
El 27 de septiembre de 2024, en el contexto de la huelga general en solidaridad con el pueblo palestino, un grupo de personas entró en un supermercado Carrefour, portando una pancarta y repartiendo panfletos, para realizar un piquete informativo. “La acción tenía como objetivo concienciar a las personas que se encontraban en el supermercado, de que consumiendo sus productos colaboraban indirectamente con la matanza indiscriminada de niñ@s, mujeres y hombres palestin@s, y por tanto es necesario boicotear a Carrefour hasta que rompa relaciones con el estado sionista”, explica el sindicato CNT-AIT en un comunicado.
Cinco de las huelguistas acabaron siendo detenidas, pasando la noche en la comisaría de Moratalaz y siendo conducidas al día siguiente a los Juzgados de Plaza de Castilla. Si bien fueron detenidas por desórdenes y coacciones, finalmente fueron enjuiciadas por un supuesto delito leve. Y, hace unas semanas, se reveló que las compañeras habían sido absueltas.
La detención y enjuiciamiento de estas personas no es más que un caso más de sobreactuación represiva, dirigida a desincentivar la lucha social. No es un hecho aislado. Y, sin ánimo de banalizar el mal trago que pasaron (detención, acusación y juicio), podemos concluir que no se trata de un caso especialmente sangrante, a la vista del resultado positivo que ha tenido.
La lucha por la liberación de Palestina continúa
Más interesante que hablar del caso de las detenidas del 27-S, nos parece que es un buen momento para recordar por qué se movilizaron ese día. Y es que, pese a que en el momento en el que escribimos estas palabras sigue vigente el alto el fuego en Gaza, la ocupación israelí y el régimen de apartheid siguen vigentes e, incluso, las matanzas no han cesado. Y es que desde que entró en vigor el alto el fuego en Gaza, el Euro-Med Human Rights Monitor ha documentado al menos 110 asesinatos y 901 heridos palestinos en la Franja. Según el seguimiento del acuerdo establecido por Qatar, Israel ha permitido sólo 15 camiones de combustible de los 500 que establecía el acuerdo y muy pocas excavadoras. De los 600 camiones de ayuda humanitaria que deben cruzar cada día a Gaza, solo está entrando el 70% —8.500 de 12.000, en cifras totales. En el caso de las 200.000 tiendas de campaña necesarias, solo se han entregado un 10% como consecuencia del bloqueo por parte de Israel. El compromiso es que cada día 50 enfermos graves fueran evacuados para su tratamiento, pero solo se ha dado permiso a menos un 10% de esa cantidad total de mil personas.
El 9 de febrero, el medio israelí Haaretz publicaba un artículo en el que diversas fuentes criticaban a Netanyahu por estar llevando a cabo un paripé para hacer tropezar el alto el fuego. Y Bezalel Smotrich, el ministro de Finanzas, ya ha dejado caer que terminará con la coalición si se mantiene el alto el fuego y no se reanuda el genocidio.
Por otro lado, según informa la UNRWA, 40.000 palestinos de los campos de refugiados de Yenin, Tulkarem y Tubas han sido desplazados como consecuencia de la actual ofensiva militar desarrollada por Israel en Cisjordania, denominada “Operación Muro de Hierro”, que toma su nombre de un panfleto escrito por el sionista filofascista Ze’ev Jabotinsky.
Estas acciones, unidas al plan anunciado por Trump de convertir Gaza en la riviera de Oriente Medio y reemplazar a los palestinos por, en sus palabras, “personas del mundo” (eufemismo para referirse a los ricos que puedan permitirse comprar allí una vivienda), evidencian que Israel quiere poner fin al alto el fuego y tener pretexto para retomar los bombardeos y anexionarse lo que queda de Palestina.

“El Estado de Israel es la máxima expresión de esta degeneración socio-política del sistema mundo, una sociedad rica y culta, con sistemas de protección social notables, que a su vez promueve la segregación, el supremacismo, el colonialismo y las violencias sobre el pueblo palestino bajo el peso de la militarización social, en una atmósfera de vigilancia y patriotismo que atenaza cualquier disidencia o crítica interna”, explica un comunicado de la CNT-AIT de Madrid, de hace unos meses, convocando una semana de lucha contra la guerra capitalista en Palestina (la cual se materializó en concentraciones frente a Carrefour y Starbucks).
“La clase dominante israelí sigue sirviendo de bastión del capitalismo occidental en la zona, según el plan de las potencias capitalistas occidentales que dio origen a la creación del estado de Israel; sus ilegalidades, crímenes y abusos son consentidos por los principales Estados por esta razón, además de seguir manteniendo el constante lucro por la venta de armamento. Esta es la gran falsedad de la llamada “comunidad internacional”.
Bajo este régimen colonial, no solo hay violencia militar, también la hay patronal, queremos recordar la explotación de la clase trabajadora palestina por parte del capitalismo israelí, más de 120.000 palestinxs, fundamentalmente de Cisjordania, trabajan en Israel oficialmente, aunque son más de forma ilegal, realizando los trabajos más penosos y arduos, bajo condiciones de segregación ya que los derechos laborales israelíes no son de obligado cumplimiento en su caso (salario mínimo, derecho a paro, jubilación, baja por enfermedad, seguridad y salud, etc.) además existen un sistema de intermediarios oficial para las contrataciones que extorsionan económicamente a los trabajadores/as a cambio de un contrato. Israel impone un régimen de terror criminal en todo el territorio y, sin embargo, es un estado democrático de derecho homologado… Este hecho claro demuestra nuevamente que los estados democráticos capitalistas no persiguen la justicia y la libertad como fin, más bien un orden jerárquico y autoritario según el interés de las clases privilegiadas y sus burócratas estatales. Los estados no son la solución, son el problema”.
¿Por qué Carrefour?
Llegados a este punto, algunas lectoras se podrán preguntar por qué las huelguistas del 27-S llevaron a cabo su acción en el interior de un Carrefour. La clave nos la da la campaña BDS (Boicot, Sanciones y Desinversiones), que explica que “Israel solo puede mantener su régimen de colonialismo y apartheid sobre el pueblo palestino a través del apoyo de gobiernos, empresas e instituciones que deben rendir cuentas por su papel en el afianzamiento de un régimen criminal de injusticia y opresión que existe hace décadas. Por tanto, poner fin a toda complicidad de este tipo con el régimen genocida de Israel es más urgente que nunca”.
Concretamente, en lo que al caso de Carrefour – minorista francés con más de 3.400 tiendas en todo el mundo – se refiere, hay que tener en cuenta que este grupo anunció en 2022 una asociación de franquicia con Electra Consumer Products (ECP) y su filial minorista Yenot Bitan, ambas activas en el proyecto de asentamientos ilegales israelíes1. “La Corte Internacional de Justicia (CIJ) dictaminó en julio de 2024 que toda la ocupación militar y la propia presencia de Israel en la Franja de Gaza y Cisjordania –incluido Jerusalén Este–, así como su proyecto de asentamientos en el territorio palestino ocupado, es ilegal y cualquier apoyo o reconocimiento a la misma está prohibido.
ECP es una empresa israelí que cotiza en la bolsa y es propiedad mayoritaria del holding Elco Ltd. ECP había adquirido una participación mayoritaria en el minorista Yenot Bitan en 2021. Yenot Bitan tiene decenas de tiendas en el Israel del apartheid y ocho tiendas en asentamientos ilegales de Cisjordania, incluyendo Ariel y Ma’ale Adumim. Las tiendas Yenot Bitan ya tenían acceso a productos de la marca Carrefour en 2022 y más tarde obtuvieron permiso para fabricar algunos productos de Carrefour en Israel y comercializarlos con la marca Carrefour.
A pesar de asegurar a sus accionistas que no había abierto tiendas en el territorio palestino ocupado (TPO), las pruebas demuestran que Carrefour tiene al menos una sucursal abierta en Modi’in-Maccabim-Re’ut, un asentamiento israelí clasificado por las Naciones Unidas y la Unión Europea como parcialmente situado en territorio palestino ocupado.
El Comité Nacional Palestino de BDS (BNC) ha pedido a las personas que apoyan los derechos del pueblo indígena palestino en todo el mundo que boicoteen al Grupo Carrefour hasta que: 1) ponga fin a su acuerdo de franquicia con Electra Consumer Products de Israel y su filial Yenot Bitant y 2) detenga todas las ventas de productos procedentes de los asentamientos ilegales israelíes en los miles de supermercados y tiendas que opera en todo el mundo.
Durante la guerra genocida de Israel contra 2,3 millones de personas palestinas en Gaza, que comenzó en octubre de 2023, la filial del Grupo Carrefour –Carrefour-Israel– ha apoyado a los soldados israelíes que participan en el genocidio en curso al regalarles paquetes personales.
Carrefour ha intentado desligarse de toda responsabilidad. Sin embargo, la empresa es cómplice de los crímenes de Israel en la medida en que su actividad empresarial ayuda directa o indirectamente al apartheid, al genocidio y a las violaciones de los derechos humanos. El hecho de que sigan haciendo negocios como de costumbre con un Estado pese al riesgo conocido de genocidio, conforme a las conclusiones de la CIJ de enero de 2024, y a la ocupación ilegal y el apartheid, conforme a la sentencia de la CIJ de julio de 2024, convierte al Grupo Carrefour en cómplice de esos crímenes”.
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1 Los asentamientos israelíes son acaparamientos ilegales de tierras y constituyen una parte integral de la infraestructura de ocupación ilegal de Israel. Estos acaparamientos expulsan a las familias palestinas indígenas de sus tierras, despojan a las personas palestinas de sus recursos naturales y les niegan su derecho a la autodeterminación, como afirmó la CIJ en julio de 2024.