Historietista e ilustrador: Alfonso Zapico. Astiberri Ediciones. 2019. 239 páginas.
Hace ya tres años que publicamos la reseña del segundo tomo de esta tetralogía gráfica. Tres años, que se dice pronto, así que esta nueva entrega la he cogido con ganas, y en un fin de semana de nevadas y heladas sin igual, la he dado por terminada. La historia sigue donde la dejamos, con la revolución asturiana de 1934 siendo derrotada. La falta de recorrido de la insurrección en el resto del Estado sumado a llegada del ejército de la República, con los regulares y las tropas africanas al frente, acaban con los sueños revolucionarios. Es tiempo de repliegues, de huida hacia las cuencas mineras, al monte o a Francia, pero ante todo es tiempo de represión, una dura y sanguinaria represión.
Nuestros protagonistas, Tristán, Apolonio e Isolina abandonan un Oviedo en destrucción. El camino andado en el segundo tomo es ahora deshecho, y sus pasos volverán a encontrarse mientras tratan de llegar a su Montecorvo natal. Esta nueva entrega de La balada del Norte es más triste que las anteriores, más silenciosa, con menos texto. Una larga huida de más de 200 páginas, donde se entremezcla la historia con mayúsculas de la mano de los Franco, Yagüe, Doval o Belarmino Tomás, con las vivencias anónimas de quienes soñaron un mundo mejor, quienes nunca tuvieron claro este sueño y quienes vinieron a darlo por terminado. Cárceles (siempre demasiadas cárceles), barricadas aún humeantes, caminos y miedo, mucho miedo; quienes siempre perdieron volvieron a hacerlo.
Ya sólo nos queda una última entrega de esta fabulosa historia por recorrer. La disfrutaremos cuando llegue.
