Autor: Toni Álvaro. Publicado por El Lokal, 2016. 342 páginas
Es complicado hacer una reseña de este libro. Posiblemente porque se trata de un libro singular que nació como una colección de publicaciones en la cuenta de Facebook de su autor (La Boca d’Or, léase «l’abocador»: el vertedero, en catalán). Una sucesión de fragmentos que recogen vidas pasadas de mujeres y hombres, permitiendo con ello hilar precariamente un relato colectivo que gira en torno a la toma de decisiones. Porque la vida, en última instancia, no es más que eso: tomar decisiones y asumirlas.
La obra se compone de una multitud de estos pequeños textos que si bien tienen mucho de semblanzas biográficas, tampoco siempre lo son en un sentido estricto. Son más bien andanadas, destellos de una luz rigurosa, directa, de esa ciega los ojos y te deja aturdido. El lector las va devorando poco a poco, siempre queriendo más. Catálogo de decisiones y fragilidades, genera adicción. Uno avanza por sus páginas conectando los periodos históricos recorridos, estableciendo relaciones entre obreros traicionados en la Transición, mujeres que desafiaron a la sociedad en los albores del siglo pasado, partisanos antifascistas de la Segunda Guerra Mundial, anarquistas exiliados y profesoras de escuela racionalistas. Y en ese camino se va percibiendo lentamente un sentido, suelo firme en mitad del naufragio que han habitado siempre quienes han querido subvertir la realidad. Porque más allá de de todas las derrotas hay una vida que siempre ha merecido la pena ser defendida fuera cual fuese el precio a pagar.
Vidas reales, exprimidas, cercenadas. Claves para entender las líneas de la Historia que transitamos o la mierda de país desmemoriado en el que nos levantamos cada mañana. Descubrir por ejemplo, que escasos 300 metros del teclado en el que se escribe esta reseña, los fascistas de nuestra Transición (militantes de ultraderecha que trabajaban en las fuerzas de orden público) ejecutaron en 1977 a un manifestante de izquierdas. Y sin embargo, sentir que entre tanta muerte hay una celebración de la existencia, de la necesidad de vivir una vida con mayúsculas, no entre líneas… no vaya a ser que cuando muramos descubramos que no hemos vivido.
Es difícil explicar esa contradicción que habita cerebro y corazón cuando uno lee este libro, es difícil escribir esta reseña. Así que leedlo. Regaládselo a amigos, familiares, compañeros de trabajo, vecinos… a gente que no tenga y que no tenga nada que ver con las ideas anarquistas o los movimientos sociales. Dejadles en manos de su autor, él hará el resto. Les guiará de la mano por una galería donde no hay lugar para los grises intermedios. Honestidad un tanto punk, lirismo, crudeza e incluso humor. Un texto en las antípodas de la postmodernidad. Un enorme ajuste de cuentas con las fuerzas que quieren hacernos nacer y morir en el más perfecto de los desencantos.