La Corrala Utopía ha protagonizado un nuevo capítulo de la peculiar y extraordinaria historia de la lucha por el derecho a la vivienda, y contra la especulación urbanística, en la ciudad de Sevilla, impulsada por los movimientos sociales. El movimiento de las corralas, nacido tras la creación de la Utopía en mayo de 2012, rindió, desde su nacimiento, tributo a las edificaciones tradicionales de Sevilla que daban cobijo a las clases más humildes con un estilo de vida comunitario. Su destrucción fue un símbolo de las políticas de especulación urbanística que vienen marcando la historia y economía de España. La llamada gentrificación, el proceso de expulsión de la vecindad popular y arraigada de los cascos antiguos de las ciudades, fue propiciado por los/as propietarios/as, que querían sumarse al pastelón del ladrillo.
Como ya es sabido, el pasado día 6 de abril se procedió a su desalojo forzado por la policía, tras el cual se sucedieron toda una serie de acontecimientos en los cuales parecía dejarse de lado toda la lucha de base de las corralas y los movimientos sociales para dar paso a una escena más del espectáculo político al que estamos acostumbrados. La legalidad y la legitimidad volvieron a chocar, haciendo visible una vez más el rostro inhumano y antisolidario de las instituciones y el parlamentarismo.
Aunque esperado, el desalojo vino por sorpresa. Esperado puesto que desde febrero el proceso de desalojo se conocía, pero imprevisto puesto que parecía que se había encontrado una solución con el propietario, Ibercaja, con quien negociaba la Junta de Andalucía. La solución pasaba por el realojo de las familias por parte de la Junta de Andalucía en un plazo aproximado de siete meses. Fuentes cercanas a la Corrala nos comentan que, durante los últimos meses, las movilizaciones y reivindicaciones de la Corrala se habían dejado de lado en favor de esta negociación, la cual ha resultado fallida. Desalojadas las familias, en la calle, decidieron acampar en la Plaza Nueva de Sevilla, ya que la solución propuesta por la Junta era hospedarles de manera temporal en el albergue municipal.
La lucha transformada en espectáculo
Con el desalojo de la Corrala y la responsabilidad de la Junta de Andalucia en ello, comienzan a darse toda una serie de maniobras políticas por parte de los agentes involucrados, PSOE e IU, en las que cada uno escenifica su papel, dándose unas imágenes públicas de tensión dentro de la coalición que gobierna en Andalucía. El momento álgido de estas disputas internas tiene lugar el 9 de abril, cuando la Consejería de Fomento y Vivienda, controlada por IU, anuncia públicamente el realojo de parte de las familias en Viviendas de Protección Oficial(VPO) de la Junta. Ante tal movimiento por parte de IU, sus jefes/as de gobierno del PSOE, amparados/as en la ley, deciden retirar las competencias necesarias a la Consejería de Fomento, alegando que la actuación de IU iba contra la
legalidad, puesto que para adjudicar VPO hay que seguir un trámite y tener en cuenta la existencia de una lista de espera. El PSOE en un acto pueril que lo describe a la perfección, afirmó que no podían pasar por delante de la lista de espera por haber dado una patada a una puerta, fomentando la idea de cargar contra las familias por parte de otras familias en la misma situación. La casualidad es que IU también decía basar su actuar en la legalidad vigente, puesto que reconocía la situación de las personas de la Utopía como una “emergencia social” y que en tal caso podían realojar a las familias en una serie de viviendas destinadas a dichas situaciones. Sea como fuere, la realidad es que más allá del amago de IU, su acuerdo de gobierno y la pleitesía que le deben al PSOE no hacen desaparecer el conflicto de las/os vecinas/os y la situación de las familias sin vivienda sigue siendo una realidad, mientras los roces entre IU y PSOE se solucionan. La legalidad como marco de actuación se ha visto incapaz de dar una respuesta rápida y satisfactoria al conjunto de las familias.
Este circo mediático pasa por alto el día a día de las familias, las cuales, en su mayoría, se estuvieron alojando en los locales del sindicato CGT de la ciudad durante varios días. La situación real tras la trifulca es que ahora mismo sólo se habla del realojo de 8 de las 22 familias y de manera temporal, mientras los servicios sociales estudian si dichas familias cumplen los requisitos necesarios para un realojo de manera indefinida. Este hecho es vendido como una victoria por IU, aunque habría que preguntarse ¿victoria para quién? Porque una victoria de IU, puede significar una derrota de la Corrala, como es el caso. Ahora IU saca pecho, ha conseguido realojar a varias familias y se ha enfrentado al PSOE, cuando la realidad es que el movimiento de la Corrala se ha desinflado a medida que la negociación avanzaba y una vez acabada, su futuro inmediato ya quedaba fuera de sus manos. La realidad es que IU ha puesto por delante sus intereses en un Gobierno, frente a las necesidades inmediatas de unas familias a las que han expulsado de sus casas, porque la casa es de quien la habita. Mientras que mediáticamente se ha querido rodear de ese áurea izquierdista mostrándose como adalid de los/as necesitados/as, más bien ha actuado como verdugo, asumiendo las reglas del juego y sin sobrepasar en ningún momento la línea de la legalidad, que siempre jugará en contra de las reivindicaciones sociales. Una vez más la instrumentalización política que se ha hecho de este conflicto deja al margen a sus víctimas, las familias que lucharon por su derecho a la vivienda y que tomaron un espacio para poder vivir, ellas son las verdaderas protagonistas de esta historia.
Mientras tanto, hace unos días el Colegio de Registradores de la Propiedad publicó que más de 30.000 primeras viviendas quedaron en manos de la banca por el impago de créditos hipotecarios: más de 30.000 desahucios de primera vivienda. El SAREB, con una ingente cantidad de dinero público inyectada, vendió a precio de saldo más de 9.000 viviendas en 2013. A pesar de ello, el dramático problema de la vivienda ha quedado reducido a ser un buen exponente de la mayoría silenciosa. Apuntarte en una lista, saber esperar tu turno y no molestar demasiado…O no.