No estamos ante un problema pedagógico (educación social, psicología, pedagogía…), estamos ante un problema de violación de derechos fundamentales; derecho a unas condiciones de vida dignas.
Los niños se quedan en la calle no ya porque la Institución no pueda cumplir estos derechos humanos por un desbordamiento puntual, por una mala gestión imprevista, por una desgracia ocasional, sino porque hay una planificación premeditada de la Institución, de un “Sistema de Desprotección Organizado”. Es decir, la Institución no es que no pueda hacer cumplir los DDHH, es que es ella quien los está violando. Ante esto, solo nos queda la respuesta vecinal, de la ciudadanía, del tejido social, de organizaciones sociales (poco o nada institucionalizadas), del activismo de los colectivos.
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