Geografía de la Abolición. Ensayos sobre espacio, raza, cárceles y emancipación social

Autora: Ruth Wilson Gilmore. Virus Editorial. Barcelona, junio 2024. 576 páginas

Geografía de la Abolición es una colección de ensayos, escritos a lo largo de varias décadas, que abordan la intersección entre geografía, capitalismo racial y el sistema carcelario en Estados Unidos, proponiendo una visión abolicionista del sistema penitenciario. Gilmore, una destacada geógrafa y activista (que encarna y sintetiza el feminismo antipunitivo de Angela Davis, la crítica de la raza de Stuart Hall y la geografía crítica de Mike Davis), examina cómo las prisiones actúan como infraestructuras que sostienen el capitalismo racial, perpetuando la explotación, el control y la opresión sobre comunidades afroamericanas y otras minorías marginadas. Gilmore argumenta que las prisiones no solo retienen personas, sino que también extraen tiempo y vida de las comunidades, actuando como una forma de extractivismo humano similar a la explotación de recursos naturales. Esta visión se articula a través del concepto de «infraestructura del sentimiento», que se refiere a las formas en que las personas experimentan y resisten estas dinámicas opresivas.

Gilmore también discute cómo los movimientos sociales pueden reimaginar y construir geografías abolicionistas, lugares y espacios que se oponen activamente al complejo industrial carcelario. En lugar de ver las prisiones como una solución a los problemas sociales, la autora propone enfoques que prioricen la justicia social, la redistribución de recursos y la creación de comunidades sostenibles y equitativas. Este enfoque está arraigado en tradiciones históricas de resistencia y lucha por la liberación, destacando la importancia de la organización y la acción colectiva para desafiar y desmantelar el sistema carcelario.

En Geografía de la Abolición, la autora también aborda la relación entre las áreas urbanas y rurales en la perpetuación del encarcelamiento masivo. Señala cómo las políticas de encarcelamiento afectan tanto a las comunidades urbanas como a las rurales, vinculando la proliferación de prisiones en áreas rurales con la extracción de recursos y la destrucción ambiental. Esta conexión entre la explotación ambiental y la opresión social subraya la necesidad de un enfoque abolicionista que sea integral y tenga en cuenta tanto la justicia social como la ambiental.

Además, Gilmore reflexiona sobre el papel de las instituciones educativas y otros espacios comunitarios en la promoción de la justicia abolicionista. Destaca cómo la educación y la conciencia crítica pueden ser herramientas poderosas para desafiar el racismo sistémico y el encierro, fomentando la formación de alianzas y movimientos que buscan transformar la sociedad desde sus cimientos.

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