Autora: Gerda Lerner (1920 – 2013). Editorial Katakrak, 424 páginas. Edición de noviembre de 2017
Este ensayo científico, culminado en 1986, analiza los diversos presupuestos históricos que favorecieron el sistema de dominación masculino. La primera conclusión de la obra es que el patriarcado no nace de una única causa ni se sitúa en un momento histórico concreto, sino que responde a un lento proceso de exclusión de la mujer de los ámbitos de poder.
Las causas y localizaciones son múltiples aunque, en todo caso, aparece relacionada la idea de la mercantilización de la capacidad reproductiva de la mujer, y la consecuente explotación sexual dentro del marco de relaciones comerciales.
“El patriarcado es una creación histórica elaborada por hombres y mujeres en un proceso que tardó casi 2.500 años en completarse. La primera forma del patriarcado apareció en el Estado arcaico.”
Lerner utiliza como laboratorio las fuentes primarias (textos, legislación y símbolos) de la Antigua Mesopotamia. Analiza profundamente las disposiciones del Código de Hammurabi o de la Ley Mesoasiria para definir los distintos roles sociales que ocupa la mujer durante y antes de la promulgación de estas legislaciones.
A través de once capítulos, la autora perfila cada una de las instituciones centrales: la esposa, la esclava, la concubina y la diosa. Distingue el papel social de cada una y su distinto proceso de transformación.
De este modo concluye que “mucho después de que las mujeres se encontraran sexual y económicamente subordinadas a los hombres, aún desempañan un papel activo y respectado al mediar entre los humanos y los dioses…”. Sólo después de la consolidación de la dominación material se inicia el derrocamiento de la deidad femenina.
La dominación preexiste a la propiedad privada
La autora desafía también algunas tesis Marxistas que colocan la subordinación de la mujer como consecuencia del acaparamiento de las élites sobre los medios de producción.
Sin embargo, los datos históricos reflejan que “la apropiación por parte de los hombres de la capacidad sexual y reproductiva de las mujeres ocurrió antes de la formación de la propiedad privada”. En concreto, ya estaba presente en el sistema de patrilineal entre grupos pre-arcaicos.
Esta idea queda reforzada por el hecho de que cuantitativamente la esclavitud afectaba a más mujeres que hombres en los sistemas arcaicos. “De esta manera, la esclavitud de las mujeres, que combina racismo y sexismo a la vez, precedió a la formación y a la opresión de clases”.
La cooperación de la mujer
La segunda idea central es que la propia mujer desempeña un papel determinante en la creación y mantenimiento de este sistema. Al diferencial de empoderamiento entre hombres y mujeres deben incorporarse perspectivas interpretativas en relación a las clases sociales, la propiedad privada y la esclavitud.
El estudio conduce a la autora a incluir entre las vías de cooperación de las mujeres con el patriarcado, “los privilegios clasistas otorgados a las mujeres de clase alta que eran dependientes y se conformaban, y la división, creada artificialmente, entre mujeres respetables y no respetables.”
La creación del patriarcado es una obra de profundo valor histórico y político que huye de mitos y reinterpretaciones interesadas. Lerner nos aporta una visión feminista del mundo dirigida a liberar a hombres y mujeres del pensamiento patriarcal. Su conocimiento del pasado nos advierte de los peligros del presente y futuro.