Autor: Didier Eribon. Edita: Libros de La Catarata. Madrid, junio 2017. 256 páginas
No todos los/as admiradores/as del sociólogo francés Michel Foucault pueden presumir de provenir de un entorno de clase trabajadora, pero su biógrafo y heredero Didier Eribon es uno de los pocos que sin duda se puede definir como vástago de la classe ovriére. En Regreso a Reims, Eribon (asentado en París desde hace años) vuelve a su ciudad tras la muerte de su padre, viaje que aprovecha para leer el funcionamiento del entorno social en el que creció, analizar su lento declive y reflexionar sobre su propio derrotero para convertirse en sociólogo, intelectual (algo que se hace notar con su lenguaje en ocasiones excesivamente técnico) y militante.
Sorprende y sobrecoge su lucidez y honestidad cuando se plantea la disyuntiva entre su odio visceral al mundo obrero real en el que se crió y su defensa y sentimiento de pertenencia (al menos a un nivel intelectual) a ese mismo grupo en tanto hombre de izquierdas. Su rechazo tiene que ver con su situación como persona homosexual que sufrió ataques homófobos durante toda su infancia y con la lenta deriva hacia la extrema derecha de la clase obrera, especialmente en Francia. Eribon explora así las contradicciones de la clase obrera: de ser dominados/as, los/as obreros/as pasan a alimentar la ilusión de dominar al recién llegado, al extranjero. El ojo clínico de este adepto de Pierre Bourdieu, Jean Paul Sartre y Frantz Fanon cruza conceptos con vivencias y halla en sus recuerdos los exabruptos que ha oído —y hasta repetido— en su infancia para explicar cómo se perpetúa la exclusión.
En estos puentes que Didier Eribon establece entre los mecanismos de exclusión de los/as homosexuales y de los/as inmigrantes, describe un mundo caracterizado por la pobreza, la homofobia y la xenofobia, del que decidió escapar.
Pero, ¿es posible dejar definitivamente atrás su propio pasado? ¿Es posible no ser prisionero de su propia historia?