Autor del libro: Pablo San José Alonso. Editado por Revolussia. 502 páginas.
Reseña por Fernando Llorente Arrebola
La joven editorial extremeña Revolussia publica este contundente ensayo del veterano activista antimilitarista Pablo San José Alonso, quien participó en el movimiento de insumisión de los 90 y posteriormente en diversas experiencias de vida comunitaria autogestionaria, siendo actualmente el editor de la web Grupo Tortuga.
Así que no estamos ante el enésimo ensayo académico, y aunque no le falte rigor intelectual y referencias muy solventes (Hannah Arendt, Pierre Clastres, Murray Bookchin, Castoriadis, Foucault, David Graeber, Tomás Ibáñez, Wallerstein, etc), este es un ensayo muy pegado a los movimientos sociales, “manchado del barro” de las luchas y las vidas de estas tres últimas décadas.
El Ladrillo de Cristal parte de la idea de que los intentos de transformación social han acabado alimentando el control y la dominación. Y empieza acometiendo una descripción radical de la sociedad en que vivimos y de cómo que el modelo capitalista ha desplazado de los imaginarios cualquier otra forma de sociedad, ya sea pasada o utópica. La subjetividad dominante (o dicho de otro modo, el modelo de persona promedio) se caracteriza por “el individualismo de carácter egotista y narcisista, identidad heteronómica, materialismo epistemológico y práctico, carencia de ética personal, incapacidad de introspección, eudemonismo y una forma virtual de relacionarse”.
El autor no ahorra críticas a las diversas corrientes del activismo. Arremete contra la sociedad creada por el Estado de Bienestar, las clases medias y el acto de consumir como paradigma psicológico. Señala algunas de las vías de rendición y reforzamiento del sistema que es necesario evitar: el electoralismo, el reformismo, el priorizar el cambio personal, y también el olvido del cambio personal. La crítica alcanza a los beneficiados de esta sociedad, pero también a cooperadores, resignados, traidores, acomodados, izquierdistas descarriados… Sin embargo, “la situación exige valentía para recuperar la actitud y el deseo revolucionario”. Por eso necesitamos, para salir de la postración y la alienación, un esfuerzo de imaginación para buscar un plan. Pablo San José se esfuerza en trazar algunas líneas de fuga.
Es necesario alcanzar un modelo de sociedad en que lo individual y lo colectivo estén integrados armónicamente. Nunca antes en la historia el divorcio entre naturaleza y sociedad ha sido tan grave, “el mundo alumbrado por la preeminencia de las máquinas y el paradigma urbano da vértigo”. Necesitamos desurbanizar, re-ruralizar. Tenemos que simplificar: abandonar el desarrollismo industrial, des-digitalizar, no solo por ecología, también por des-alienar el alma humana. “Una de las principales tareas de la persona con vocación revolucionaria no puede ser otra que la auto-transformación interior”, una verdadera áscesis (reglas y prácticas encaminadas a la liberación del espíritu y el logro de la virtud). Un proyecto radical ha de desplegarse a la vez en el plano de lo social y en el de lo individual.
El ladrillo de cristal toma el título de una expresión de Cortázar, así que, siguiendo con Cortázar, podría decirse que este libro es, a su vez, muchos libros: es un estudio político de las formas occidentales del estado y el poder, un tratado sociológico del comportamiento actual en la era de internet, un estudio antropológico sobre parte de la historia de las religiones, un análisis de la historia del marxismo, un estudio económico de la ciudad europea, una sátira de la sociedad cibernética al estilo de Juvenal… Los textos de Pablo San José recuerdan a los del anarquista Agustín García Calvo en trabajos como ¿Qué es el Estado? o Avisos para el derrumbe: Es imperativo abandonar el consumismo y la gran ciudad, y buscar alternativas al trabajo asalariado, desde el apoyo mutuo. Es una necesidad antropológica revalorizar la agricultura, los trabajos manuales y el cuidado de la materia.
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