“Si hemos dado este salto cualitativo es por la voluntad de romper con los modelos habituales de huelga: vemos imprescindible hacer algo más ambicioso que pararlo todo sólo un día entre semana. Siguiendo esta línea, con esta ocupación empezamos una semana de lucha para hacer camino hacia una huelga general realmente combativa” – Extracto del panfleto de presentación de la ocupación Ca La Vaga.
Ya pasan casi dos meses desde la huelga general del pasado 14 de noviembre. Sin embargo, aún vamos a darle un pequeño espacio más en esta publicación a la reflexión en torno a la misma. En este caso, nos queremos centrar en una experiencia concreta que se dio en la ciudad de Valencia, con la ocupación de la antigua Facultad de Agrónomos de la Universidat Politècnica de València –UPV- dos días antes del citado paro general (y a la que se denominó Ca La Vaga). Desde un principio, la asamblea que pasó a gestionar la antigua sede universitaria trató de generar un espacio abierto a la autoorganización. Si además se tiene en cuenta su céntrico emplazamiento, se entiende que Ca La Vaga otorgara un buen impulso a la difusión y preparación de la huelga desde abajo, al margen de la acción de CCOO y UGT, permitiendo a mucha gente la participación tanto en los trabajos previos como en los piquetes y movilizaciones del día en sí.
Una vez pasada la huelga, se decidió introducir en el funcionamiento del espacio a más colectivos sociales, intentando dar continuidad al proyecto. Sin embargo, ya desde el mismo día 13 de noviembre (un día después de la ocupación), el rectorado de la UPV se puso manos a la obra para materializar el desalojo, “recordando” que, a pesar de llevar el edificio dos años en total abandono, ellos/as tenían un plan concreto de utilización para dicho espacio. A ello se sumaron una serie de dinámicas que se generaron en la misma ocupación que fueron haciendo que se perdiera la fuerza y la participación paulatinamente, lo que acabó por poner punto final a la experiencia.
“La banca nos asfixia, la patronal nos explota, los políticos nos mienten, CCOO y UGT nos venden: ¡A la mierda!” – Barcelona, septiembre de 2010.
Echando la vista atrás nos encontramos con un cercano precedente al “Ca La Vaga”. En aquella ocasión, cuatro días antes de la huelga general del 29 de septiembre de 2010 (aquel paro que los grandes sindicatos convocaron contra la reforma laboral del PSOE… con tres meses de antelación) es ocupado un edificio en el centro de Barcelona, en la Plaza de Cataluña. Del antiguo Banco de Crédito Español, situado en pleno escaparate turístico barcelonés, se descolgó una inmensa pancarta con el elocuente lema que reproducimos unos renglones más arriba, y a partir de este momento dieron comienzo cuatro días en los que esta ocupación se convirtió en un centro de convergencia de todos/as aquellos/as con intención de convertir la huelga en algo más que un paripé sindical. Se recogieron la rabia y las ganas de muchos/as, y todo ello, junto con el esfuerzo de la recién creada Asamblea de Trabajadores/as de Barcelona y un importante trabajo de barrio (de la mano de los diversos comités de huelga), posibilitó un día de paro que rompió por momentos con la desidia general. Y no lo olvidemos, también significó un aprendizaje útil de cara a las siguientes huelgas generales.
El mismo día de la huelga, este espacio fue el punto de inicio de un piquete por el centro de la ciudad, a la vez que sirvió de punto de refresco para muchos/as huelguistas. Sin embargo, la experiencia se dio por terminada este mismo día, cuando entra carga y carga, los/as Mossos d´Esquadra desalojaron el banco.
Sin más, dejamos el apunte de estas dos experiencias de lucha, similares, pero con distinto recorrido y conclusión. Vemos en ambos casos una propuesta de acción bastante interesante, que entendemos que supone una vuelta de tuerca más en la intención de hacer de las huelgas generales actuales momentos de ruptura, tratando de ir un paso más allá tanto a nivel discursivo como organizativo. La idea es seguir aprendiendo.