2011. 109 min. Dirección y guión de Robert Guédiguian.
Esta historia, o si se prefiere: este cuento, se construye a partir del poema Los pobres, de Victor Hugo. Ambientada en Marsella, sus protagonistas son una pareja de obreros alrededor de los cuales se teje una trama, tan sencilla como hermosa, que arrastra al espectador a lugares que hace tiempo dejaron de tener centralidad alguna en la literatura y el cine actuales. Acostumbrados como estamos a ver en la pantalla películas y series televisivas que no tienen absolutamente nada que ver con nuestras vidas —de ahí quizás se derive su verdadero éxito como productos culturales—, Las nieves del Kilimanjaro habla un lenguaje demasiado humano. Por eso conmueve, más allá de su declarada ingenuidad. Sencillamente es una película de clase. Te guste más o menos, lo cierto es que está construida con elementos que nos son absolutamente familiares. A nosotros, claro está. A otros no. Y en el fondo no está mal que así sea, pues no está mal tener historias que sean nuestras.
Si me veo obligado a escribir unas líneas animando a la gente a que vea la película sin estropear los giros de su guión, diré que va de la necesidad de llevar a cabo elecciones para vivir una vida propia. Y por tanto trata de clases sociales y trabajo, de amor, miseria, señales de humo que evocan la amistad, sindicatos, violencia, dinero para pagar las facturas, infancia, desasosiego y sencillez.