Una Orden Europea de Detención y Entrega (OEDE) enviada por la justicia alemana sirvió de excusa para que los Mossos d’Esquadra registraran tres inmuebles (entre ellos la emblemática casa okupada Blokes Fantasma) y mantuvieran retenidas a 25 personas durante más de doce horas el pasado 13 de abril. Buscaban a una mujer imputada por haber participado supuestamente en un atraco a una entidad bancaria, sin heridos/as, que se había producido en territorio germano hacía dos años. Finalmente, la sospechosa fue detenida en su casa. Unos días después, el columnista Ciro Morales escribió un artículo en La Directa (www.directa.cat/13-solidaritat-rebel) en el cual recordaba que “las portadas de la prensa del día siguiente ayudaron a la dignificación de un acto tan meritorio y decente como el desvalijamiento de un banco, que se escapa del rédito personal y enriquece la literatura actual… tan necesitada de narrativas loables. La historieta en suelo alemán competía con que ‘Mario Conde vuelve a la cárcel’, ‘Soria también firmó el acta anual de la sociedad que no reconoce’ o ‘Aznar cazado por Hacienda’. Vaya, me atrevería a decir que el caso de nuestra amiga da una paliza de ética, honor y sobre todo, decoro, a los consagrados mantenedores del orden”.
Al margen de si su participación es real o no (“que no sería peor que el saqueo generalizado y legal”, según Ciro), su detención y extradición sirvió para reabrir el debate sobre la legitimidad social de las expropiaciones de bancos, el cual llevaba años apagado.
Un comunicado repartido en solidaridad con la compañera durante una manifestación en abril recordaba a Bertolt Brecht. “La lección del dramaturgo y poeta alemán, estampada en el volante que se repartía a la manifestación de la tarde, decía así: ‘¿qué delito es robar un banco, comparado con el hecho de fundar uno?’. Cita oportuna ante el malestar social generado por los abusos bancarios, énfasis en las entidades financieras del país de Brecht y la detenida, y teoría de la relatividad entre robar con una media en la cabeza y una pistola o hacerlo con corbata y una participación preferente. En noviembre de 2015, el legendario falsificador, atracador y albañil anarquista Lucio Urtubia, a sus 84 años, hablaba en [en el barrio de] Vallcarca de la necesidad de ‘perder el respecto al gobierno, al Estado y la Iglesia’ y afirmaba que ‘yo sigo estando a favor de expropiar bancos, porque son ellos los malhechores’”.
Durante este tiempo algunas cuentas de redes sociales recordaron el refrán castellano “Quien roba a un ladrón, cien años de perdón”, y el twitter del Banc Expropiat puso en marcha el hashtag #JoTambéAtracariaUnBanc. Un mes después, el centro social fue desalojado.
Recordemos que la expropiación es una práctica que se ha dado en diversos momentos históricos por parte de toda clase de movimientos antagonistas. Entre los antecedentes más conocidos se encuentra el de la Banda Bonnot, la cual operó en la década de 1910, y el grupo de Los Solidarios, compuesto por, entre otros, Durruti, Ascaso y García Oliver antes de la Guerra Civil. La expropiación siempre ha estado criminalizada, como es lógico, pero no por ello siempre ha tenido un rechazo social tan amplio como el que tiene en la actualidad. Así, por ejemplo, Servando Rocha nos explica en su libro Nos estamos acercando: La Historia del Angry Brigade, “Bonnie and Clyde, la película de Arthur Penn, se estrenó en agosto de 1967 y muy pronto se convirtió en un gran fenómeno en Europa, especialmente en Francia. El paralelismo estético y el relativismo a cuestiones que alcanzaban al concepto de rebeldía, en un sentido general, entre la década de los treinta y lo que estaba entonces sucediendo con la nueva generación de outlaws, era más que evidente y fue reconocido abiertamente por el propio director. La película, construida a modo de ‘guerrilla de la nostalgia’ […] usaba el pasado de una manera que invalidaba el mismo presente y conectó con numerosos jóvenes que veían en el estilo de vida de sus personajes algo atractivo y seductor que superaba el mero interés cinematográfico. Sus conexiones políticas con el activismo izquierdista y la guerrilla expropiadora fueron remarcadas por la propia industria cultural”, tal y como ocurrió con películas similares de la época, como Dos Hombres y un Destino. “A nadie pareció escapársele esta información, ya que Bonnie y Clyde eran rebeldes sin una causa más allá de la rebelión del momento, pero en el fondo su rebeldía se mostraba sin riesgos, fácil. Era sencilla. Los únicos que en la película salían mal parados eran la propia policía y los hombres de la ley: eran grotescos, corruptos y sin estilo”.
El imaginario colectivo ha cambiado mucho desde entonces. La visión romántica del/la atracador/a se ha disipado (ocupando su puesto la del policía profesional, decente y entregado), tras una continua criminalización mediática de su figura, así como el perfeccionamiento de las tecnologías de seguridad que tantos golpes han frustrado, llenando las cárceles con sus autores cumpliendo largas condenas.
Un comunicado feminista en solidaridad con la compañera detenida el 13-A dirigido a jueces, fiscales, policías y jefes de Estado europeos les recriminaba lo siguiente: “todos vosotros formáis parte del motor que hace del mundo un desierto, una tierra deshumanizada. Estáis en la parte privilegiada del abismo y escogéis ser insensibles al sufrimiento humano. Escogéis dibujar una sociedad donde la vida, la dignidad y los cuidados a las personas no son importantes. Ignoramos totalmente si las acusaciones hechas a la compañera detenida son reales o no. La verdad es que no nos importa, y lo grave es que a vosotros tampoco. Este es otro de vuestros espectáculos para hacer creer a todas que os necesitan y que los protegéis de peligrosos enemigos (ladrones, terroristas yihadistas, terroristas anarquistas, etc…). Y para ello contáis con los mass media de des-información al servicio de vuestro poder opresor.
Los grandes ladrones se sientan detrás de la tribuna de jueces, fiscales, acusaciones particulares o parlamentos y entran en las casas a través de la cuenta corriente, tarjetas de crédito, de la factura de la luz, del agua, de la declaración de la renta, de las notificaciones de becas denegadas y de ayudas sociales no concedidas. Con la Unión Europea hemos topado. Os encanta decidir cómo se tiene que mover la gente por el territorio; os queréis llevar a la compañera detenida el 13A a las cárceles alemanas.
Hace meses estáis condenando a la muerte o la miseria a centenares de millares de refugiadas. Así como hace años que condenáis a muerte a centenares de millares de personas migrantes a base de cerrar las fronteras. Y hace siglos que lo hacéis a base de colonización e imperialismo. Desde el abismo, estas injusticias y precariedades a veces se convierten en rabia, desesperación o impotencia. Y a veces toman forma de luchas colectivas, redes de solidaridad y auto-organización. Y esto os asusta.
Ahora os habéis llevado a una de nosotras – y por extensión habéis tocado al resto – porque sabéis que muchas mujeres, lesbianas y trans de todo el mundo no aceptamos pasivamente la realidad que nos queréis imponer. Una vez más, pese a que montéis las más despampanantes operaciones policiales, ni callaremos ni cambiaremos”.
El 26 de mayo, la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional acordó su entrega al Estado alemán, por lo que el 30 de junio será enviada al país germano, lejos de sus amigas, su casa y todo su entorno social y político. En Alemania le aguarda probablemente una prisión provisional a espera de juicio y, posteriormente, la posibilidad de enfrentarse a la tremenda pena de 5 a 15 años de prisión.
Más información sobre su situación en www.solidaritatrebel.noblogs.org/
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