Directora: Sarah Gavron. Guionista: Abi Morgan. Reino Unido, 2015. 106 minutos.
La monstruosa lavandería Bethnal Green situada al este de Londres en el año 1912 sirve de escenario para los primeros minutos de Sufragistas. La película retrata las relaciones entre las mujeres de un grupo que fue vanguardia de la lucha feminista de finales siglo XIX a través de la historia de su personaje principal, Maud Watters (Carey Mulligan).
Maud es una trabajadora de industria. Como tal, se enfrenta a diario al interminable horario laboral, el salario injusto, el acoso sexual, el agua hirviendo, las quemaduras de plancha, la intoxicación por vapores y las humillaciones de sus compañeros. Maud es también mujer casada y madre. Todos los días sortea el patrocinio y control de su esposo, los obstáculos para desarrollar su maternidad libremente y asumir en soledad el trabajo adicional de la casa.
Éstas y otras verdades llevan a la protagonista a entablar una relación de camaradería con otras discípulas de Emmeline Pankhurst (Meryl Streep), portavoz, por entonces, del ideario feminista-sufragista. Maud se convierte así en activista política. Conocerá entonces la violencia policial, la tortura en prisión y la exclusión social.
Sufragistas no es una película sobre el voto para las mujeres. Es una historia sobre la lucha feminista contra la represión y la violencia sobre la mujer. Una lucha cimentada en las relaciones de afinidad, en la acción directa y en las redes de solidaridad. Es una historia que construye épica sobre el sacrificio y la rebeldía de la lucha feminista, como explica María Castejón Leorza en su artículo “Sufragistas: construyendo épica feminista”, publicado en Píkara Magazine (www.pikaramagazine.com). Y lo hace con unos códigos realistas y sinceros, reforzando el valor de la acción colectiva y el trato afectuoso entre compañeras.
<<Verá, resulta que sí soy sufragista después de todo. Usted me dijo que nadie hace caso a las chicas como yo. Pues, ya no puedo seguir así. Toda mi vida he sido respetuosa, hacía lo que los hombres me decían. Ahora lo entiendo. No valgo ni más ni menos que usted>> – Palabras de Maud Watts
La película no oculta la realidad de la lucha sufragista de principios del siglo XX, abordando el debate sobre el uso de la violencia sobre las cosas después de que se utilizaran algunas tácticas como la colocación de explosivos en buzones postal y edificios vacíos.
En la calle Bethnal Green Road hoy solo queda un local de auto-lavado, pero el acoso, la violencia machista, el menosprecio y la precariedad permanecen. Sufragistas se convierte en recordatorio de cómo se planta cara al patriarcado y al Estado, de cómo se conquistan derechos sociales. Hoy, igual que ayer, <<nunca te rindas; nunca abandones la lucha>>.