El viernes, 13 de junio, nos llegó a través de los abogados de Miguel e Isma la alegre noticia de que ambos salían en libertad esa misma tarde tras pasar 82 y 72 días en prisión preventiva, respectivamente. Casi tres agónicos meses repletos de ruedas de prensa, manifestaciones, concentraciones, comunicados, aportes a las cajas de resistencia y otras acciones sostenidas por cientos/as, tal vez miles de compañeros y compañeras de todo el Estado.
La movilización del 22 de marzo en Madrid se saldó con 29 detenciones (entre ellas, la de Miguel), a las que el día 4 de abril se sumaron otras once detenidas (entre ellas, Isma) dentro de la llamada “Operación Puma 70”, nombre con el que las fuerzas de seguridad nos dejaban clara su sed de venganza, ya que se trata del mismo nombre del grupo de la UIP que quedó aislado durante los disturbios del 22-M, resultando muchos de sus miembros heridos. Desde entonces, estos dos chavales se han visto privados de libertad, siendo el único indicio de criminalidad en su contra la palabra de la policía (que les imputaba la comisión de varios delitos, como desórdenes públicos y atentado a la autoridad), precisamente la propia perjudicada y por tanto nada sospechosa de objetividad. Y mientras se les aplicaba esta “medida preventiva”, ningún medio de comunicación se preguntaba qué pasa con el joven que perdió la visión de un ojo o el que perdió un testículo por una pelota de goma, ambos ese mismo 22-M, a manos de la policía.
El 11 de junio, los letrados de ambos comparecieron ante la Audiencia Provincial de Madrid a una vista sobre su situación personal. Un comunicado de la Plataforma por la Libertad de Isma emitido ese día dijo: “Gracias al gran trabajo del abogado de Ismael, se ha vuelto a demostrar que las acusaciones que existen contra nuestro compañero son como mínimo infundadas y que no hay ningún motivo por el que deba continuar en prisión preventiva, ya que no cuenta con antecedentes penales, las pruebas en su contra son incongruentes y tiene con arraigo familiar y social. Además se han dejado al descubierto todas las contradicciones que se pueden apreciar en las acusaciones, que no son pocas precisamente”.
Y dos días más tarde, las defensas confirmaron que se acabó la prisión preventiva para Isma y Miguel. Ya han salido a la calle, vuelven a ser libres. Dejan atrás la prisión, pero no olvidan el sufrimiento generado por el quiebro y fragmentación de su vida cotidiana, por el alejamiento respecto de su familia, sus amigos/as, su trabajo y sus estudios.
Hoy celebramos su puesta en libertad, pero mañana habrá que volver a la carga y luchar por su absolución (y la del resto de imputados/as del 22-M), así como por evitar que Carlos y Carmen de Granada (condenados/ as por participar en un piquete en una huelga general) y Tamara y Ana de Galiza (condenadas por teñir de rojo una piscina en una huelga) entren en prisión.