Errico Malatesta, Saverio Merlino, Alfredo M. Bonanno. Editorial Diaclasa, Barcelona, 2015
En enero de 1897, a través de un artículo aparecido en el periódico Messaggero, Saverio Merlino, conocido y respetado anarquista, inauguraba sin saberlo una larga y tensa polémica con su amigo Errico Malatesta. Merlino pensaba que los anarquistas «combatiendo a ultranza, como lo hemos hecho contra el parlamentarismo, nos hemos pillado los dedos: porque hemos contribuido a crear esta horrible indiferencia en la población, no solamente por el sistema parlamentario, sino también por las libertades constitucionales, de modo que el gobierno ha podido impunemente violarlas sin que se haya levantado un solo grito de protesta de los hijos de aquellos que dieron la vida para conquistarlas». Asimismo llamaba a la reconciliación entre todos los socialistas (anarquistas incluidos) y lanzaba la posibilidad de que el abstencionismo podía no ser un principio inamovible. Pocos días más tarde, Malatesta le responde en el mismo periódico «me siento obligado a declarar que, a mi parecer, la táctica preconizada por Merlino es nefasta y conduciría fatalmente a la renuncia de todo el programa socialista anarquista». Durante los meses siguientes ambos anarquistas debaten incansablemente a través de innumerables publicaciones sobre si los anarquistas deberían participar activamente o no en las elecciones.
Las ideas principales de Malatesta son muy simples pero al mismo tiempo muy importantes: que el pueblo se acostumbre «a delegar en otros la conquista y la defensa de sus derechos es el modo más seguro de dejar vía libre al arbitrio de los gobernantes […] llamar parlamentarismo o proyecto de parlamentarismo a ese intercambio de servicios y a esa distribución de las funciones sociales sin las cuales la sociedad no podría existir, es alterar sin razón el significado aceptado de las palabras y no hace más que oscurecer y confundir la discusión. El parlamentarismo es una forma de gobierno; y un gobierno significa poder legislativo, poder ejecutivo y poder judicial; significa violencia, coacción, imposición por la fuerza de la voluntad de los gobernantes a los gobernados».
Lo que para Merlino significaba una táctica más a sumar, para Malatesta era saltarse un principio elemental de las ideas y prácticas ácratas.
Para completar la polémica, tal como la primera edición castellana de esta obra en los años 70, se agrega un texto en el que Alfredo M. Bonanno analiza y actualiza el punto de vista de Malatesta, que según él y a diferencia de otros anarquistas que han hecho grandes aportes teóricos sobre la cuestión electoral, entre ellos Luigi Galleani y Sébastien Faure, no sólo profundiza en el abstencionismo anarquista sino que además profundiza en el análisis de clase y los límites de la responsabilidad individual en relación a la propuesta electoral.