Autoras: Cristina Barrial y Pepe del Amo. Bellaterra Edicions. Manresa, 2021.117 páginas
La Apuesta Perdida: Ludopatía, ciudad y resistencia es el trabajo de una ardua investigación de una periodista y un economista. Su punto de partida es la ludopatía y sus terribles efectos – de sobra conocidos – para pasar a otros temas relacionados con la proliferación de las casas de apuestas: cómo afectan a la economía, cómo alteran la composición de las ciudades, cómo alteran la psique de las personas jóvenes y, sobre todo, cuál es la responsabilidad de instituciones y empresas en este problema de salud pública que genera sufrimiento, ruina y dependencia. “El auge de las casas de apuestas en España es un síntoma de una época”, anuncian.
Lo primero que señalan las autoras es que, pese a que la ludopatía es un problema claro de salud pública (que, como la droga y otras adicciones genera miseria económica y represión penal), las entidades verdaderamente responsables de esta problemática son exoneradas de las críticas y éstas se vuelcan, exclusivamente, sobre las víctimas: “quien sufra los estragos de la adicción será entendido como un sujeto irracional que tendrá que asumir la culpa sobre su situación”. En el imaginario colectivo, la responsabilidad no es empresarial, ni institucional, sino que “se circunscribe el problema al de esa persona en particular, obviando toda dimensión social”.
A continuación, explican que el reparto de las casas de apuestas por las ciudades no es casual. Las autoras apuntas que donde menos inversión hay en servicios públicos se abren más casas de apuestas, respondiendo a una lógica de dominación. “Cuanta menos renta, más población migrante y más paro: más casas de apuestas”, explican. “La mayoría de las casas de apuestas se sitúan en barrios que nunca son visitados por los máximos agraciados en las relaciones económicas. Las adicciones y los conflictos que se generan en torno a ellas quedan sepultadas, invisibilizadas”.
Todo esto no se traduce únicamente en la ruina de una buena parte de una generación joven, tremendamente vulnerable, de clase obrera y, en gran parte, migrante, sino también en la transformación de la ciudad: “los fondos buitre, propietarios de Sportium y Codere, no solo tienen un efecto en la búsqueda de remedios espacio-temporales, la apertura de mercados en nuevos lugares ante la devaluación del capital en los lugares de origen (proceso similar al de gentrificación en las grandes ciudades), sino también en la reconfiguración del espacio urbano (un ejemplo de ello es el incremento desorbitado en el número de casas de apuestas en los barrios). El poder de estos agentes no solo tiene que ver con la expansión de mercados, sino con la alteración urbanística de las ciudades”.
Por fortuna, el libro no termina con una nota excesivamente pesimista y su último capítulo está reservado a los movimientos sociales frente a las casas de apuestas. “El conjunto de movimientos demandistas (como en el caso de las casas de apuestas) o incluso sectoriales (como el vecinal) son imprescindibles para construir el marco del derecho a la ciudad, ya que nacen de lo urbano, construyen tejido organizativo en la sociedad civil y señalan cómo se reproducen a nivel particular los problemas estructurales de la ciudad capitalista”.
Esta reseña es un resumen de otra más amplia que se puede leer aquí
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