Aprovechando la estancia en Madrid de dos compañeros/as de Seattle hemos tenido la oportunidad de conocer la situación en la costa oeste de EEUU en los últimos años, en cuanto a las luchas que están teniendo lugar y la represión que las ha seguido. Nos parece interesante dar a conocer esta situación tanto por los paralelismos que podemos encontrar respecto a nuestro contexto, como por las diferencias y peculiaridades que aporta el contexto norteamericano. Estas líneas son solo un breve resumen de una pequeña parte, se puede encontrar más información (en inglés) en www.bayofrage.com, www.pugetsoundanarchists.org y www.saynothing.noblogs.org.
Antes de comenzar a hablar de las luchas en Seattle y alrededores habría que poner esta ciudad en contexto. Seattle es una ciudad de más de medio millón de habitantes en la costa noroeste de EEUU, en la que la mayoría de la población activa trabaja para una de las cuatro grandes multinacionales asentadas allí (Boeing, Starbucks, Microsoft y Amazon). Las buenas condiciones salariales en estas empresas, entre otros factores, han hecho que el precio de los alquileres y de la vida en general haya ido aumentando. Por otra parte, Seattle puede considerarse en la vanguardia del “capitalismo verde”, una ciudad moderna, “progre”, preocupada por el medio ambiente (pero sin cambiar ni cuestionarse el estilo de vida capitalista). Estos factores hacen de esta ciudad un campo bien abonado para la gentrificación, un proceso por el cual la gente de los barrios populares es desplazada por otra de mayor nivel económico, mayores establecimientos comerciales, etc[1].
En este contexto (o a pesar de él), existe desde hace algunas décadas un cierto espacio o entorno anarquista que participa en las distintas luchas o conflictos existentes en la ciudad. Mientras que en la década pasada tomaron protagonismo algunas luchas sociales concretas o parciales como las protestas contra la guerra de Irak, movimientos ecologistas, o las protestas de 1999 contra la reunión de la Organización Mundial del Comercio (OMC), en los últimos años las luchas anarquistas han comenzado a resurgir y tomar relevancia.
De manera similar a lo que pudo ocurrir aquí con el movimiento 15M, el movimiento Occupy en Seattle fortaleció la escena e impulsó en cierto modo al movimiento anarquista, ayudando a que muchos/as anarquistas que estaban dispersos/as y desmovilizados/as se encontraran, se conocieran, y se dieran cuenta de que podían trabajar juntos/as en diferentes proyectos. Así surgieron varios proyectos anarquistas que existen hoy en día en la ciudad, como una librería, una casa okupada, un centro social y una cafetería.
Huelga en el puerto de Seattle el 12/12/2011, convocada simultáneamente en todos los grandes puertos de la costa oeste por el movimiento Occupy
La lucha contra el proceso de gentrificación ha unido también a la gente de los barrios afectados junto con anarquistas y otros sectores movilizados para llevar a cabo campañas concretas de presión y de difusión contra nuevos proyectos de desarrollo. Muchas de estas campañas se intentan conectar y unificar con otros conflictos estrechamente relacionados, como fue la lucha contra un centro de menores en Seattle que fue reformado con dinero procedente en parte de la venta de los terrenos a su alrededor para la construcción de nuevos chalets. Los intentos de “aburguesar” la ciudad y expulsar a los/as residentes pobres e inmigrantes a las afueras, y la existencia de un centro de menores cuyos/as “internos/as” son en su mayoría los/as hijos/as de esas familias, forman parte de una misma lógica, y es por eso que se intenta combatirlos en un mismo frente.
Otro de los frentes de lucha activos en los últimos tres o cuatro años es el de las protestas contra la policía, que comenzaron a tomar bastante fuerza tras varios asesinatos cometidos por policías en la costa Oeste, entre ellos el asesinato de Oscar Grant en Oakland en enero de 2009, apenas un mes después del de Alexis Grigoropoulos en Grecia, y el de John T. Williams en Seattle en 2010, un indígena americano que fue disparado a sangre fría por un policía por tener en la mano el cuchillo que usaba para tallar madera en la calle. Estos asesinatos hicieron salir a la superficie la rabia de la gente contra la policía y dieron lugar a fuertes protestas y disturbios en toda la zona.
El Gran Jurado y la represión
En la costa Oeste como en todas partes, el aumento de la conflictividad social trae consigo el aumento de la represión. En el caso de Seattle, este endurecimiento se hizo notar tras los hechos del Primero de Mayo del pasado año. Ese día se convocó una huelga general coordinada en toda la costa Oeste, y en Seattle se celebró una manifestación que reunió a más de mil personas y que terminó con ataques a bancos, tribunales y grandes superficies comerciales. El hecho de que se atacaran los juzgados federales dio pie a que se abriera una investigación federal sobre estos hechos, y esto llevó a la formación de un Gran Jurado. Fue la excusa para llevar a un nivel superior la represión tras un año lleno de grandes movilizaciones entorno al movimiento Occupy (de las cuales la del Primero de Mayo se podría considerar la última). Aun así, la investigación no comenzaba con la formación de este Gran Jurado, sino que, según se supo meses después, el gobierno federal llevaba tiempo investigando y siguiendo a anarquistas implicados en el movimiento Occupy.
Para entender lo que esto significa explicaremos brevemente en qué consisten los Grandes Jurados. Se trata de una figura jurídica que existe en EEUU y que consiste en un jurado formado por 16-23 “buenos/as ciudadanos/as” elegidos/as a dedo por el fiscal del Estado y, por tanto, normalmente gente blanca, de edad avanzada, de clase media-alta y mentalidad conservadora. Los Grandes Jurados se pueden utilizar para investigar todo tipo de delitos (financieros, de tráfico de drogas, etc.), pero es cada vez más habitual que se utilicen como forma de represión de movimientos sociales.
El fiscal presenta a este Jurado las pruebas que tiene contra ciertas personas para que éste sea quien formule la acusación contra ellas. Entonces, este Jurado emite citaciones a gente supuestamente relacionada o que tiene información sobre estas personas, para que testifiquen y aporten información sobre el caso, es decir, para que les delaten. Todos los procedimientos son secretos, no se hace público nada relativo a la investigación, y a quien acude a testificar no se le permite tener un/a abogado/a.
Si una persona es citada por el Gran Jurado y se niega a declarar, puede ser acusada de “desacato” y encerrada en una prisión federal, no por haber cometido ningún delito, sino como medida de presión para obligarle a declarar. El periodo de encierro se puede prolongar durante todo el proceso que dure el Gran Jurado, que puede ser de 18 meses, prorrogable otros 6 meses hasta tres veces más, es decir, que podría llegar hasta 36 meses. La posibilidad de acogerse a la famosa Quinta Enmienda, que otorga el derecho a no declarar, es eliminada a cambio de ofrecer inmunidad a quien testifique.
Tras los hechos del Primero de Mayo, varias personas fueron llamadas a testificar ante el Gran Jurado, de las cuales solo una accedió a hacerlo. Del resto, tres personas pasaron a la clandestinidad y otras tres fueron encarceladas. El pasado 28 de febrero dos de ellas (Matt Duran y Katherine Olejnik) fueron liberadas después de haber pasado cinco meses en prisión, mientras que el tercero (Maddy Pfeiffer) permanece encerrado ya que entró en prisión dos meses más tarde que sus compañeros/as. A pesar de haber sido puestas en libertad, existe aún la posibilidad de que Matt y Katherine sean acusados del delito de desacato y procesadas por ello (ya no como medida de presión, sino como punitiva).
Ante esta situación, han sido muchas las acciones y muestras de solidaridad que se han producido en Seattle y en toda la costa Oeste, desde la difusión de la situación de numerosas formas, a manifestaciones, concentraciones, sabotajes y ataques a instituciones represivas o símbolos del capitalismo. Más recientemente, se ha convocado una semana de acción en apoyo de estas personas entre el 24 de abril y el 1 de mayo.
Más allá del apoyo que podamos mostrar desde aquí, sea escribiendo a Maddy en prisión, difundiendo o llevando a cabo cualquier acción que nos permita la imaginación, nos parece fundamental combatir a todos los niveles esa cultura de la delación que cada vez más están intentando extender. Lo podemos ver aquí en lo cotidiano, o en ejemplos como la página web de los Mossos de Esquadra invitando al chivateo. El caso del Gran Jurado en Estados Unidos muestra hasta dónde puede llegar esta práctica como forma de represión, y el ejemplo de Matt, Katherine y Maddy y las muestras de apoyo que ha motivado, muestran que está en nuestras manos impedirlo.
[1] Se puede leer más sobre este proceso en nuestro contexto en el texto “Gentrificación y reestructuración del espacio social en Madrid” , en la web www.observatoriometropolitano.org
Sobre la gentrificación en Madrid:
– «Pobre barrio rico»: http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/03/30/madrid/1364665402_303415.html
– «Presencia policial y planificación urbanística en Lavapiés»: https://www.todoporhacer.org/presencia-policial-y-planificacion-urbanistica-las-nuevas-herramientas-de-control-social-al-servicio-del-poder-lavapies
– “Gentrificación y reestructuración del espacio social en Madrid”: http://www.observatoriometropolitano.org/wp-content/uploads-observatorio/2011/03/GENTRIFICACI%C3%93N-Y-REESTRUCTURACI%C3%93N-DEL-ESPACIO-SOCIAL-EN-MADRID.pdf
– «Las plazas no están para sentarse»: http://www.elpais.com/articulo/madrid/plazas/estan/sentarse/elpepiespmad/20100418elpmad_1/Tes
Pingback: Ya está disponible para descargar el nº 27 de Todo por Hacer (abril 2013) | Todo por Hacer
Pingback: Ya está disponible para descargar el nº 27 de Todo por Hacer (abril 2013) | Editorial KLINAMEN