Autora: Tamasin Knight. Edita: Locomún y Biblioteca Social Hermanos Quero. Febrero 2019. 111 páginas.
Este pequeño libro es una traducción del inglés que pretende ofrecer a los lectores un conjunto de herramientas prácticas con las que abordar lo que en términos clínicos se vienen a denominar delirios, ideas obsesivas o pensamientos intrusivos. Su autora, Tamasin Knight, fue psiquiatrizada precisamente por manifestar creencias y experiencias inusuales, motivo que le llevó a interesarse por modelos alternativos a la hora de lidiar con los problemas de salud mental. Por tanto, nos encontramos frente a uno de esos escasos textos en los que el autor tiene un conocimiento directo de lo que habla… lo cual en esta ocasión implica un cambio radical en manera de aproximarse a la propia cuestión de la locura o el sufrimiento psíquico.
La idea básica que se defiende a través de sus páginas es la de proporcionar ayuda a la hora de afrontar y convivir con las creencias inusuales en vez de centrar todos los esfuerzos en tratar de erradicarlas (algo que además no parece conseguir ninguna de las estrategias clínicas dominantes, centradas la mayor parte de ellas en la sobremedicación). Un planteamiento que por un lado es útil, ya que pone sobre el papel ideas y claves que ayudan a hacer la vida menos difícil, pero que también tiene una dimensión política y ética, tal y como se señala en el prólogo redactado por el colectivo Locomún, pues el libro «también valora la diferencia y la diversidad en la sociedad, el derecho a ser, pensar, sentir, hacer… distinto».
La clave está en tratar el sufrimiento, y no las experiencias en sí. Intentar cambiar las creencias inusuales no compartidas de alguien puede causar un sufrimiento añadido en la medida en que la persona no es creída cuando para ella lo que sucede es real. En muchas ocasiones esas creencias inusuales forman parte de la vida de esas personas, y buscar únicamente su eliminación ha revelado no ser el camino más eficaz para acabar con todos los problemas que pueden acarrear. No solo los pacientes psiquiátricos piensan cosas como que dios les escucha, que existe la telepatía o el karma, que sus casas tienen fantasmas, que son espiados por los dispositivos informáticos, etc., hay muchas personas que creen en alguna de esas cosas y no son tratados por la psiquiatría (a pesar de que cualquiera que crea ese tipo de cosas cumple en principio con los criterios con los que se definen los delirios en un manual diagnóstico de salud mental). Tamasin Knight nos sugiere que pensemos entonces si lo que origina el sufrimiento no es quizás tanto lo creído / experimentado como la manera en que se afronta. Siguiendo esa línea de pensamiento, convencer a la gente de que sus ideas no son correctas, tal y como hacen sistemáticamente la psiquiatría y la psicología hegemónicas, puede que no sea una buena manera de acompañar y facilitar procesos de recuperación. Eliminar el comportamiento «anormal» suele responder más a los intereses de una determinada sociedad que a los de la persona que demanda ayuda. Esta, si se la escucha realmente, está por lo general más preocupada por no sentirse capaz de manejar o controlar sus experiencias y por su calidad de vida que por la eliminación de la anormalidad en la que se ceban los psiquiatras. Siempre que no se esté generando un daño a otras personas, debería respetarse la manera de sentir, de pensar y de comportarse de cada cual, aunque a los demás les pueda parecer incorrecto o raro. Si la persona no pide expresamente que quiere cambiar esa parte de ella, el tratamiento no debería ir dirigido a ello. Solo así pueden construirse relaciones basadas en la horizontalidad y el interés real de la persona afectada.
Llegados a este punto de la reseña, quizás haya quien piense que esto no va con ellos. Que al fin y al cabo, el destinatario de un texto de esta naturaleza tiene que ser necesariamente una persona con este tipo de creencias, o sus familiares y personas cercanas o profesionales a la busca de nuevas metodologías de trabajo. El tabú y el prejuicio social que existe sobre la locura son los que alimentan estos razonamientos, pero el hecho objetivo es que es que el sufrimiento psíquico nos rodea y es parte esencial de nuestra condición en tanto que seres humanos. O dicho con otras palabras: la locura está ahí fuera, pero también dentro de nosotros, así que comencemos a leer y debatir sobre ella. Nos irá mejor, sobre todo si albergamos en nuestros corazones algún anhelo de cambio social…
Más allá de las creencias nos lleva línea a línea a otro lugar desde donde poder hacer y poder pensar de otra manera. Es algo que bien merece la pena ensayar en otras muchas luchas, donde la —siempre necesaria— crítica ha acabado por descuidar la necesidad de lo práctico y cotidiano. Por eso quizás sea necesario destacar la importancia que supone no solo recoger materiales que exponen otras narrativas y saberes sobre la salud mental que no son las patrocinadas por la industria farmacéutica (ni por ningún otro grupo vinculado con un poder establecido), sino además hacerlo de manera impresa con la intención de facilitar una lectura pausada, que pueda permanecer en estos tiempos acelerados.
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