Algunos matices sobre el debate de la jornada escolar

Uno de los efectos del COVID ha sido la posibilidad de experimentar con situaciones cotidianas que parecían impensables, como el teletrabajo en muchos sectores donde el presencialismo era innegociable. Algunas de estas medidas han dado buen resultado y se han reformulado para quedarse, pero otras… ¡ay!, tienen muchos enemigos. Vamos a abordar una de ellas: la jornada intensiva en los colegios públicos.

La pandemia minimizó las gestiones que los centros educativos tenían que abordar para tener este tipo de jornada, de 9 a 14h, de manera que muchos coles se subieron al barco. Lo pintan como algo nuevo, pero en realidad es una tendencia desde hace años, aunque Madrid es de las comunidades en las que menos había cuajado. Actualmente el porcentaje de colegios públicos con horario intensivo supera el 80% frente a un 3% cuando hablamos de educación privada y concertada.

Si bien no hay evidencia científica que avale un modelo horario frente a otro, últimamente han salido algunos estudios que sugieren que la jornada partida, que tiene a los peques en el cole de 9 a 17h es mejor. Pero… ¿mejor para quién?

No venimos a posicionarnos con una u otra, si algo te enseña la crianza es a no juzgar las elecciones que toma cada familia. Pero sí venimos a criticar al sistema. Arrancamos y, avisamos, seremos breves, aunque el tema tiene mucha miga.

Concilia ¿qué?

El argumento estrella a favor de la jornada partida es la conciliación familiar. La verdad es que nos echaríamos a reír si no estuviéramos en llamas por dentro. Tenemos trabajos de mierda, sueldos míseros, horarios imposibles… y para poder perpetuar esta locura necesitamos que nuestras criaturas estén escolarizadas al menos tanto tiempo como el que nosotras invertimos en trabajar.

Hay personas, suponemos, que aman su trabajo. No conocemos muchas, pero bueno. Pero necesitamos un trabajo, así está la cosa. Y en vez de luchar por horarios continuos en el curro, por librar los findes, por estabilidad, por mejoras salariales… nos intentan vender que es más apropiado tener un aparcaniños, a ser posible gratuito, con horarios bien largos: desayuno, clases, comedor, clases, extraescolares… Es triste que la pregunta sea ¿de verdad merece la pena tener críos en esas condiciones?

FeminisNO

Aquí traen, brillante y fabulosa, la otra moto que nos quieren vender. Resulta que dicen los estudios que el horario continuo perjudica especialmente a las madres. Que son ellas las que se hacen cargo por las tardes… Como son las que se reducen la jornada, las que se piden excedencias, las que saben para cuántos días dan los pañales que quedan, cuándo hacer la inscripción del cole, en fin, madres, ya nos entendéis.

Abordamos pues otro problema estructural, donde interseccionan el capitalismo y el patriarcado. Las mujeres están en desventaja por el simple hecho de serlo y eso hace más fácil que muchas mujeres elijan prescindir de horas o de trabajar fuera de casa, la unidad familiar se va a ver, económicamente, menos afectada. Es la pes(c)adilla que se muerde la cola.

Señoros, a mi no me libera que mis hijos no estén conmigo, he tomado la decisión de tenerlos por algo. Me oprimen las condiciones en las que tengo que maternar.

¿Escolarizamos?

Vamos un paso más allá. La escuela, ¿por qué? La Comunidad de Madrid se ha vanagloriado de su medida de ampliar plazas de primer ciclo de educación infantil, añadiéndolas (malamente) en colegios de segundo ciclo y primaria. Pero ¿necesita un peque realmente asistir a la escuela en la etapa 0-3? No. Necesita brazos, mimos, libertad para explorar con la seguridad de sentirse acompañado de sus figuras de referencia. ¿Quién necesita el primer ciclo entonces?

Es el sistema. Quizá a veces, agotados por un día torcido, por a falta de sueño, por la selectividad alimentaria, por las “rabietas” pensemos que lo necesitamos nosotros/as, pero no es cierto. Necesitamos, como ya hemos dicho, paternar en condiciones dignas, entre iguales con quienes compartir y apoyarnos, con opciones de ocio apto y dirigido a nuestras criaturas, sin presión económica, etc.

Pero no nos van a dejar, el sistema nos quiere reincorporados cuanto antes, produciendo, engañados para seguir en la espiral del consumo desmedido, echando mil horas para llegar a fin de mes, tan agotados que no tengamos ni tiempo ni ganas de planteárnoslo, enganchados a la falsa felicidad de otros por las redes sociales y a la siguiente necesidad que añadir en nuestra lista de la compra de Amazon. Atrapados es como menos molestamos mientras generamos su riqueza.

Volviendo a la escuela, no es ningún secreto que, cada vez más, tiene como finalidad generar más obreros que meter en la espiral de producir-consumir, a ser posible más maleables, cada vez menos politizados, menos críticos. Así que, concluyendo, ni horario corto, ni largo, la escuela tal y como están concebida es una herramienta para que el capitalismo funcione. Cada familia escogeremos lo que mejor nos venga. Pero basta ya de plantear un debate sin poner todas las cartas sobre la mesa, hablando de conciliación o feminismo. Eso sí, quizá ya es hora de hablar de pedagogía.

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2 comentarios en «Algunos matices sobre el debate de la jornada escolar»

  • Pingback: Algunos matices sobre el debate de la jornada escolar – Federación Anarquista

  • el 11/07/2022 a las 14:47
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    En un país donde parece que la población sólo sabe colgarse banderitas de España en la muñeca, los derechos sociales van a quedar en último plano.

    En un país donde los ciudadanos parece que sólo saben poner banderas de España en su balcón, los avances en ética y filosofía van a parecer ideas de un país extranjero.

    Yo, desde luego, vivo en España y he nacido aquí y mis valores son de Respeto.

    No voy a buscar más allá: la piel. ¿En serio nos creemos teorías de supremacía y de raza aria?

    Los españoles tenemos mucho que perder. Somos uno de los países más mestizos del Mundo.

    Cuando estás en otro planeta, no lo sabes; pero la garantía de una sociedad es la educación que le des a los jóvenes.

    Gato Negro.

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