Por alguna razón, la historia de la campaña SHAC o Stop Huntingdon Animal Cruelty (Paremos la Crueldad Animal de Huntingdon) es mayoritariamente desconocida en el Estado español, a pesar de la gran importancia internacional que adquirió hace unos años. En este breve artículo esbozaremos superficialmente algunos aspectos de esta campaña, con la intención de que sirva para que realicemos una reflexión sobre sus errores, aciertos, éxitos y fracasos. Para una historia completa del SHAC, os remitimos a los enlaces que podéis encontrar al final de estas líneas
Huntingdon Life Sciences y SHAC UK
Huntingdon Life Sciences (en adelante, HLS) es la mayor empresa europea dedicada a la experimentación de productos químicos y medicamentos en animales (y la tercera en el mundo), llegando a utilizar unos 75.000 individuos al año y provocando unas 500 muertes diarias. Desde 1989, numerosas investigaciones secretas, difundidas por organizaciones a favor de los derechos de los animales inglesas (puesto que la sede de HLS se encontraba en Londres), lograron revelar escalofriantes imágenes y testimonios que daban cuenta de los abusos que sufrían de forma rutinaria. Los vídeos más reveladores salieron a la luz en 1997 y en este momento algunos/as de los/as propios/as trabajadores/as de HLS manifestaron públicamente su malestar con su forma de tratar a los animales impuesta por la empresa.
Como reacción, en 1999, nació en el Reino Unido la campaña SHAC, con el fin de cerrar HLS. La campaña fue fundada por un grupo reducido de personas, carente de líderes, actuando quien quisiera de forma completamente horizontal, descentralizada y autónoma. Enseguida se sumaron a su llamamiento miles de activistas en todo el mundo y resultó tremendamente exitoso, como explicaremos más adelante.
Metodología del SHAC
Durante la vigencia de la campaña, se hizo uso todo de tipo de medios para ejercer presión sobre los/as directivos y trabajadores/as de HLS, a fin de que abandonaran su actividad. Pero también se caracterizó por su persecución de objetivos secundarios y terciarios, ajenos a la empresa. Nos explicamos: HLS cotizaba en Bolsa, por lo que la lista de sus principales inversores/as y accionistas era pública. De esta manera, aquéllas/os que participaban en la campaña no sólo ejercían presión sobre la empresa, sino también sobre sus inversores/as y todas aquellas corporaciones que mantuvieran algún tipo de relación con HLS: desde la empresa de cátering que servía comida en sus instalaciones, hasta las de mensajería que transportaban sus pedidos, pasando por las de suministros, los bancos que tenían sus cuentas, etc. Puesto que muchas de estas sociedades se encontraban fuera del Reino Unido, fueron activistas en otros países los/as que ejercieron presión en sus sedes extranjeras. Y no sólo se “atacaron” empresas, sino también las viviendas y vehículos de sus trabajadores/as, directivos/as e, incluso, en algunos casos los colegios a los que acudían sus hijos/as.
En cuanto a su metodología, su filosofía se puede resumir en que se podía utilizar “cualquier herramienta de la caja de herramientas” para presionar a HLS, con excepción de la violencia física contra las personas. Así, se organizaron manifestaciones, se enviaron cartas (en primer lugar implorando educadamente a su receptor a no seguir financiando a HLS, posteriormente otras más subiditas de tono o directamente amenazantes), se destrozó propiedad privada con roturas o incendios provocados de coches o viviendas y un sinfín de otras acciones, tanto pacíficas como violentas.
El éxito de la campaña y su proyección internacional
Poco después de su arranque, el SHAC empezó a lograr importantes victorias. Tras hacer pública la lista de accionistas de HLS en el año 2000 y someterlas a presión, muchas empresas y bancos dejaron de financiarla. El 21 de diciembre de ese año, HLS se hundió por completo en la Bolsa de Nueva York y el 29 de marzo ocurrió lo propio en la de Londres. En el 2002 la compañía, completamente quebrada, abandonó su sede inglesa y se trasladó a EEUU a lamerse las heridas.
Al otro lado del océano, HLS empezó una lenta recuperación económica gracias a un préstamo otorgado por el Bank of America. En respuesta, se fundó SHAC USA y se importaron las tácticas inglesas a EEUU para presionar tanto a HLS como al Bank. Al igual que en el Reino Unido, la campaña cobró una gran relevancia en el plano nacional.
La represión y el fin de la campaña
Tras el éxito de la campaña, las autoridades decidieron poner fin a la misma. En EEUU se organizaron seguimientos policiales, pinchazos telefónicos y se tomaron declaraciones a informantes. En el año 2006 seis personas fueron condenadas en Nueva Jersey, EEUU, a penas de entre tres y seis años por delitos de amenazas telemáticas; en el mismo año, otra persona fue condenado a 12 años de prisión por prender fuego a coches de clientes de HLS; y en 2008 y 2010 13 personas fueron condenadas por realizar chantajes.
A este lado del Atlántico, en el año 2007, se llevó a cabo en Reino Unido, Bélgica y Holanda la Operación Achilles (Aquiles), en la que intervinieron 700 policías y se detuvo a 32 personas. En enero de 2009, siete personas fueron condenadas en Inglaterra a penas de entre 4 y 11 años. Y en el 2010 otras cinco personas recibieron penas que oscilaban entre los 15 meses y los seis años de prisión por delitos de amenazas, realizar pintadas y enviar tampones usados por correo. La Cámara de los Comunes en Inglaterra filtró un supuesto manual de tácticas del SHAC y Tony Blair pidió “apoyo para la experimentación animal” en base a los “trágicos eventos que le estaban sucediendo”.
La represión puso fin a la campaña de facto en torno al año 2011, si bien ésta no se desconvocó públicamente hasta el año 2014. Pero los golpes recibidos no han de hacernos olvidar los éxitos y las victorias. Una corporación multinacional se vio temporalmente derrotada y obligada a huir de su continente de origen y se logró que el debate animalista se pusiera sobre la mesa, para que toda la sociedad occidental reflexionara sobre la pertinencia (o no) de la experimentación animal. Y eso no es poco.
El programa nº 101 de Radio Cabezas de Tormenta (www.cabezasdetormenta.org), titulado “Todas las herramientas de la caja” contiene una entrevista al activista norteamericano Jake Conroy (condenado a 3 años de prisión en EEUU por estos hechos) acerca del SHAC. Este programa, junto al documental Hora de Actuar (www.vimeo.com/24505580) proporcionan una visión más completa de esta historia. En cuanto a la represión al movimiento animalista, recomendamos el libro Los Verdes somos los Nuevos Rojos, de Will Potter (véase la reseña del libro en www.todoporhacer.org/ensayo-los-verdes-somos-los-nuevos-rojos)
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