De titiriteros y títeres

Titeres

Hace ya un mes desde que dos jóvenes representaron una obra de títeres contratados por el Ayuntamiento de Madrid. Una representación que hubiera pasado sin pena ni gloria si no fuera porque denunciar la connivencia entre jueces y policías a la hora de crear acusaciones falsas contra activistas, consiguió que los títeres cobraran vida y la ficción se convirtiera en realidad. Unos padres responsabilísimos pusieron el grito en el cielo, despertando de su letargo a esas marionetas que, compinchadas con los títeres del Ayuntamiento de Madrid y los medios de comunicación, lograron que los dos artistas fueran encarcelados bajo la acusación de enaltecimiento del terrorismo.

Dado que los medios de comunicación de masas se emplearon a fondo en contar una historia completamente alejada de la realidad, nos vemos obligados/as a dar voz a los propios afectados, a fin de relatar lo que de verdad aconteció en el escenario. Como indicaba el sindicato CNT-AIT de Granada (www.sovmadrid.cnt.es/noticia/comunicado-de-cnt-ait-granada-sobre-las-detenciones-de-titiriteros-anarquistas-en-el-carnava), al que pertenece uno de los detenidos, en un comunicado del que los medios hicieron caso omiso, “En esencia, “La Bruja y don Cristóbal” procura representar, bajo las figuras recurrentes de cuentos y teatros, la “caza de brujas” al movimiento libertario que ha sufrido en los últimos años, con los montajes policiales estilo “Operación Pandora”. La obra está protagonizada por una bruja, que representa a las personas de mala fama pública, y que se ve en la situación de enfrentarse a los cuatro poderes que rige la sociedad, esto es: la Propiedad, la Religión, la Fuerza del Estado y la Ley. La protagonista está en su casa, y, en primer lugar, su vida es interrumpida por la aparición del “Propietario”, que resulta ser el legítimo poseedor legal de la casa donde vive. No existen monjas violadas; bajo la forma de los muñecos, los adultos podemos comprobar que el propietario decide aprovecharse de la situación para violar a la bruja; en el forjeceo, la bruja mata al propietario. Pero queda embarazada, y nace un niño. Es entonces cuando aparece la segunda figura: una monja, que encarna la Religión. La monja quiere llevarse al niño, pero encuentra resistencia en la bruja, y en el enfrentamiento, la monja muere. Es entonces cuando aparece el Policía, que representa la Fuerza del Estado, y golpea a la bruja hasta dejarla inconsciente, y tras ello, construye un montaje policial para acusarla ante la Ley, colocando una pancarta de “Gora Alka-ETA” sobre su cuerpo, que intenta mantener en pie para realizar la foto, como prueba. A partir de este montaje policial, surge la cuarta figura, que es la del Juez, que acusa, y condena a muerte, a la protagonista, sacando una horca. La bruja se las arregla para engañar al juez, que mete la cabeza en su propia soga, y la aprovecha para ahorcarle, para salvar su propia vida.

Gora alka-eta

Esto, y no otra cosa, fue lo que estaba sucediendo en la representación cuando policías de la Brigada Provincial de Información (especializada en la represión a movimientos sociales) detenían a Raúl y Alfonso acusados de enaltecimiento del terrorismo. A partir de ahí, la maquinaria comenzó a funcionar a marchas forzadas, con cada uno de los títeres cumpliendo con su papel.

Títeres apuñalados y violados y goras a ETA” titulaba El Mundo y El País “informaba” de la entrada en “Prisión para los titiriteros de Madrid que exhibieron la pancarta de ‘Gora ETA’” (sin importarles ilustrar la noticia con la imagen de la pancarta de “Gora Alka-ETA”), mientras que diversos tertulianos se arrastraban por los platós de televisión pidiendo la hoguera para la bruja etarra y para los dos artistas que le daban vida.

A la par, la policía ayudaba a preparar el terreno para dar el merecido escarmiento, filtrando que los detenidos tenían “antecedentes policiales por pertenencia a grupos anarquistas” (sin darse cuenta de que hacían público lo que tantas veces se ha denunciado: la existencia de ficheros policiales de personas que no han cometido ningún delito, incluidos solo por su ideología. perfil ideológico) y su pertenencia a la Cruz Negra Anarquista, organización legal de apoyo a presos y de denuncia de las cárceles, lo que, admás de falso, es completamente lícito.

Mientras, aparece un personaje que no estaba en el guión original: el Ayuntamiento de Madrid, con su alcaldesa y la concejala de Cultura Celia Mayer a la cabeza, intentando salvar los muebles poniendo en la picota a los artistas que había contratado, denunciándoles por incumplimiento de contrato. A analizar su actuación dedicaremos la página siguiente.

Con el terreno ya abonado, aparece la maligna marioneta vestida de negro, el juez, papel que representa perfectamente Ismael Moreno. Como señala la Asamblea Libertad Titiriteros en su comunicado (www.libertadtitiriteros.wordpress.com/2016/02/09/libertad-titiriteros) “La diferencia entre el juez del cuento que condena a la bruja y el juez real que condena a los titiriteros es el material del que están hechos: el primero es de trapo, el segundo es un ex policía franquista que ahora es juez de la Audiencia Nacional”. Esta persona, con siniestro pasado y dudoso presente, a petición de la Fiscalía, encarcela a los dos titiriteros, para evitar el peligro de que puedan reincidir o fugarse.

En una resolución delirante (de la que recomendamos su lectura y que se puede consultar aquí), logra ir más allá que los voceros de la caverna mediática, al darse cuenta de que la exhibición de un cartel, con la leyenda «Gora Alka-ETA», constituyen un delito de Terrorismo, pues tal hecho, supone enaltecer o justificar, públicamente los delitos terroristas cometidos no sólo por la Organización Terrorista ETA, sino también por AL-QAEDA,” pues se trata de un juego de palabras que “viene a significar “VIVA AL-QAEDA-ETA”. Por si no fuera poco ser de ETA y de Al-Qaeda, el juez les vincula con los Grupos Anarquistas Coordinados pues el atrezzo de la obra cuenta con una cartulina con la portada del libro “Contra la Democracia”, una de las pocas “pruebas” en las operaciones Piñata, Pandora e Ice, desarrolladas en los últimos años contra anarquistas. Nuestros/as lectores/as habituales sabrán de qué estamos hablando, pero para los no familiarizados/as con el tema, les recomendamos la lectura del artículo “Nosotros/as también somos anarquistas” disponible aquí que aborda estos hechos.

Tras cinco días en prisión bajo el régimen de excepción FIES 3, de aplicación a bandas armadas o grupos terroristas, y las manifestaciones de solidaridad que se dieron por todo el Estado, así como el ridículo internacional que estaba provocando la detención de los titiriteros, lleva al juez a estimar el recurso de las defensas, decretando su libertad con cargos, con la obligación de comparecer diariamente ante el juzgado y de retirarles el pasaporte para evitar un hipotético peligro de fuga.

El espacio que nos deja el papel es limitado, por eso recomendamos el trabajo que otros/as compañeros/as han realizado sobre este asunto.

En primer lugar, la página web de la Asamblea Libertad Titiriteros www.libertadtitiriteros.wordpress.com en la que puede consultarse un vídeo con extracto de la obra, así como diversos artículos y comunicados.

Además, destacamos los programas de radio de La Contratertulia 96 y 97, disponibles en Radio Ela (www.radioela.org), así como el programa nº 177 de Barrio Canino que con el título “Guerras culturales: la política quiere amordazar a la cultura” hace un repaso de los últimos casos de represión a la libertad de creación y de expresión (www.barriocanino.blogspot.com.es).

 

Nunca jamás creyeron en nada

Los titiriteros ya duermen en su casa, aunque seguirán teniendo que responder frente a jueces y administraciones por una sátira sacada de contexto hasta puntos aún más surrealistas y esperpénticos que la obra en cuestión. Y Celia Mayer, junto con todos los miembros del consistorio, viven uno de los momentos más tensos de su corta pero intensa carrera en la política institucional.

Dicha tensión viene provocada por la propia actuación y gestión del Ayuntamiento de Madrid en toda esta “crisis”. Nos han dejado bien claro que no tienen ni idea, ni la quieren tener, de cuáles son los principios y valores de la lucha de base que les ha impulsado para llegar donde están.

Titiriteros Carmena

En las horas posteriores a la representación de la obra y el arresto de los titiriteros, todo el bloque mediático y político del neocon: tertulianos y políticos de corte fascista, como Jiménez los Santos o Esperanza Aguirre, comenzaron un ofensiva directa contra el Ayuntamiento de Madrid resguardados bajo la denuncia estatal contra los artistas.

Por su parte, Ahora Madrid, con Celia Mayer a la cabeza, no supo hacer nada más que sucumbir al aluvión de amenazas y críticas sumándose a la denuncia –la cual están volviendo a revisar con la finalidad de retirarla-. Esta reacción, tradicionalmente propia de lo que llaman “vieja política” no es más que un indicio claro de que nunca jamás se creyeron nada de todo aquello que decían defender, principalmente la libertad política y de expresión y, en última instancia, la soberanía del pueblo.

Que ni Ahora Madrid ni Podemos fueran capaces de estar a la altura, no fue un fallo de estrategia ni de actitud, fue una consecuencia directa de su completa ignorancia y falta de creencia en el discurso que han enunciado durante toda su campaña electoral.

Estas nuevas formaciones son partidos, o conglomerados de partidos y plataformas, formados por personas que llevan muchos años moviéndose por los movimientos sociales. Estos movimientos se caracterizan por estar fuera de toda institución, por actuar desde la libertad y para la libertad. En estos espacios se construyen discursos que contradicen los poderes establecidos, se llevan a cabo acciones que respaldan estos discursos y se realiza una defensa total y continua de la lucha y sus integrantes. Pero estos espacios también son espacios en constante construcción, cambio y cuestionamiento. La tarea de crear y mantener lo desconocido es inestable y hace falta convencimiento, determinación y confianza para lograr que muchas luchas salgan adelante e incluso se consigan determinadas victorias.

Celia Mayer proviene de estos espacios y movimientos, donde lleva militando más de una década. Su última etapa antes de entrar a formar parte del Ayuntamiento de Madrid la pasó en el Patio Maravillas que, aunque ahora mismo no existe, ha sido uno de los centros sociales más conocidos y con mayor respaldo popular de Madrid.

La historia de este espacio ha estado marcada por la lucha constante entre dos posturas contrarias en su asamblea general. Por un lado se defendía la construcción de un espacio libre para el barrio y la ciudad, donde colectivos e individualidades pudieran desarrollar sus proyectos al margen de los condicionamientos institucionales o empresariales. Por otro lado, determinados miembros de la asamblea, defendían la necesidad de impulsar el Proyecto Político, consistente en hacer del espacio una herramienta de incidencia en las instituciones municipales a través de la promoción de determinadas personas – por ejemplo Celia Mayer o Guillermo Zapata- como líderes negociadores y unificadores entre el espacio liberado y la institución.

A lo largo de los ocho años de vida del Patio Maravillas estas dos posturas se han enfrentado continuamente ya que los intereses de ambas son completamente antagónicos. Durante todo este tiempo, Celia Mayer ha mantenido una defensa férrea del Proyecto Político y por ende de la utilización del espacio como herramienta de acercamiento a la institución, llegando incluso a vetar el espacio y el discurso a determinados proyectos y personas cuyo fin no era el acercamiento institucional, sino la construcción de una alternativa a la propia institución.

Este tipo de estrategia política le ha llevado a ser la Concejala de Cultura y Deportes del consistorio madrileño, donde, según la teoría de su defendido Proyecto Político, puede empezar a cambiar las cosas y, en la práctica, las está cambiando, pero a peor.

Con la gestión del tema de los titiriteros, no sólo no ha sabido defender los intereses de quienes le votaron, a ella y a sus compañeros, si no que además, todos ellos han permitido que los enemigos de los movimientos sociales den un paso al frente en su lucha por recortar los derechos y libertades del pueblo. Con su incompetencia, Celia Mayer y sus compañeros, han dado razones al fascismo conservador para argumentar que el pueblo no sabe nada, no entiende nada y que todo aquello que dice defender no tiene ni pies ni cabeza. Como consecuencia han reforzado la idea contraria al discurso que venden: el fascismo. Sí, han logrado que el fascismo se nos venga encima aún más, que no encuentre ni la más mínima oposición, sino el apoyo progresista del cambio.

Ahora Madrid no supo articular el discurso que hacía falta para detener y contraatacar a los que hablaban de enaltecimiento del terrorismo y ruptura del orden público. No supieron, o no quisieron, utilizar su posición para poner encima de la mesa la discusión sobre la defensa de la libertad de expresión y la denuncia de los montajes policiales que se vienen creando entorno a los movimientos sociales, dejando así que el discurso fascista de los neocon ganara fuerza.

Por todo ello me gustará concluir dirigiéndome a las personas que, procedentes de los movimientos sociales, pretenden liderar desde la institución un cambio real en la política del estado español: señoras y señores, si esto es lo mejor qué sabéis hacer, iros a casa, dejad de fingir que sois el cambio, porque éste sólo puede venir de la mano de quiénes creen en los principios y los valores de la lucha de clases, feminista, antifascista y antirracista que decís representar pero de la que no sabéis nada, por que nunca os quisisteis saber. Iros, que nosotras solas y autónomas ya sabemos defendernos del enemigo.

Por María

Titeres represión
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2 comentarios en «De titiriteros y títeres»

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