Carlos Palomino. Lucrecia Pérez. Aitor Zabaleta. Los nombres de las asesinadas por el fascismo resuenan en nuestra conciencia. Sus muertes han provocado importantes cambios sociales y nos recuerdan la importancia de la existencia de un movimiento antifascista fuerte. Cada año recordamos sus muertes y honramos su memoria, coreando el lema de “ni olvido, ni perdón”.
Lo mismo hacen las compañeras antifascistas griegas cada año, recordando a víctimas como Pavlos Fyssas, cuyo asesinato cumple diez años este mes.
Cronología del asesinato
Pavlos, de 34 años, era un conocido militante de la izquierda anticapitalista helena y del movimiento antifascista, sindicalista de la metalurgia y rapero con el sobrenombre Killah P. (“asesino del pasado”).
La tarde del 17 de septiembre de 2013 quedó con su pareja y unos ocho amigos para ver un partido de fútbol en un bar de su Keratsini natal. Esa noche, unos 90 miembros de los “grupos de asalto” del partido neonazi Amanecer Dorado salieron, armados con bates y cuchillos, de cacería. Iban a la busca de migrantes, personas LGTBIQ, o antifascistas. Dieron con Pavlos y uno de ellos, Giorgio Roupakias (trabajador de la cafetería de la sede de Amanecer Dorado), le apuñaló. Antes de perder la consciencia por pérdida de sangre y morir definitivamente en el hospital unos minutos después (siendo ya el 18 de septiembre), Pavlos identificó a su asesino ante unos policías motorizados, que procedieron a su detención. Una vez en comisaría, Roupakias llamó por teléfono a la sede de su partido. Posteriormente, reconocería los hechos y sería condenado por asesinato junto a otras 14 personas.
Ninguna agresión sin respuesta
Como reacción a la muerte de Pavlos Fyssas, se desataron manifestaciones por toda Europa, mostrando la rabia por el cruel asesinato. La más grande de ellas, en Atenas, concentró a unas 10.000 personas y se saldó con 34 detenciones.
Unos días más tarde, el 1 de noviembre de 2013, dos motoristas circularon frente a la sede de Amanecer Dorado en Neo Irakleio (un suburbio de Atenas) y dispararon contra tres miembros del partido fascista, matando a dos de ellos (Manolis Kapelonis y Giorgos Fountolis). Dos semanas después, un grupo anarquista llamado El Poder Revolucionario del Pueblo en Lucha revindicó el ataque como respuesta por lo ocurrido a Pavlos. Las autoridades lo trataron como un atentado terrorista y, a día de hoy, los autores no han sido identificados por la policía.
El asesinato como detonante de la ilegalización de Amanecer Dorado
El asesinato de Pavlos reactivó el movimiento antifascista griego, que había ido perdiendo terreno en la calle ante el avance del nazismo en los barrios e instituciones de Grecia1. Pavlos se convirtió en un símbolo, como también lo hizo su madre, Magda Fyssas, quien volcó todos sus esfuerzos en ir a por Amanecer Dorado por los cauces legales. Gracias a sus abogados, consiguió sentar en el banquillo a 63 miembros del partido nazi, que en octubre de 2020 fueron condenados por pertenencia a organización criminal y la formación fue ilegalizada. El apasionante juicio se puede seguir de manera pormenorizada en el documental Amanecer Dorado: Un Asunto Público (Angélique Kouronis, 2021)2.
“¡Pavlos, lo conseguiste!” exclamó Magda cuando se leyó el fallo de la sentencia. 15.000 personas se congregaron ante el Palacio de Justicia ese día para escuchar la resolución del tribunal.
Como explica Hibai Arbide en un artículo titulado “Cómo han vencido al fascismo en Grecia”3, los esfuerzos por enterrar a Amanecer Dorado fueron múltiples y variados: desde manifestaciones masivas y constantes en ciudades como Atenas y Salónica4, las querellas interpuestas por grupos de abogadas contra militantes del partido y, sobre todo, la creación de coordinadoras antifascistas. “Se organizan por barrios y su objetivo es que, en el día a día, más allá de las citas multitudinarias, los fascistas sientan que no tienen espacio”, explica. “Creen que la fuerza del movimiento no reside solo en acciones masivas y espectaculares, sino en devenir una gota malaya contra Amanecer Dorado. En todo momento, en cada barrio. Solo en 2017 y 2018, esta presión constante consiguió forzar el cierre de 32 sedes de este partido en el área metropolitana de Atenas. Convocaban manifestaciones casi cada semana en las que participaba gente de todas las edades. Solían ser manifestaciones tranquilas que no terminaban en disturbios. Organizaban charlas, pegadas de carteles, actos pequeños y puesta en marcha de comités locales. Es la parte más cuantiosa y más distribuida del movimiento. La más transversal. […] Y, además, el antifascismo griego es una fuerza de choque en la calle. Una parte sustancial del movimiento ha decidido no delegar la defensa de los espacios antifascistas, ni de los barrios, en manos de una policía que ha demostrado muchas veces que simpatizaba o colaboraba con los neonazis”.
La lucha antifascista no ha terminado
Si bien la victoria contra Amanecer Dorado fue aplastante, el movimiento antifascista no se puede relajar, ni pensar que ya está todo hecho. Primero, porque no han desaparecido del todo de las instituciones: en las últimas elecciones griegas, la derecha liberal consiguió el 40,8% de los votos y la ultraderecha del partido Espartanos el 4,6%. Segundo, porque su retórica de odio todavía encuentra algunos oídos receptivos en la sociedad helena: este pasado mes de agosto, tras el incendio más grave de la historia de Europa, producido en la provincia griega de Evros, están surgiendo grupos espontáneos que se organizan en milicias para dar caza al migrante. No es una práctica nueva, pero sí reactivada a partir de la creencia popular de que ellos son los culpables del fuego (pese a que la investigación policial concluyó que había sido un rayo). Un auténtico pogromo mientras las autoridades miran para otro lado.
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1En los años anteriores, Amanecer Dorado pasó de acaparar el 0,02% de los votos a convertirse en la tercera fuerza política del país.
2Reseñamos este documental el año pasado.
4Las manifestaciones más importantes siempre son las del 18 de septiembre, para conmemorar el fallecimiento de Pavlos.