», y se interesó en conocer a los canacos, un pueblo melanesio, de quienes aprendió su lengua y desarrolló comúnmente una labor educativa y de cooperación apoyándoles en la revuelta en 1878 contra la autoridad francesa. Sin embargo, un año más tarde se la permitió instalarse a vivir en la ciudad de Noumea donde retomó su actividad como maestra de los hijos de los deportados franceses.
Amnistía y regreso a Francia: la oradora de la clase obrera francesa y del anarquismo europeo
En 1880 fue liberada en una amnistía parcial a los comuneros, y Louise Michel regresa a Francia con convicción y energía para continuar su lucha por la clase trabajadora. En sus conferencias por Francia hablaba de la educación libre, derechos laborales y la emancipación de las mujeres. Ya no solamente mencionaba una igualdad jurídica entre hombres y mujeres, sino que en sus discursos había propuestas de transformación profunda de las estructuras sociales y de género que perpetuaban la opresión. Para Louise Michel la emancipación de las mujeres debía estar directamente relacionada con la emancipación de la humanidad que planteaba el anarquismo. Para ella la liberación de las mujeres no podría lograrse sin una revolución social más amplia que desmantelase todas las formas de autoridad opresiva. Y esto solo podría lograrse a través de la participación activa y protagonista de las mujeres en la lucha revolucionaria.
Louise Michel continuó su labor como escritora y publicó por entregas su obra La Miseria, que tuvo bastante éxito en círculos de lectura franceses. En una conferencia en París en 1882, desmarcándose de las posturas del socialismo autoritario, Louise Michel enarboló la bandera negra, símbolo posteriormente del anarquismo. Participó de manifestaciones en esa década pasando por la prisión en varias ocasiones, y siendo estrechamente vigilada siempre por la policía francesa. En la cárcel defendió a compañeras prostitutas que estaban en prisión, y denunciaba su condición de explotadas más allá de moralismos sociales. Se pronunció en varios mítines contra la pena de muerte, y denunció la crueldad y explotación a los animales.
En 1886, y en plena libertad vigilada tras una conferencia pública en Le Havre sufrió un atentado por los disparos de un monárquico. Tras recuperarse en la siguiente década continuó ofreciendo conferencias e incluso la quisieron encerrar en un psiquiátrico, pero escapó cinco años a Londres donde gestionó una escuela libertaria. Cuando regresó a Francia en 1895 fundó el periódico Le Libertaire junto a Sébastien Faure.
En la última década de vida siguió otorgando conferencias como figura del anarquismo francés; y siendo vigilada constantemente por la policía e incluso detenida por participar en acciones reivindicativas pese a lo avanzado de su edad. A principios del siglo XX comenzó a tener neumonías frecuentemente y agotamiento, muriendo el 9 de enero de 1905 en un hotel de Marseille. Aunque inicialmente fue inhumada en esa ciudad, fue trasladada pocos días después a París donde sería enterrada en el cementerio de Levallois-Perret. La prefectura de policía parisina se desplegó hostigando a los miles de congregados en un mitin.
Louise Michel no solo fue una teórica de la organización revolucionaria; también fue una militante activa que participó en huelgas y manifestaciones, organizó grupos de apoyo para mujeres trabajadoras y promovió iniciativas educativas que buscaban empoderar a la clase trabajadora.