Se cumple el décimo aniversario del asesinato del joven antifascista francés Clément Méric que, con tan solo dieciocho años de edad, fue brutalmente agredido en París por algunos integrantes de la extrema derecha francesa. El autor directo del crimen fue el neonazi español Esteban Morillo. La memoria de Clément sigue viva gracias a sus amistades, a los compañeros de lucha y a la «Organisation antifasciste autonome Paris-Banlieue» a la que pertenecía. En la primera semana de junio tendrán lugar unas jornadas antifascistas internacionales para recordar a Clément Méric, que incluirán charlas, eventos culturales, y una manifestación en la capital francesa.
Una vida de militancia y conciencia política desde la adolescencia
Clément Méric era natural de Brest, una localidad portuaria en la histórica región de Bretaña, al oeste de Francia, y sus padres eran profesores de Derecho en la universidad pública del departamento de Finistère. Fue estudiante del Instituto de Estudios Políticos de París, y estaba en remisión de un proceso de leucemia en el momento que fue asesinado. Clément había comenzado a involucrarse en la militancia política desde los quince años en el anarcosindicalismo francés, y fue en ese contexto que participó en un movimiento local contra la reforma escolar en 2010. Se sumó a participar en alguna campaña dentro de «Solidaires Étudiant-es contre le fascisme», una organización por los derechos de los migrantes y por la igualdad de género.
Clément, también se involucró en el año 2012 en «L’action antifasciste Paris-Banlieue», colaborando además culturalmente como guitarrista con su banda musical Ze Ravacholians (un conocido obrero y militante anarquista francés del siglo XIX que fue guillotinado). Frecuentaba también la grada «Rino Della Negra» de los seguidores del Red Star FC, un club de fútbol parisino de tradición izquierdista. En el año 2013 había participado como activista en convocatorias junto al colectivo Act-Up Paris contra la homofobia, posicionándose contra las manifestaciones que convocaba la derecha francesa contra el matrimonio de personas del mismo sexo.
«Les enfants de la patrie» o el peligroso crecimiento de la ultraderecha francesa
El movimiento antifascista francés, que siempre trata de mantener viva la memoria y el ejemplo de la decidida lucha contra el nazismo llevada a cabo por la «Resistencia Francesa» durante la Segunda Guerra Mundial, ha visto cómo el ultranacionalismo francés crecía enormemente a lo largo del siglo XXI. La extrema derecha francesa se ha fraguado al calor de movimientos como «Front National» (Frente Nacional) que, si bien había nacido a mediados de los años 70, fue heredero de algunos antiguos y renombrados fascistas entre sus filas. Su líder Jean-Marie Le Pen, designó secretario nacional del partido a Victor Barthélemy, antiguo miembro de dirección de un partido filonazi francés y que fue asesor del propio Benito Mussolini. Otro antiguo miembro del «Parti Populaire Français», colaboracionista del nazismo, fue André Dufraisse, que también terminó en la dirección del Frente Nacional.
Esta extrema derecha francesa comienza en los años 90 a emular algunas herramientas sociales de la izquierda para acercarse a la clase obrera nacional en los barrios desfavorecidos. Trata de ocultar sus componentes fascistas y de militancia neonazi, y camuflan su mensaje para resultar aceptados socialmente, convergiendo un mensaje profundamente racista y contra la migración junto a posturas y discursos «outsider» o antisistema. El Frente Nacional fue la tercera fuerza política parlamentaria en las elecciones legislativas de 2002, y segunda fuerza política en las elecciones presidenciales del mismo año, donde disputó a Jacques Chirac la segunda vuelta de los comicios electorales. En 2011 sucede Marine Le Pen a su padre en el liderazgo del Frente Nacional, iniciando una escalada en apoyos sociales y una normalización de la extrema derecha verdaderamente preocupante. Recientemente este crecimiento se ha visto ampliado, y no dividido, con la irrupción de Éric Zemmour, nuevo paladín del fascismo francés que ha atraído a élites desencantadas de la derecha tradicional, movido por dinámicas más similares a las de la ultraderecha americana de Jair Bolsonaro o Donald Trump.
Combatir el fascismo o la barbarie: crónica del asesinato de Clément
La tarde del 5 de junio de 2013 se había organizado una venta de ropa Ben Sherman y Fred Perry en una galería comercial en el número 60 de la Rue de Caumartin del Distrito 9 de París. Allí coincidieron un grupo de tres jóvenes antifascistas que se topan con otro grupo compuesto por tres neonazis, reconocibles porque uno de ellos lleva una camiseta con el lema: «Par le sang et pour l’honneur». Ese lance genera una enorme tensión, ya que no era la primera vez que grupos neonazis avisan rápidamente a otros integrantes de sus grupos y se desarrollan agresiones organizadas pero inesperadas. En el interior de la tienda el guarda de seguridad presente no toma en serio a los jóvenes antifascistas sobre el peligro social que representan, y tras unos insultos cruzados con los neonazis, descubren que estos llevan varios puños americanos.
Poco después los tres jóvenes antifascistas contactan por teléfono con su compañero Clément Méric, para advertirle de la situación de riesgo ante la presencia de los nazis. Habían quedado previamente con él y se encuentran quince minutos después en las escaleras de la iglesia de Saint-Louis d’Antin, en la misma calle. Por su parte, los nazis habían contactado con refuerzos para hacer una emboscada a los jóvenes antifascistas que aún estaban en la zona cercana a la galería comercial. Concretamente Samuel Dufour había llamado a Esteban Morillo, quien tras llegar deciden acudir al lugar donde se encontraban los antifascistas para iniciar una pelea física.
De la siguiente manera explicaba los hechos, Mathieu, uno de los amigos de Clément: «cinco nazis se dirigieron hacia nosotros. Nos rodearon, sacaron puños americanos y se arrojaron sobre nosotros. No esperábamos tal enfrentamiento. […] Clément fue golpeado en la cara con puños americanos. Finalmente logramos ahuyentarlos, pero demasiado tarde, Clément murió en el acto.
Esteban Morillo le propinó al menos cinco fuertes puñetazos a Clément Méric, quien se tambaleó además sobre un poste. Los ultraderechistas abandonaron el lugar huyendo a pie, y según un testigo, una joven estudiante de 22 años, les vio frenarse cuando se sentían a salvo, sonreírse y felicitarse efusivamente. Acabaron llegando al bar de Serge Ayoub, un antiguo integrante de la extrema derecha francesa, con quien estuvieron en contacto antes y después de la pelea que propició el asesinato de Clément. Tanto Esteban Morillo como Samuel Dufour pertenecían al grupo «Tercera Vía», reactivado en el año 2010, y heredero de «Jeunesses Nationalistes Révolutionnaires» (Juventudes nacionalistas revolucionarias, o JNR) fundado en los años 90 por Serge Ayoub.
Esteban Morillo, nacido en Cádiz en 1992, siendo hijo de padre español y madre francesa, se había criado en una zona rural del norte de Francia, ya durante el año 2009 la gendarmería francesa en un registro de su casa encontró numerosas esvásticas y otros símbolos nazis, pero sin consecuencias jurídicas. En el 2011 se traslada a la región parisina, donde comienza a trabajar como guardia de seguridad, y se vincula al grupo de Ayoub. Mientras tanto, Samuel Dufour comenzó a estudiar para profesional de panadería, siendo expulsado del centro tras una pelea y comenzar a difundir sus convicciones neonazis y exhibir sus tatuajes. Se unió al movimiento «Tercera Vía», que realmente actúan como brazo armado de la ultraderecha parlamentaria, son la cantera de los partidos de la extrema derecha, y que perpetran violencia callejera y amenazas. Ya se sabe que no se puede frenar en las urnas, lo que antes organizadamente no se ha podido frenar en las calles y en las dinámicas sociales.
«Á jamais l’un des nôtres», del largo proceso judicial a la memoria viva de Clément Méric
Debido a las informaciones recabadas por la Prefectura de Policía parisina, cuatro personas fueron detenidas al día siguiente en la localidad cercana de Saint-Ouen. El propio Esteban Morillo admite haber golpeado varias veces en la cara a Clément Méric, incluida la mortal según la autopsia. El mismo día, otras tres personas se entregan a la policía, y una octava persona fue arrestada al día siguiente. El 8 de junio de 2013, durante una rueda de prensa, la Fiscalía de París, precisa que la muerte se debió directamente por una lesión craneoencefálica causada por un fuerte puñetazo a la víctima, y no como consecuencia de la caída posterior contra un poste. Los partidos políticos parlamentarios franceses condenaron este asesinato, e incluso fue disuelto por orden del Consejo de Ministros el grupúsculo neonazi «Tercera Vía».
Durante los quince meses de prisión preventiva de Samuel Dufour sufrió violencia por parte otros reclusos, que sabían quién era, y terminó en régimen de aislamiento durante seis meses por su seguridad. También estuvo Esteban Morillo en prisión preventiva hasta septiembre de 2014, mientras que otros imputados en libertad vigilada, fueron asaltados por antifascistas en el año 2015 debido a su implicación en el asesinato de Clément.
En septiembre de 2018 fueron juzgados Esteban Morillo y Samuel Dufour, como autores directos del asesinato de Clément Méric. Finalmente, fueron declarados culpables de homicidio involuntario y suministro de armas. Condenados a 11 y 5 años respectivamente de prisión, Esteban Morillo fue liberado preventivamente ese noviembre tras una apelación de su defensa y Dufour fue excarcelado en enero de 2019. Un segundo juicio comenzó en diciembre de 2019, y tras ser aplazado por la pandemia del Covid-19, finalmente en junio de 2021 fueron condenados a 8 y 5 años respectivamente.
El largo proceso judicial estuvo viciado mediáticamente como otros procesos judiciales contra los culpables de crímenes fascistas, que se presentan como víctimas y tratan de situar el foco de responsabilidad sobre el joven muerto. Se acaba convirtiendo en un juicio social contra la propia víctima, y no contra los responsables del crimen. Miles de jóvenes se manifestaron en las principales ciudades francesas los días siguientes al asesinato, y cada año en el aniversario se producen movilizaciones que continúan vinculándose a las luchas sociales y políticas de la actualidad. Desde hace una década el antifascismo francés ha mantenido viva la lucha contra la extrema derecha, se han realizado homenajes en memoria de Clément Méric como ejemplo para la juventud sobre la necesidad de combatir el fascismo en todos sus frentes.