El pasado mes de julio la Brigada 19 de Julio, un grupo solidario con Kurdistán, estuvo conviviendo y conociendo el movimiento kurdo de liberación en primera persona. Viajaron al campo de refugiados de Makhmur, en territorio iraquí. A continuación reproducimos algunas líneas sobre las impresiones del viaje que se llevaron alguna de las compañeras que viajaron, en sus propias palabras.
Un pueblo en movimiento
El principal logro del movimiento originado en el Kurdistán es el de haber construido una sociedad orgánica, una sociedad que desarrolla sus propias estructuras e instituciones independientemente de donde residan o de quien domine su territorio, es decir, una sociedad que se organiza a sí misma.
Sociedad orgánica en el sentido biológico, viva en el más puro significado de la palabra vida. Independientemente del grado de desarrollo del proyecto democrático, la comunidad kurda tiene sus propios resortes de comunicación, decisión, solución y administración. Las personas más militantes y formadas ideológicamente cumplen un rol fundamental de cara a cohesionar a la comunidad, lo cual ha permitido el desarrollo y supervivencia del proyecto. No son sólo una suma de colectivos, son un pueblo organizado, con una ideología y un paradigma (una cosmovisión) que guían su camino.
Makhmur representa a Kurdistán
Cuando pensamos en un Campo de Refugiados, pensamos en tiendas de campaña, calles de barro, edificios prefabricados, aglomeraciones y unas vidas totalmente dependientes de organismos internacionales. Makhmur no tiene nada que ver con lo anterior.
La historia de Makhmur es la historia del pueblo kurdo. Durante los años 90 el Estado Turco comienza una gran oleada represiva que se traduce en miles de aldeas arrasadas y miles de civiles forzados a huir. Esta es la historia de un pueblo nunca aceptado por sus vecinos. Es a finales de la década cuando se establecen en un territorio en medio del desierto iraquí.
Hoy Makhmur es un pueblo de alrededor de 11.000 habitantes. Sus casas son de ladrillo, cuenta con varias escuelas y academias. Cada pedazo de terreno apto para plantar ha sido cultivado. Árboles y huertos familiares identifican a Makhmur desde la lejanía como una isla verde en medio de un mar amarillo. Makhmur no es el paraíso del Confederalismo Democrático, su grado de desarrollo no es total, al fin y al cabo, sigue siendo un campo de refugiados: no hay capacidad de cultivar grandes extensiones, el nivel de aislamiento respecto del exterior es grande, se encuentra bajo amenazas constantes, la temperatura es extrema y el agua escasa. Para subsistir gran parte de los habitantes trabajan en la construcción en las ciudades de alrededor.
Autogobierno democrático
En Makhmur existe una forma de gobierno radicalmente democrática. La democracia se construye por dos vías, por un lado está la municipalidad, la institución que gobierna, y por otro organizaciones sociales específicas, como la de mujeres o la de juventud. La decisiones de la municipalidad van de abajo a arriba, desde las asambleas de los distintos sectores del Campo hasta los puestos y comités de representación. Las relaciones sociales son de gran cercanía, es un pueblo muy cohesionado, lo que facilita la relación individuos-institución. La municipalidad es la principal administración, garante de la seguridad, los servicios y la enseñanza. Las organizaciones específicas desarrollan una labor más política, organizando y formando a sus miembros a nivel ideológico, pero también de una forma transdisciplinar. Estas organizaciones funcionan como el motor del movimiento y son las auténticas dinamizadoras del sistema social.
Educación y formación: construyendo el paradigma
La red de escuelas y academias de Makhmur es el corazón del proyecto. En ellas se desarrollan los contenidos políticos e ideológicos de una forma práctica y teórica. Por un lado las escuelas imparten una educación más formal, y en las Academias se da una formación más ideológica. Existen academias de mujeres y mixtas. Todo el sistema educativo se basa en el método socrático, un forma de enseñanza donde las fronteras profesor-alumno se difuminan, basando la enseñanza en la conversación y discusión colectiva.
Distintos contextos, misma lucha
Son muchos los aprendizajes obtenidos en Makhmur que pueden ser útiles en el contexto europeo. El carácter emancipador de las organizaciones de mujeres, la interpretación del capitalismo no sólo como una serie de relaciones mercantiles sino como una forma de pensar enraizada en nuestras mentes y a la que hay que extirpar, la convicción de que el ser humano encuentra la felicidad más fácilmente en una vida en comunidad entre sus iguales que en una vida individual entre mercancías.
Ojalá las relaciones con este pueblo y esta revolución puedan estrecharse mientras a ambos lados del Mediterráneo seguimos avanzando hacia nuestros objetivos.
Escrito por dos miembros de la Brigada 19 de Julio