La temporada 2024-2025 de la NBA acaba de arrancar y está repleta de narrativas emocionantes. ¿Revalidarán su título los Boston Celtics, el equipo más solvente de la liga? ¿Logrará Luka Dončić su primer MVP o volverá a reinar Nikola Jokic en este apartado? ¿Cómo les irá a Curry, Durant, LeBron James –cuyo hijo, Bronny, debuta esta año– y otros astros baloncestísticos que ya van peinando alguna que otra cana? ¿Seguirá batiendo récords el extraterrestre francés Wembanyama? ¿Se cambiará finalmente de equipo Giannis Antentokoumpo al ver que sus posibilidades de ganar con los Bucks se desvanecen? ¿Cuál será el mejor equipo defensivo? ¿Y el ofensivo?
Sin embargo, no solo ha vuelto la emoción del deporte; ésta ha venido acompañada de otras cosas muy nocivas. Y es que en los últimos años hemos asistido a un preocupante incremento de violencia verbal hacia los jugadores y varios equipos han reforzado la seguridad en la cancha –para evitar que el público la invada y agreda a algún jugador– y han contratado a empresas de ciberseguridad para rastrear quién está fomentando el odio hacia sus jugadores. El motivo de esta oleada de violencia ya lo han apuntado jugadores como Jayson Tatum y Ochai Agbaji –quien se ha referido a la NBA como “el salvaje oeste”– y entrenadores como J.B. Bickerstaff –quien ha recibido amenazas de muerte dirigidas hacia él y sus hijos en su teléfono–: la culpa la tienen las apuestas deportivas. O, más concretamente, las pérdidas económicas derivadas de las mismas.
La financiación del deporte tradicionalmente provenía de la suma de derechos de emisión, patrocinios y venta de entradas, pero desde hace una década las apuestas se han convertido en una importantísima fuente de ingresos. “En los últimos cinco años, a nivel mundial, la financiación de ligas y clubes ha triplicado sus ingresos por apuestas, de 10.600 millones de euros totales en 2018, a 32.200 millones al cierre de 2023. El número de aficionados que apuestan también se ha triplicado, desde los 42,6 millones iniciales a los 127 actuales. Cada uno de ellos aporta unos 360 euros anuales de ingresos a los equipos”, explica Martín Sacristán en la revista Jot Down.
Con tanto dinero en juego, muchísimos fans han dirigido su ira hacia los jugadores cuando juegan mal y les provocan pérdidas, demostrando una vez más que el dinero en general, y las apuestas en particular, terminan por corromperlo todo.
La lucha contra el racismo en la NBA
El baloncesto es un deporte de enorme popularidad mundial y en la NBA compiten jugadores de 40 países distintos. Además, la amplia mayoría de ellos son negros (a diferencia de lo que ocurre con propietarios de clubes y entrenadores) y de manera casi unánime han proferido mensajes claros contra el racismo en los últimos años. Así, en julio de 2016, mientras el movimiento Black Lives Matter convocaba 112 protestas en 88 ciudades distintas, las estrellas de la NBA LeBron James, Carmelo Anthony, Chris Paul y Dwayne Wade inauguraron un certamen de premios del deporte con un mensaje de apoyo al movimiento, reivindicando figuras de deportistas comprometidos como Muhammad Ali y Kareem Abdul Jabbar y reclamando el fin de las redadas racistas1 y de las políticas policiales de disparar a matar2. Sus palabras fueron recibidas con aplausos y vítores.
En 2020, tras el asesinato de George Floyd a manos del policía Derek Chauvin, los jugadores de la NBA hicieron suyas las consignas de Black Lives Matter: llevaban camisetas del movimiento durante los partidos, acudieron a manifestaciones –en especial destacó el ex-jugador Stephen Jackson, quien había sido amigo de la infancia de Floyd– e incluso llevaron a cabo sentadas cuando sonaba el himno antes de los partidos, algo hasta entonces impensable en este país en el que el patriotismo es religión.
Las apuestas en la NBA: una bala perdida contra el racismo
Cuenta Pablo Muñoz Rojo en El Salto que la negociación del nuevo convenio colectivo de la NBA –aprobado en la primavera de 2023 y que estará vigente hasta 2030– “podía haberse traducido en una oportunidad para seguir la línea marcada en el 2020 y afianzar la lógica antirracista del sindicato [de jugadores] con mayor poder económico del mundo y que resulta ser mayoritariamente negro. Sin embargo, parece que no se concretó nada en estas líneas. Varios de los acuerdos se centraban en la posibilidad de los jugadores en invertir en franquicias NBA, WNBA y otros negocios como en empresas de cannabis y de apuestas. Resulta que ahora podrán incentivar y promover las apuestas deportivas en tanto que proveerán de beneficio económico a los jugadores”. Y decimos que este acuerdo contradice el mensaje antirracista de varios jugadores dado que los trastornos asociado al juego afectan, “en mayor proporción, a las poblaciones no blancas, debido a las condiciones estructurales”.
Una encuesta llevada a cabo por la National Association of Administrators for Disordered Gambling Services de Estados Unidos en 2020 reveló que más de 5,5 millones de personas sufrían trastornos por apuestas. Concluyó que las personas negras presentan más probabilidades de terminar con problemas vinculados con el juego de apuestas que las personas blancas. Según datos de 2009 los jugadores negros presentaban una tasa el doble de alta de desórdenes asociados al juego que los jugadores blancos. En el 2017 un nuevo estudio, titulado “The Prevalence of Online and Land‐Based Gambling in New Jersey”, vino a señalar que de las personas que participan de las apuestas, es más probable que quienes pertenecen a comunidades negras las lleven a cabo de forma más frecuente y terminen por presentar mayores problemas asociados al juego que las personas blancas.
“La adicción al juego afecta de manera significativa a la salud mental”, explica Muñoz. “Los problemas de salud mental son especialmente graves en las poblaciones no blancas. Encontramos disparidades tales como que las personas negras adultas presentan un 20% más de probabilidades de experimentar problemas de salud mental que el resto. Existe a su vez una brecha en la presencia de profesionales negros en estos campos de la salud. Únicamente el 6,2% de los psicólogos son personas negras y solamente el 3,7% de los miembros de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría y el 1,5% de los miembros de la Asociación Estadounidense de Psicología personas negras según la Asociación Nacional de Enfermedades Mentales (NAMI). […] La Alianza Nacional sobre Enfermedades Mentales publicó que solo uno de cada tres adultos negros que requieren atención médica sobre su salud mental la reciben. Y la demanda por parte de las poblaciones afro de atención por psicólogas de su misma racialidad, se vio especialmente incrementada con la Covid y tras los asesinatos de George Floyd y la violencia racista pública de esos meses en Estados Unidos. La poca cantidad de profesionales en este campo frente la cada vez mayor demanda ha sido señalada como un problema”.
Es evidente que las apuestas deportivas son un perjuicio para la población en general y para las personas negras en particular y en este caso, la Asociación Nacional de Jugadores no ha velado por el interés de esas personas sino meramente por su interés económico.
Una victoria para la desregulación del juego
El convenio de 2023 es una consecuencia de una ofensiva histórica de la AGA, American Gaming Association, el lobby que presiona para que las apuestas deportivas sean legales en todo Estados Unidos y estén lo menos reguladas que sea posible. La AGA está exprimiendo al máximo la sentencia del Tribunal Supremo de EEUU (de mayoría conservadora, gracias a tres nombramientos de Trump), que en 2018 declaró inconstitucional una ley federal que prohibía las apuestas deportivas en la mayoría de estados.
Gracias a la AGA y el nuevo convenio colectivo, las dos apps tradicionales de apuestas con la NBA, FanDuel3 y DraftKings, se han incorporado a la app oficial de la liga, la NBA League Pass. Mientras te conectas a la retransmisión del encuentro aparecen en pantalla las posibilidades de apuestas, no solo sobre el resultado final, sino sobre cada uno de los cuatro cuartos del partido. Eso explica que miles de aficionados griten y amenacen, en tiempo real, a los jugadores que no están rindiendo conforme a sus expectativas.
“Podemos hacernos una idea de lo rápido que la AGA está consiguiendo sus objetivos si pensamos que en 2023 las apuestas deportivas solo estaban legalizadas en 28 estados, y que hoy ya lo están en 38” de 50″, explica Martín Sacristán. “El interés de este avance rápido se entiende mejor dentro del baloncesto de la NBA atendiendo el último movimiento empresarial que han hecho, conjuntamente, Mark Cuban, dueño de los Dallas Maverick, y Miriam Adelson, viuda y heredera del magnate de los casinos Sheldon Adelson [el que quería construir Eurovegas en Madrid y que fue el mayor donante de la campaña presidencial de Donald Trump].
Cuban le ha vendido su equipo a cambio de mantener la dirección deportiva, y de que la familia Adelson le ayude a hacer lobby en el estado de Texas, para conseguir que legalice las apuestas deportivas. Los texanos llevan tiempo resistiéndose a ello. Los Adelson, por su parte, son muy conscientes de que el negocio de los casinos físicos declina y que la tarta está ahora en el juego online ligado a los deportes, donde quieren meter cabeza a toda costa. […] Han comprado 2.000 millones de dólares en acciones, pero saben que recuperarán de sobra ese dinero y mucho más, porque el beneficio de las apuestas va, sobre todo, a los dueños de los clubes. Que son quienes forman la liga NBA”.
Los dueños de los clubes están consiguiendo destruir este deporte. Ya no importan los aficionados de toda la vida, los que le gusta el deporte y se dejan buena parte de su salario en entradas, retransmisiones y deporte. El nuevo sujeto a exprimir es quien apuesta, hasta el punto de generar adicción y desembocar en ruina económica. Concluye Sacristán que las apuestas harán “crecer sus ingresos a toda costa sin importar quién pague el precio. Y si lo arruinan todo, sus magnates dueños de equipos ya encontrarán otro negocio en que ocuparse”.
Esta pieza se ha escrito a partir de los artículos “¿Por qué está insultando más el público de la NBA?” (Jot Down, agosto 2024) y “La NBA y las apuestas: una bala perdida contra el racismo” (El Salto, mayo 2023) |
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1Un estudio hace unos años reveló que en ciudades de EEUU donde han tenido lugar disturbios raciales, como Ferguson, el 85% de las personas paradas mientras conducían y el 93% de las personas detenidas eran negras, pese a que las estadísticas mostraban que las personas blancas tenían un 26% más de posibilidades de poseer drogas o armas ilegales.
2La policía estadounidense mata a unas mil personas al año. La organización Mapping Police Violence concluyó que en el año 2015 la policía mató a tiros a 104 personas negras que no portaban armas, lo cual indica que un hombre negro desarmado tiene un 400% más de probabilidades de ser tiroteado por la policía que un hombre blanco en las mismas circunstancias. En el caso de hombres latinos, las probabilidades de ser tiroteados son de casi un 100% más que la población blanca. De estas 104 muertes de personas negras, la Fiscalía solo acusó a los autores en 13 ocasiones, de las cuales solo 5 resultaron en condenas para los agentes. Ninguna de las penas superó los 4 años de prisión.
3El heredero de Rupert Murdoch, su hijo Lachlan, después de asumir la presidencia de la cadena FOX compró el 20% de FanDuel. A finales del pasado año declaró que no le interesaba pujar por los derechos de emisión de la liga de baloncesto porque las apuestas le son mucho más rentables a la FOX que retransmitir los partidos.
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