El pasado 9 de junio se aprobó, en el Congreso de los Diputados, la ratificación del Convenio 189 de la OIT (Organización Internacional de Trabajo), por el cual se iguala a las trabajadoras del hogar con el resto de trabajadoras de otros sectores: inclusión en el régimen de la seguridad social, desempleo y despido regulado. Su aprobación fue espoleada por una sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, que en febrero dictaminó que España discrimina por razón de sexo a las trabajadoras del hogar al negarles la prestación de desempleo. Que se haga efectiva llevará tiempo, negociaciones y, sobre todo, voluntad de dotar la ley de presupuesto.
Ese día, multitud de colectivos de trabajadoras del hogar celebraron la noticia. Pero avisaron: estas prestaciones no llegan a todas. “Es un hito importante, pero insuficiente”.
No estamos todas, faltan las internas
En primer lugar, el Convenio pone sobre la mesa una anomalía laboral que sólo se da en el sector del hogar y cuidados. Y es que, si con la ratificación del Convenio 189 se les iguala en derechos al resto de trabajadoras, el sistema de internas debería estar prohibido. De la misma manera que no hay camioneros, camareros, oficinistas o repartidoras internas, este sistema casi esclavista se debería abolir en el sector de los cuidados.
La necesaria modificación (y ojalá derogación) de la Ley de Extranjería
Por otro lado, se encuentra la cuestión de los papeles. Se calcula que más de 600.000 mujeres trabajan como empleadas del hogar. Entre ellas, 70.000 se encuentra en situación irregular, según Unicef. Se trata del sector que más trabajadoras en situación administrativa irregular tiene. Además, unas 40.000 mujeres trabajan como internas. 9 de cada 10 son extranjeras. Y una parte considerable se encuentra en situación irregular. Y, mientras que no se reforme la Ley de Extranjería, que obliga a las personas migrantes a permanecer tres años empadronadas en el Estado español antes de poder acceder a un contrato de trabajo, las vulneraciones de derechos de personas vulnerables a los abusos (en los que la presencia en el domicilio de los empleadores se convierte en una disponibilidad plena) continuarán.
Es por esto que distintas organizaciones de trabajadoras en lucha solicitan, junto a la aprobación del Convenio 189, una reforma de la Ley de Extranjería que permita que los contratos se realicen sin necesidad de esperar los tres años en situación irregular. De lo contrario, el reconocimiento de derechos quedará en papel mojado para muchas.
La información utilizada para escribir este artículo se ha obtenido de los artículo «Los colectivos de trabajadoras del hogar coinciden: “La ratificación del Convenio 189 es un hito importante, pero insuficiente”«, «Más de 70.000 trabajadoras del hogar en situación irregular: donde el Convenio 189 no llega» y «Ratificar el Convenio 189, redefinir los cuidados«, todos ellos publicado en El Salto.
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Sueño sin prohibiciones, ni restricciones.
En ese mundo deberíamos caber todas y todos por igual.
Sueño con que El Mundo donde vivimos tenga sentido común.
Sueño con que el ser humano se equipare con La Naturaleza y seamos otro animal más.
Sueño con sueños Salvajes. Sueño con una humanidad Salvaje.
Sueño todos los días con un Mundo en igualdad.
Sueño con La Paz.
Gato Negro.
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