El pasado 19 de abril, tras 182 días, Alfredo Cospito abandonó la huelga de hambre que había iniciado el 20 de octubre de 2022. Este ayuno lo había iniciado, por un lado, para exigir la abolición del severo régimen de aislamiento penitenciario al que está sometido y, por otro, para mostrar su oposición a la durísima condena que se le había impuesto. Finalmente, decidió poner fin al mismo un día después de que el Tribunal Constitucional abriese la vía para revisar su condena.
El Tribunal Constitucional abre la puerta a revisar su condena
El Constitucional italiano dio la razón al activista anarquista, al declarar inconstitucional una parte del artículo 69 del Código Penal – introducida por el gobierno de Berlusconi hace unos años – que prohíbe a los jueces tener en cuenta atenuantes – pero sí agravantes – cuando el delito pueda suponer una cadena perpetua (ergastolo ostativo en italiano).
Alfredo, de 55 años, anarquista con décadas de militancia a sus espaldas, está en prisión tras disparar en la pierna a Roberto Adinolfi (un directivo de una empresa nuclear) y por un ataque con explosivos en unas dependencias de los Carabineros en Turín que no causó heridos[1]. Por estos hechos fue condenado a una pena de 9 años y 5 meses de prisión y otra de 20, con posibilidad de ser revisada y subir a cadena perpetua. Sin embargo, el fallo del Constitucional parece que dificultará esa revisión al alza.
“Alfredo ha querido dar desde el principio un valor colectivo a su iniciativa, pidiendo la abolición del 41 bis y del ergastolo ostativo para todos”, explica explica un comunicado de Anarquistas de Foligno, de 3 de mayo de 2023[2]. “La sentencia del Tribunal Constitucional del pasado 18 de abril establece que para todos los delitos cuya pena fija es el ergastolo, desde ahora siempre se podrán aplicar atenuantes, evitando al imputado la condena a la cárcel de por vida. No es la abolición del ergastolo, pero al menos queda abolida la obligación de aplicar el ergastolo previsto hasta ahora para ciertos delitos. Por tanto, al día siguiente el compañero decidió interrumpir la huelga de hambre.
Estos meses, Alfredo ha resistido con coherencia y obstinación a los intentos de asesinarlo o de hacerlo desistir. […] Alfredo ha dado mucho. Demostrando lo potente que puede ser el ideal de libertad que lo impulsa en la lucha, su vida todavía corre peligro y quizás tenga que soportar daños permanentes en los largos años de prisión que aún le esperan”.
El régimen 41 bis: muerte en vida
Alfredo se encuentra internado desde mayo de 2022 en un férreo régimen de aislamiento penitenciario, conocido como 41 bis, generalmente reservado a mafiosos. Concretamente, Alfredo se encuentra recluido una celda por debajo del nivel del mar, de 1,52×2,52, casi sin luz. Solo ve un trozo del cielo a través de los barrotes. Se encuentra aislado del resto de presos, puede recibir muy pocas visitas, todas a través de un cristal. No se le permiten guardar fotografías, ni recuerdos, no puede estudiar, formarse, leer lo que desea, ni escribirse con el exterior.
Antes de la decisión del Constitucional, el 24 de febrero, el Tribunal de Casación italiano (el Supremo, para entendernos) había denegado su salida del aislamiento. Sus palabras al conocer la resolución eran claras: “Pronto moriré, espero que después de mí alguien continúe la lucha. […] Un régimen donde no puedo tener ningún contacto humano, donde no puedo ni ver ni tomar un puñado de hierba o abrazar a una persona querida. Un régimen donde las fotos de tus progenitores son secuestradas. Enterrado vivo en una tumba en un lugar de muerte. Llevaré adelante mi lucha hasta las consecuencias extremas”[3].
Una campaña internacional en solidaridad con Alfredo
La huelga de hambre de Alfredo fue la chispa que estalló una la campaña de solidaridad internacional anarquista más grande de los últimos años. En este tiempo hemos asistido a manifestaciones por Vallekas y varias ciudades de todo el mundo, concentraciones frente a embajadas y consulados italianos, pintadas, pancartas, fuentes teñidas, sabotajes, incendios, etc.
“En estos 6 meses, el anarquismo internacional ha sabido expresar energía y radicalidad alrededor de este asunto. El movimiento de solidaridad, con el abanico de prácticas puestas en práctica, tanto en las manifestaciones colectivas como en las acciones individuales, ha sido un problema de orden público que ha impuesto las razones de esta lucha en el centro del debate. En particular, por lo que respecta al 41 bis, nunca antes se había dedicado tanta atención a este infame régimen de aniquilación. Nunca había sido tan cuestionado el carácter sagrado de la antimafia, cuya crítica siempre ha sido un tabú en Italia, más aún en los ambientes de izquierda. Una herida abierta que, estamos seguros, seguirá sangrando también a largo plazo. Esto ha ocurrido no gracias a una acrobacia política o comunicativa, sino a la ola de las iniciativas radicales que se han ido emprendiendo poco a poco”, explican las Anarquistas de Foligno.
“[…] A pesar de todo esto, vivimos como una derrota el hecho de que Alfredo se quede en 41 bis. Nos da rabia pensar en nuestro compañero todavía en este régimen de aniquilación, quizás con problemas de salud permanentes causados por la larga huelga de hambre. Si por un lado esto nos empuja a continuar la lucha, a hacer que el Estado siga pagando por las contradicciones de esta decisión, por otro lado también representa peligros.
El principal peligro es quedar atrapados en una lucha interminable en el terreno específico de la cárcel. Siempre hemos sido y seguimos siendo escépticos hacia cualquier forma de especialización anticarcelaria. Porque la cárcel no puede ser el centro de una lucha. Porque en el centro están las razones por las cuales se termina en la cárcel. Esas razones que han llevado a Alfredo a prisión y por las que arriesga la cadena perpetua son más relevantes que nunca: la explotación, el racismo, el imperialismo, la nuclear.
Alfredo ha terminado en 41 bis porque una vez en prisión, continuó contribuyendo al debate, comunicando su pulsión revolucionaria con el exterior. Con Alfredo, estos últimos años nos hemos hecho una pregunta: ¿Qué internacional? Si queremos evitar el camino que nos está llevando contemporáneamente a la Tercera Guerra Mundial y a la catástrofe climática, ha llegado el momento de responder urgentemente a esta pregunta. El movimiento desarrollado en estos seis meses sin duda nos da una indicación. Esta es nuestra internacional”.
[1] Para conocer su historia y los comienzos de la huelga de hambre, véase nuestro artículo «Hasta mi último suspiro».
[2] El comunicado completo se encuentra en el portal anarquista A las Barricadas
[3] Para conocer cómo se ha desarrollado la huelga de hambre durante sus primeros cinco meses y leer algunos comunicados de Alfredo, véase «Alfredo Cospito, 5 meses en huelga de hambre» y la web Luchar Contra el 41 Bis.
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