Hace ya cinco años, desde este medio hablamos de la ZAD, Zona a Defender. Se trata de una zona boscosa, situada en el municipio de Notre-Dame-des-Landes (a unos 20 km al norte de Nantes), en la que desde hace más de 40 años se planea la construcción de un aeropuerto internacional. Desde que llegaron las primeras noticias a la zona, las campesinas afectadas se organizaron para rechazar este aeropuerto como proyecto de desarrollo, pero también porque se les imponía sin ser consultados y porque amenazaba su fuente de trabajo, la tierra.
A pesar de que ya en 1974 se publicó un decreto transformando campos y casas en Zona de Ordenación Diferida (ZAD en francés), las sindicalistas persiguieron tres objetivos: (1) colocar el derecho a la explotación antes que el derecho a la propiedad, (2) instalar a jóvenes campesinos en la zona y (3) la gestión colectiva de las tierras. A este movimiento se le denominó ZAD, haciendo uso de las mismas siglas de la Zona de Ordenación Diferida, pero con otro significado: Zona A Defender.
Hoy hemos leído en el portal de noticias A las Barricadas un artículo titulado «El gobierno francés abandona el proyecto de construcción del aeropuerto en Notre-Dame-des-Landes. La ZAD vence», en el que se explica que «el gobierno acaba de anunciar por fin el abandono del proyecto de aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes«.
Como explica un artículo de El Salto, «la noticia ha sido acogida con euforia sin matices por parte de la variada comunidad de resistencia que, con las décadas, ha ido construyéndose en oposición al proyecto: viejos y nuevos vecinos agricultores, activistas de paso y grupos solidarios con la denominada Zona a Defender (ZAD).
Del otro lado, las críticas han arreciado contra el Gobierno de Macron, exactamente por los mismos motivos. En un editorial titulado “Lamentable precedente”, el derechista Le Figaro alerta explícitamente del mal ejemplo que supone: se trata de una capitulación no sólo de Macron, que en la campaña electoral había defendido el proyecto, sino del propio Estado, dado que el conflicto se desarrolla desde hace cinco décadas.
Uno de los éxitos del ZAD es que ha conseguido replicarse en otros conflictos derivados de la construcción de infraestructuras, como es el caso de la presa del Tarn, cerca de Toulouse, una lucha con su propia ZAD y en la que ya ha habido que lamentar una muerte producida tras una carga policial.
Marine Le Pen, la líder del Frente Nacional, y el actual dirigente de los republicanos, Laurent Wauquiez, han cargado contra Macron por los mismos motivos y han recordado que en junio de 2016 un 55% de los vecinos de la zona apoyaron la construcción del aeropuerto en un referendum local. El Gobierno no ha eludido esta cuestión, y en una muestra de flexibilidad que también le ha valido elogios el primer ministro, Édouard Philippe, se ha referido a la división que generaba el proyecto como motivo de la marcha atrás.
La victoria no supone que lo que le espera a la comunidad del ZAD sea un camino de rosas. El aeropuerto puede no construirse, pero todavía está en juego el derecho de establecimiento de quienes han ido haciendo su hogar y lugar de trabajo de estas hectáreas expropiadas. Philippe ha dado hasta la primavera para que los activistas abandonen los terrenos.
La ZAD por eso establece como prioridad de que campesinos/as y y habitantes expropiadas puedan recuperar sus terrrenos, y el rechazo de toda expulsión de aquellas y aquellos que han venido a vivir estos últimos años en la zona para defenderla y que desean continuar viviendo en ella y cuidarla«.
Para explicar lo ocurrido, cedemos la palabra a las protagonistas de esta historia, reproduciendo a continuación un comunicado extraído de la web de la ZAD sobre la victoria de su movimiento:
Comunicado conjunto del movimiento anti-aeropuerto tras la decisión del gobierno.
Este mediodía, el gobierno acaba de anunciar por fin el abandono del proyecto de aeropuerto de Notre-Dame-des-Landes.
Cabe señalar que la DUP (Declaración de Utilidad Pública) será oficialmente no prorrogada. Por tanto, el proyecto será anulado e inefectivo definitivamente a partir del 8 de febrero.
Se trata realmente de una victoria histórica frente al proyecto de ordenación territorial destructor. Ésta ha sido posible gracias a un prolongado movimiento tan determinado como diverso.
Queremos antes que nada saludar hoy calurosamente a todas aquellas y aquellos que se han movilizado contra el proyecto de aeropuerto a lo largo de estos últimos 50 años.
En lo que respecta al futuro de la zad, el conjunto del movimiento reafirma desde hoy:
La necesidad para los/as campesinos/as y los/as habitantes expropiadas de poder recuperar cuanto antes plenamente sus derechos.
El rechazo de toda expulsión de aquellas y aquellos que han venido a vivir estos últimos años en la zona para defenderla y que desean continuar viviendo en ella y cuidarla.
Una voluntad de que el movimiento en toda su diversidad –campesinos/as, naturalistas, vecinos/as, asociaciones, antiguos y nuevos habitantes– se haga cargo de las tierras a largo plazo.
Para llevarlo a cabo, necesitaremos un periodo de congelación de la redistribución institucional de las tierras. En el futuro, este territorio debe poder seguir siendo un espacio de experimentación social, medioambiental y agrícola.
En lo que respecta a la cuestión de la reapertura de la carretera D281, cerrada por los poderes públicos en 2013, el movimiento se compromete a responder por ella misma. La presencia o la intervención policial solo conseguirían agravar la situación.
Deseamos, por otro lado, en este día memorable, expresar un fuerte mensaje de solidaridad a otras luchas contra grandes proyectos destructores y por la defensa de territorios amenazados.
Llamamos a converger masivamente el 10 de febrero en la zona para celebrar el abandono del aeropuerto y para proseguir la construcción del futuro de la zad.
Acipa, Coordinación de los opositores, COPAIN 44, Naturalistas en lucha, los habitantes de la zad.