En blanco y negro. Represión y exilio en tiempos de la II Guerra Mundial

Autor: Josep Pimentel. Editorial: Piedra Papel Libros. 2024. 201 páginas 

¿Cuál es la historia de las personas represaliadas durante los primeros años de la dictadura franquista? ¿Y la de los militantes antifascistas forzados al exilio, y presos en los campos de concentración “en condiciones infrahumanas”? (“abocados –además- a sobrevivir en Francia y una Europa en guerra, que les era hostil”).

Una de las posibles respuestas se halla en el libro En blanco y negro. Represión y exilio en tiempos de la II Guerra Mundial, del historiador y escritor Josep Pimentel, editado en 2024 por Piedra Papel.

Forman parte del texto 55 historias que se desarrollaron entre abril de 1939 (final de la guerra española, a la que siguieron los juicios sin garantías, fusilamientos, fosas comunes o el exilio, atravesando la frontera francesa), y abril de 1945 (conclusión de la II Guerra Mundial).

Una de las semblanzas recogidas en Blanco y Negro es la del militante anarcosindicalista y comerciante Agustín Villegas Parrón (el marquillas); tras las elecciones de febrero de 1936, cumplidos ya los 35 años, participó en la Comisión Gestora del Ayuntamiento de Berja (Almería).

Asimismo ejerció responsabilidades en el Sindicato Minero de la CNT, durante el proceso de colectivización de las minas en el citado municipio. Detenido y preso tras el final de la guerra española, Agustín Villegas fue condenado a muerte por un tribunal militar y ejecutado –en diciembre de 1939- cerca del cementerio de Almería.

(…)Es el contexto de represión vivido por un pastor de Zaragoza, Fructuoso Garcés Lobera; durante la guerra estuvo en la columna Roja y Negra de Barcelona, vinculada a la CNT-FAI y cuyas acciones principales se desplegaron en el frente aragonés; el autor recoge el testimonio de este represaliado anarquista, quien al final de la guerra –huyendo de los embates de los golpistas- trató de abandonar el estado español:

En el apartado de La represión interior, Pimentel señala el ejemplo de Antonia Lisbona Celma, quien vivió en el municipio de Calanda (Teruel) y militó en las Juventudes Libertarias; estuvo detenida en diferentes ocasiones, por ejemplo en noviembre de 1940; pasó por las prisiones de Les Corts (Barcelona), Reus (Taragona), Alcañiz (Teruel) y la de Predicadores (Zaragoza).

Sometida a Consejo de guerra sumarísimo, Antonia Lisbona fue condenada a 30 años de reclusión en marzo de 1942; tras el otorgamiento de la libertad condicional vigilada (diciembre de 1945), pudo cruzar al año siguiente -de manera clandestina- la frontera con Francia.

Una de las mujeres que vivieron la ocupación francesa por parte del III Reich (1940-1944) fue Elisa Sanz: tenía 13 años cuando se estableció con sus familiares en la ciudad de Orleans; “hasta la liberación, Elisa y su hermana trabajaron en un campo de aviación que frecuentaban soldados alemanes”, apunta Josep Pimentel; y entre las experiencias, se cuenta cómo tuvo que huir de los bombardeos “y salvó milagrosamente la vida”.

Josep Pimentel también rescata del olvido a las nietas de las fosas comunes; como Rosa Pérez Gil, que busca a su abuela -María Silva- en alguno de los cuatro enterramientos colectivos del municipio gaditano de San José del Valle; María Silva fue asesinada cuando tenía 21 años.

Extraído de la reseña publicada por Enric Llopis en www.rebelion.org

Comparte y difunde

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Esta web utiliza cookies propias y de terceros para su correcto funcionamiento y para fines analíticos. Contiene enlaces a sitios web de terceros con políticas de privacidad ajenas que podrás aceptar o no cuando accedas a ellos. Al hacer clic en el botón Aceptar, acepta el uso de estas tecnologías y el procesamiento de tus datos para estos propósitos. Ver
Privacidad