Termina la actuación del payaso de turno y el público rompe en aplausos y vítores. Un nuevo número en el circo político, un espectáculo que para ellos/as parece ser de lo más entretenido, pero que a nosotras/os no nos hace ninguna jodida gracia.
Mientras se ríen en nuestra cara y todavía tienen la poca vergüenza de justificar sus “medidas de ajuste” como algo inevitable y necesario “para el bien común” (como si tal cosa existiera), nosotras/os sentimos aumentar el miedo a no llegar a fin de mes, a quedarnos en la calle, a que sigan arrebatándonos todo y no nos quede nada. Esto no es un juego, o por lo menos no lo es para los/as millones sobre quienes repercuten sus malditos consejos de ministros y reales decretos.
Nos parece casi obsceno que de verdad pretendan hacernos tragar sus mentiras una tras otra como si no tuviéramos fondo. Una cosa es tropezar dos veces con la misma piedra, pero esto ya son demasiadas veces y demasiadas piedras iguales como para que sigamos sin darnos cuenta de que sus intereses son opuestos a los nuestros, de que sus recortes sólo benefician a sus fortunas, de que sus rescates el único culo que salvan es el suyo.
Todo esto es lo que se nos pasa por la cabeza en momentos como el del pasado miércoles 11 de julio, cuando el gobierno anunció con aplausos de sus diputados en el Congreso la nueva ristra de medidas – aprobadas dos días después en el Consejo de Ministros – destinadas a recortar 65.000 millones de euros en los presupuestos entre este año y el próximo.
Algunas de las más sangrantes de estas medidas se resumen en lo siguiente:
· Subida del IVA: A partir del 1 de septiembre, el tipo general del IVA pasará del 18 al 21%, y el reducido del 8 al 10%. Pero no sólo eso, sino que además una gran cantidad de productos y servicios (cine, teatro y otros espectáculos, servicios funerarios – ¡va a ser más caro hasta morirse! -, discotecas, etc.) pasan de tipo reducido a general, es decir, de un día para otro, pasarán del 8 al 21%. Estos aumentos suponen, como dicen por ahí, “la mayor subida de impuestos aprobada en democracia”. Sin olvidar que en 2010 ya se produjo una subida del tipo general del 16 al 18% y del reducido del 7 al 8%.
Hay que tener en cuenta además que, aunque el tipo superreducido (alimentos frescos y otros productos básicos) no aumente, el precio de esos productos inevitablemente subirá, ya que los productores tendrán que repercutir en el precio el aumento del coste de sus consumos, maquinaria, etc.
Las estimaciones del incremento que supondrá esta subida van de los 400 a los 800 euros anuales por familia. Según están las cosas, ¿de verdad creen que con este hachazo el consumo no bajará?
· Suspensión de la paga extra de funcionarios/as y reducción de días libres: Este año los/as funcionarios/as se quedan sin paga de Navidad, lo que significa, hablando claro, que les reducen el sueldo entre un 5 y un 7%. Además, tendrán la mitad de los días de libre disposición al año que tienen ahora (tres en vez de seis), y pierden los que ganaban con la antigüedad.
· Reducción del paro: A partir del séptimo mes de paro, el subsidio bajará del 60 al 50%, y en cuanto a las prestaciones no contributivas, se establecen mayores requisitos para recibir el RAI (Renta Activa de Inserción, para colectivos con mayores dificultades de encontrar trabajo) y se elimina por completo el subsidio PREPARA (Programa de Recualificación Profesional, para desempleados/as que siguieran un plan de formación específico para encontrar trabajo), todo esto con unos niveles de desempleo por las nubes y sin visos de dejar de crecer.
· Reducción de las cotizaciones sociales: Un punto en 2013, y otro más en 2014. Según han dicho, con esto ya “se compensa la subida del IVA y se estimula la contratación”. Y se quedan tan anchos/as.
· Incremento de las retenciones del IRPF a profesionales liberales y un buen número de autónomos, del 15% al 21%.
· Supresión de la deducción en el IRPF por la compra de vivienda a partir del 1 de enero (aunque se aplica también en parte a quienes compraron un piso antes de enero de 2006).
· Eliminación de la ayuda estatal para los préstamos hipotecarios.
· Reducción de las ayudas al alquiler: quienes aún cobran la ya derogada Renta Básica de Emancipación, pasarán de cobrar 210 euros a 147.
· Aceleración de la entrada en vigor del retraso de la Jubilación a los 67 años.
· 3000 millones en recortes a las ayudas por dependencia.
· Subida de los impuestos especiales-medioambientales
· Restructuración de la Administración y reducción en un 30% del número de concejales
· Recorte de 600 millones en el gasto de los ministerios
· Recorte del 20% en subvenciones a partidos y sindicatos
· Supresión de las primas para las energías renovables
· Cotizaciones mayores a los altos sueldos.
· Menos deducciones fiscales a las grandes empresas.
· Liberalización de los periodos de rebajas.
· Subida de cuotas en la educación concertada.
La lista no se queda corta, y sin embargo, el Gobierno ha cifrado el ajuste que se logrará con todas estas medidas en 56.440 millones de euros, que equivale a dos puntos de PIB anuales. Esto significa que para reducir el déficit hasta el 2,8% (la meta fijada para 2014) aún habrá que hacer nuevos recortes de la misma magnitud, como mínimo. Seguro que pronto iremos oyendo rumores que nos irán haciendo a la idea de por dónde vendrá el próximo golpe, con las correspondientes intervenciones del gobierno para desmentirlos hasta que el terreno esté bien abonado.
¿A quiénes afectan y a quiénes rescatan?
Más allá de la cantinela inacabable del “porque la economía lo exige” y el “tenemos que elegir entre un mal y un mal peor”, tenemos que empezar a preguntarnos las verdaderas razones de los recortes, para qué – y, sobre todo, para quién- son tan necesarios.
Como bien es sabido por todos/as, en el mes de junio se firmó un acuerdo a nivel europeo de rescate económico a la banca española. Según el acuerdo, los Estados europeos que otorgan el dinero del rescate a la banca lo hacen a un interés del 3%, un precio por debajo del de mercado, que está en el 7%. La mayoría de los países europeos que firmaron el compromiso no cuentan en sus arcas con el dinero suficiente para hacer frente al pago, por lo que para hacerlo adquirirán ese dinero a un interés del 7% en el mercado ordinario. Tal es el caso, por ejemplo, de Italia, que deberá costear el 20% del rescate español. De esta manera, las propias dinámicas del sistema financiero llevarán a Italia y al resto de países a endeudarse más, por lo que estas propias naciones acabarán por tener que ser rescatadas (por países como España). Al final, y en resumidas cuentas, la banca recibirá grandísimas inyecciones de dinero a intereses bajos (3%) a costa de los Estados, que los pagarán con intereses elevados (7%). ¿Y cómo hacen los Estados para poder conseguir ese dinero? Recortando los servicios públicos con sus “medidas de ajuste” en detrimento de los/as trabajadores/as, como las que hemos resumido más arriba.
Las medidas que nos llevan a días como este terrible miércoles de julio son impuestas por los mercados, los cuales tienen nombres y apellidos: Banco Mundial, Fondo Monetario Internacional, Banco Central Europeo, etc. ¿Su objetivo? Inyectar dinero barato a los bancos para que sigan con su actividad como si nada. Se socializa la deuda privada que ellos mismos han creado, como sea y a costa de quien haga falta. Y aquí paz y después gloria.
Desde el comienzo de la crisis en 2008, todos los gobiernos de todos los países han cambiado de color. Hemos pasado del gobierno republicano de Bush en EEUU al demócrata de Obama, del derechista de Sarzoky al progresista de Hollande o del socialista de Zapatero al conservador de Rajoy, por poner unos ejemplos. Y todos los gobiernos, con independencia del partido que se encuentre en el poder, están llevando a cabo los mismos recortes, los mismos ataques a nuestros intereses. Nos encontramos, más que nunca, ante la evidencia de que nuestros/as gobernantes no son más que meras marionetas de los poderes fácticos, de quienes concentran en su haber grandes recursos económicos. Los mercados ordenan y ellos/as ejecutan. Los/as políticos/as, todos/as ellos/as, son el brazo armado del capital.
La oposición, por su parte, se limita a criticar cínicamente la labor del gobierno, sabiendo perfectamente que, de estar ellos/as en el poder, adoptarían las mismas reformas. Cuando el gobierno de Zapatero en 2010 subió el tipo normal del IVA del 16 al 18%, Esperanza Aguirre puso en marcha una campaña contra esta subida y el PP se dedicó a presentar varias iniciativas como la recogida de firmas y la creación de la página web www.nomasiva.com. Por su parte, la entonces vicepresidenta del Gobierno socialista, Elena Salgado, defendió la medida como la mejor forma de reducir el déficit y obtener más fondos para la cohesión social y el pago de las pensiones. Ahora, apenas dos años después de la puesta en marcha de esa última subida del IVA, el Gobierno de Rajoy sube el IVA a partir de septiembre, la página web del PP contra la subida del IVA ha sido borrada y su dominio puesto a la venta y el PSOE se dedica a criticar estas injustas medidas. Cinismo. Hipocresía. Se ríen de nosotros/as.
¿Quieren acabar con todo? No, ¡nosotras/os queremos acabar con todo! Balance y reflexiones sobre las movilizaciones del mes de julio
El anuncio el pasado miércoles 11 de julio de las nuevas medidas que hemos tratado de desentrañar sobre estas líneas, ha desencadenado toda una serie de protestas, encabezadas principalmente por las/os trabajadoras/es del sector público. Durante algo más de una semana (hasta el cierre de edición de este número), han tenido lugar en Madrid concentraciones que han cortado el tráfico en importantes calles y autopistas, o en la red de Cercanías (aunque éstas se han producido en menor número), protestas frente al Congreso y frente a las sedes de los dos principales partidos, PP y PSOE, manifestaciones espontáneas por el centro de la ciudad, la multitudinaria convocatoria del 19-J, etc.
Dentro de estas movilizaciones, nos gustaría destacar los múltiples ejemplos de trabajadoras/es de un mismo centro que en horario laboral han realizado acciones de protesta, como las/os trabajadoras/es del Hospital Ramón y Cajal que cortaron la M-607, o los/as trabajadores/as de los diferentes edificios de la Administración pública situados en el centro de la ciudad que han paralizado el Paseo de la Castellana prácticamente todos los días, aunque de una forma más simbólica.
Sin embargo, a día de hoy han sido los dos grandes sindicatos, CCOO y UGT, y el principal sindicato del funcionariado (y uno de los máximos exponentes del sindicalismo amarillo corporativista), el CSIF, quienes han capitalizado y encabezado las protestas. Pero a pesar de esto, no han faltado las manifestaciones convocadas al margen de las estructuras verticales de las centrales sindicales, que difundidas a través del boca a boca y de las redes sociales, han llenado las calles del centro de personas cabreadas, como la que tuvo lugar el viernes 13, que finalizó con nueve detenidos/as y varios/as heridos/as por las cargas policiales.
Una vez más, la policía, a pesar de ser uno de los sectores más afectados por estas medidas, actuó como sólo ellos/as saben hacer. Su obediencia y su sed enfermiza de violencia le sirvieron al Poder para reprimir una concurrida protesta que no sólo señaló al Gobierno del Partido Popular, sino también al principal partido de la oposición, al Partido Socialista, porque, por mucho que les pese y traten de sacar cierto rédito político de la actual situación, tenemos memoria.
De esta lucha contra las nuevas políticas de ajuste y recortes, valoramos positivamente la fuerza y determinación con la que ha comenzado, y los intentos de paralizar la ciudad, bloqueando las calles, y en consecuencia, saboteando, por un instante, su economía. Pero también debemos ser críticos/as, porque si los sindicatos continúan encabezando la protesta, acabaremos como tantas otras veces, plegados/as a sus decisiones e intereses. Animamos a todos/as los/as trabajadores/as, y en especial, a los/as trabajadores/as del área pública, a crear estructuras organizativas propias para pelear, estructuras horizontales donde primen nuestros intereses y no los de las cúpulas sindicales, donde el camino de lucha que hay que recorrer sea trazado por los/as propios/as afectados/as y no por aquellos/as que viven de “representarnos”.
Aunque esto nos suene abstracto, este año hemos vivido o conocido múltiples experiencias en esta línea. Hemos visto al profesorado junto a las familias organizándose en asambleas contra los recortes en educación, o a vecinos/as creando barrio a partir de las asambleas del 15-M. Tan sólo estamos pidiendo que recuperemos las herramientas que la clase trabajadora ha utilizado siempre, hasta que fueron sepultadas por este sindicalismo adicto a los pactos y a las subvenciones, la asamblea y la acción directa.
Otro punto caliente que no podemos olvidar mencionar, aunque sea de pasada, y que nos gustaría que formara parte de los debates que se generan en los diferentes espacios políticos, es la participación en las movilizaciones de la policía.
Crear un frente común con aquellos/as que durante los últimos meses (y años) nos han detenido, aporreado, humillado, torturado, encarcelado o asesinado, sería cometer un gran error. Si ahora el amo le recorta la ración a sus perros/as, que se jodan, así de sencillo. Tan sólo en estos últimos meses hemos visto cómo asesinaban a un joven en Bilbao de un pelotazo, cómo disparaban en el barrio de Lavapiés, cómo detenían a tantas/os compañeras/os en manifestaciones o en sus casas, cómo nos golpeaban para expulsar a familias de sus viviendas, cómo nos identificaban, cacheaban y humillaban, no sólo por estar en alguna concentración, sino por estar en la calle sin más, disfrutando de una noche de verano con los/as nuestros/as. Hemos visto el miedo en las caras de nuestras/os hermanas/os inmigrantes. Nos hemos tenido que rascar el bolsillo para pagar sus multas. Hemos sufrido su arrogancia y chulería. Y ahora, ¿pretenden que peleemos codo con codo? No sólo tenemos memoria, como decíamos antes, sino que somos plenamente conscientes del rol que cumplen dentro del actual orden social. Sin ellos/as, la clase política y empresarial tendría motivos para echarse a temblar. Por ello, por nuestra parte, no dejaremos de gritar lo que se ha escuchado en estas movilizaciones: “los policías no son obreros”.
Para finalizar, tan sólo queremos enviar un mensaje de apoyo a las decenas de personas detenidas y golpeadas en las últimas protestas contra los recortes y en las convocatorias de apoyo a los/as mineros/as en lucha. Y en especial, a la mujer que ha sufrido una lesión de gravedad por el impacto de una bola de goma la mañana del 11 de julio (más información en la red).
Contra los recortes, contra la represión. Solidaridad y lucha.