Érase una vez el federalismo anarquista

La historia de las federaciones y confederaciones anarquistas nos acerca a repasar distintas experiencias en el pasado que han practicado uno de los elementos básicos integrantes del anarquismo: el federalismo. La herramienta que pretende asegurar el funcionamiento con autonomía la unión de comunidades autogobernadas. Ese principio federativo lo instaura Pierre-Joseph Proudhon como forma de organización social, y después Mijail Bakunin lo define mejor como forma de organización política.

Ha sido asumido como uno de los principios indiscutibles anarquistas que ha superado la teoría y ha tenido una amplia praxis. En este artículo repasaremos cuatro ejemplos federativos europeos que puedan arrojar claves para la organización revolucionaria anarquista en nuestros días.

Federación del Jura, el tiempo exacto de los anarquistas suizos

La Primera Internacional de 1864 a 1872 estuvo conformada por diversas federaciones obreras de distintos territorios europeos. La más importante en aquella época fue la Federación del Jura, compuesta principalmente por relojeros de las montañas del norte de los Alpes suizos.

Mantuvieron un papel muy activo en el desarrollo de la política anarquista, siendo el más destacado en esta federación el libertario James Guillaume, quien tomase un rol activo en la creación de la Internacional anarquista de Saint-Imier en 1872. Fue el momento en el que la Federación del Jura fue expulsada de la Primera Internacional junto a otras secciones anarquistas tras el Congreso de La Haya de ese mismo año.

Esta federación se había iniciado a finales de la década de los sesenta del siglo XIX, primeramente como una asociación de fabricantes de relojes con convicciones socialistas y antiautoritarias y la influencia posterior de comuneros franceses. Esta extensa y consolidada red de ayuda mutua generaba cooperativas de producción a donde accedían amplios sectores proletarios, pero también manejaban con pulcra destreza el arma de la huelga y la lucha revolucionaria.

Los distintos experimentos de prácticas sociales y su estrategia organizativa posibilitaron que fuese la federación anarquista europea con mayor estabilidad y potencialidad de inserción social en las masas obreras, creando además una red de corresponsales internacionales amplia. Los registros de debates de la federación muestran un elevado sentido de la exactitud y de la disciplina colectiva. Esta labor manufacturera relojera ofrecía unas excelentes condiciones para abordar las luchas políticas y forjar una conciencia social y mejor comprensión de su realidad.

En las montañas del Jura estuvieron como colaboradores algunos de los más destacados anarquistas italianos, alemanes o franceses de esa época, muchos de ellos pasando por ese territorio exiliados y perseguidos. La reestructuración de la industria relojera debido a la mecanización y la emigración de James Guillaume a París en 1878, aceleró la desaparición de la Federación del Jura, que tuvo su último congreso en 1880 antes de disolverse.

Confederación Nabat Ucrania, la organización del territorio de la Mahknovia

Entre 1918 y 1920 estuvo liberado un vasto territorio al sur de Ucrania bajo control de anarquistas que luchaban en la guerra civil rusa contra las fuerzas burguesas. Este territorio fue conocido como Mahknovia, debido a uno de sus principales líderes, Néstor Makhno, que dirigía el Ejército Negro, fuerzas militares de autodefensa de la revolución socialista libertaria.

Los anarquistas demostraron en Ucrania a partir de la revolución soviética una destreza implacable en el campo de batalla militar a través del Ejército Negro insurgente, pero también conocían la importancia de la coordinación y crear entidades de poder popular con un programa político y económico socialista. De esta manera surge en otoño de 1918 esa Confederación de Organizaciones Anarquistas Nabat, que significa literalmente en ruso «El toque de alarma».

El movimiento anarquista era fuerte en el territorio ucraniano, y comenzó a recibir a otros anarquistas de Moscú y Petrogrado que huían de la represión bolchevique, estableciéndose el centro neurálgico de esta confederación en Járkov. Estaba integrada por los principales cuadros políticos anarquistas en Ucrania, que al mismo tiempo fueron combatientes pues también conformaban los cuadros militares de los regimientos del Ejército Negro.

La Confederación de Nabat tenía por objetivo unificar un programa revolucionario común que abarcara cuestiones prácticas para organizar la vida en el comunismo libertario. Volin se encargó de coordinar la labor comunicativa, cultural y pedagógica; promovió charlas y conferencias y, además, redactó algunas de las resoluciones básicas de síntesis de las corrientes del anarquismo. Su planteamiento fundamental fue alcanzar el comunismo libertario aboliendo la propiedad privada, sin embargo, la situación de guerra no permitió ampliar los horizontes de esta finalidad, y se mantuvieron pequeñas propiedades campesinas, si bien estas debían responder con su producción a la causa general comunitaria. El Nabat atesoró una experiencia revolucionaria y federalista de relevancia, alcanzando un programa común a los campesinos y obreros ucranianos como autodefensa política frente a las pretensiones burocratizadoras y autoritarias bolcheviques.

Federación Anarquista Ibérica, casi plataforma que se queda en síntesis

Fundada en València en julio de 1927, tuvo un ámbito de actuación ibérico, aunque su mayor impacto político fue sobre el territorio español. La FAI nació de la necesidad de aunar esfuerzos para mantener la organización política anarquista en la península ibérica en un tiempo en que acontecía la dictadura de Miguel Primo de Rivera en España y la Dictadura Nacional en Portugal. Se conformaron como una Federación específicamente de ideas anarquistas, e influyeron notablemente en el desarrollo del anarquismo en los años 30 del siglo pasado hasta la consecución de llevar adelante una revolución social en 1936.

La FAI establecía una estrategia de relación con el movimiento obrero y con la CNT orgánicamente a través de la trabazón de sus cuadros militantes, actuando desde un Comité Peninsular mediante diversos grupos de acción revolucionaria, apoyo a presos, relaciones internacionales y prensa. Se configura una organización amplia con horizonte revolucionario pues no se proponen el simple derrocamiento de la monarquía, sino un objetivo emancipador para toda la sociedad conjuntamente.

Desde el inicio de la Segunda República Española en el seno de la CNT se vio una doble vía política: la que marcaba la FAI, plenamente revolucionaria pero con una diversidad amplia de estrategias que la convirtieron en una federación de síntesis y no en una plataforma. Mientras que también estaba la vía del Treintismo, una corriente ideológica y un movimiento propio en el anarcosindicalismo que derivó en la conciliación con fuerzas burguesas, la creación del Partido Sindicalista de Ángel Pestaña, y su vía parlamentaria.

Eran los comités más avanzados de la lucha revolucionaria anarquista, que equilibraban el manejo de la autodefensa de las armas, y la autodefensa a través de posicionamientos políticos avanzados. La FAI la conformaron grupos de afinidad coordinados territorialmente, que desarrollaban una organización estable, y se tomaban decisiones sobre cómo actuar en la realidad social y sindical junto a CNT, dotando de una vía revolucionaria y anarquista al sindicato. La FAI participó de la insurrección de l’Alt Llobregat en 1932, de la insurrección de Zaragoza en 1933, e incluso de la Revolución Asturiana de 1934.

Además, miembros de la FAI afiliados a CNT conformarán en la primavera de 1936 los grupos de autodefensa, milicias armadas que ya preveían un golpe de estado militar y la necesaria respuesta obrera que habría de pasar a la ofensiva. Las realidades de cada grupo específicamente y su composición eran muy variadas, por eso construyeron una organización de síntesis, y no una federación con una clara estrategia; y probablemente de haberse realizado, las potencialidades en el 36 para haber llevado a término aquello que no se atrevió la CNT, hubiesen sido mayores y más exitosas.

Federación Anarquista Comunista de Bulgaria; organización dual y levantamiento de las masas

A veces sorprende cómo procesos de amplio calado social como movimientos de masas organizados en el pasado en Europa hayan quedado en el ostracismo de nuestra memoria. Es el caso de la experiencia de la Federación Anarquista Comunista de Bulgaria entre los años 20 y años 40 del pasado siglo.

Ya en 1903 había tenido lugar la Revuelta Macedonia, que en el territorio de Tracia, al sur de Bulgaria, había proclamado la Comuna de Strandzha frente al Imperio Otomano. Un proceso de emancipación y autogestión de un pequeño territorio temporalmente bajo los principios del comunismo libertario. De aquella derrota surgieron más tarde algunas publicaciones anarquistas en Bulgaria, sin embargo, la Primera Guerra Mundial llevó a prisión a muchos anarquistas que se negaron a participar del ejército nacional. El periodo inmediatamente posterior de Entreguerras supuso un fortalecimiento de los nacionalismos y la ofensiva reaccionaria burguesa. Pero en 1919 nace la Federación Anarquista Comunista de Bulgaria, que llevó a cabo importantes experimentos que involucraron sindicalismo urbano y rural, cooperativas, guerrillas y organizaciones juveniles.

Hasta el golpe de Estado búlgaro de 1923 sus actividades y congresos fueron públicos, y en reacción muchos anarquistas participaron del levantamiento de septiembre contra el gobierno de tendencia ultranacionalista de Aleksandar Tsankov. A pesar de este auge de índole fascista el movimiento anarquista búlgaro continuó su crecimiento en la posterior década debido a la organización en clandestinidad del movimiento campesino, si bien los principales militantes se desplazaron al exilio e incluso lucharon en la revolución y guerra civil española.

En 1944 el régimen fascista búlgaro cayó, estableciéndose la República Popular de Bulgaria, del espectro soviético, y la Federación Anarquista Comunista de Bulgaria (FACB) se restableció e inició la publicación de su propio periódico «Misal Rabotniceska». Sin embargo, desde el inicio el nuevo régimen de tendencia marxista fue implacable en la represión contra el potente movimiento anarquista.

Previamente al congreso del Partido Comunista de Bulgaria en 1948, cerca de seiscientos anarquistas fueron encarcelados para evitar que hubiera ninguna postura comunista libertaria en dicho encuentro político. El anarquismo quedó oficialmente ilegalizado, siendo condenados los anarquistas al exilio o al encarcelamiento en centros de detención. Manol Vassev había sido uno de sus más destacados militantes sindicalistas, fue encarcelado varios años y el día antes de su liberación en 1958 fue envenenado en la prisión.

La represión implacable del régimen prosoviético condujo a la práctica desaparición del movimiento anarquista organizado en Bulgaria, contando con casi 3 mil militantes según la seguridad estatal búlgara. En 1952 se fundó en París una editorial llamada «Nuestro camino», que mantuvo una posición clave en el resurgimiento del anarquismo búlgaro y la conexión a través de la Unión de Anarquistas Búlgaros en el exilio, pero ya jamás tendría la implantación social que había tenido años atrás.

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