Llega la primavera, el buen tiempo, algunas lluvias y el fin de la obligación de llevar mascarillas en interiores y, con ella, como si fueran flores silvestres, empiezan a florecer conflictos laborales. Las medidas excepcionales para hacer frente a la pandemia van decayendo, pero el recorte de derechos laborales que sufrimos durante estos últimos años parece que se mantiene, sobre todo en sectores como el del teletrabajo. A esto hay que sumarle que varias sindicalistas han sido condenadas en el último mes por ejercer su militancia en defensa de los derechos de la clase trabajadora.
Es evidente que condenas que atentan contra el derecho a la libertad sindical se ven amparadas por el contexto social de avance de la extrema derecha en el que nos encontramos sumidas y, en consecuencia, de evidente retroceso en el discurso de los derechos de las trabajadoras. Esto se evidencia con reivindicaciones surrealistas como el de los caseteros de la Feria de Abril, que pedían libertad para explotar a gusto y que fue acogido de buen grado por una buena parte de nuestra sociedad.
Urge recuperar un discurso de clase, que defienda los derechos más básicos de las trabajadoras, y que cale en la sociedad. De contrario, nos encontraremos con más casos de explotación laboral y de represión contra quienes luchen contra la misma.
En la Feria de Abril, explotaciones mil
El mes de abril comenzó con una polémica un tanto inesperada, por lo terriblemente gratuita y surrealista que es su origen: los caseteros de la Feria de Abril anunciaron la convocatoria de un paro durante las famosas fiestas sevillanas porque la reforma laboral, aprobada por el Gobierno y parte de sus socios el pasado mes de diciembre1, hacía “inviable” su actividad durante las ferias.
En primer lugar, justificaron su postura en que la reforma laboral imponía la jornada diaria de 8 horas e impedía los “horarios prolongados” que requieren las fiestas. Esto, por supuesto, es más falso que un billete de tres euros. Primeramente, porque la jornada de 8 horas no es una novedad de la última reforma de turno, sino una conquista social que se logró hace 103 años, tras 44 días de una intensa huelga en la fábrica de La Canadiense2. Y, por otro lado, porque el Estatuto de los Trabajadores regula que entre una jornada de trabajo y otra deben mediar, al menos, 12 horas de descanso, desde nada menos que 1980. Es decir, esto tampoco se trata de una novedad introducida por Yolanda Díaz.
En segundo lugar, los caseteros alegaron que la reforma laboral tampoco les permite contratar temporalmente al personal que trabaja en las ferias. Una vez más, esto es una falsedad como la copa de un pino, pues si existe una causa de temporalidad, el Estatuto de los Trabajadores permite la contratación temporal. Y esto tampoco es algo nuevo: los contratos se presumen indefinidos, salvo que exista una causa de temporalidad, desde hace 40 años.
Lo que las palabras de los señoritos andaluces hiperprivilegiados que cuentan con una licencia para operar una caseta de la Feria de Abril nos muestran es que en esta festividad hispalense no solo sufren todos los años la explotación los pobres corceles que participan a la fuerza del Paseo de Caballos y los toros que mueren en La Maestranza; sino que también son duramente explotadas las trabajadoras y los trabajadores de las casetas.
Los señoritos mostraron su indignación porque la ley no les permite obligar a sus trabajadoras a currar durante más de 8 horas (otra cosa es que las partes, de mutuo acuerdo, puedan pactar algunas horas extra, siempre que se respeten los periodos de descanso) y, en vez de contratar a más personal para partir los turnos, aprovecharon para echar sus excrementos sobre el Gobierno progre al que odian. Y esto nos lleva a las anarquistas, que hemos criticado más duramente que nadie la aprobación de la reforma laboral que se ha pactado entre los partidos progresistas, la patronal, los sindicatos y parte de la derecha liberal, a tener que señalar que no es cierto, que estos señores están aprovechando que el Guadalquivir pasa por Sevilla para hacer política y tratar de hundir al Ejecutivo en base a titulares anunciando que “la izquierda quiere cargarse la Feria de Abril”.
Como no podía ser de otra manera, la extrema derecha de Vox – un partido compuesto por jueces, abogados del Estado y otros altos funcionarios que conocen perfectamente la legislación laboral – no tardó ni dos horas en comprar el relato a los caseteros, arremeter contra la reforma de Yolanda Díaz y asegurar que nuestras sagradas fiestas tradicionales corren peligro con el Gobierno de Perro Sánchez.
Por supuesto, al final no hubo ningún paro y los sevillanos pudieron beber fino y rebujitos a gusto. Muchos caseteros viven prácticamente todo el año de lo que ganan en la semana que dura la Feria y no pensaban poner en riesgo sus jugosas ganancias por una absurda reivindicación política. En cualquier caso, lograron su cometido y convencieron a algunas personas que las reformas sociales de la “izquierda” (con muchas comillas) suponen la pérdida de puestos de trabajo.
Pero más lamentable que la actitud de los caseteros, fue la de los medios de comunicación, que de manera acrítica difundieron el bulo, sin contrastar la información, de que la reforma laboral no permitiría el libre desarrollo de la actividad de las casetas. Incluso los medios supuestamente afines al Gobierno no hicieron su trabajo y repitieron como papagayos el mensaje de la ultraderecha. Únicamente TVE rectificó, cinco días después, y reconoció que no había contrastado la información. Pero tan solo lo hizo en un tuit, cuando todo el daño ya estaba hecho y la fake news se había diseminado.
Fallece un joven temporero marroquí en el incendio de una chabola en Lepe
El 21 de abril, Mohamed Alam, un joven de origen marroquí de 27 años murió en el incendio de una chabola ubicada en las inmediaciones del cementerio de Lepe (Huelva) registrado a primera hora de la mañana, según informó la Asociación de Nuevos Ciudadanos por la Inteculturalidad (ASNUCI). La asociación denunció el “problema habitacional” en la zona y explicó que el fuego había quemado una chabola en la que vivían seis personas, cuatro de ellas marroquíes (uno de las cuales ha muerto) y dos de Senegal.
«Exigimos condiciones dignas para las jornaleras y los jornaleros, la mayoría migrantes, que trabajan en el campo en situaciones de semiesclavitud (y recordamos aquí a Mohamed Alam, asesinado en el incendio provocado de su chabola el 22 de abril, en Lepe, Huelva)» decía, días después, el Manifiesto del Primero de Mayo Interseccional.
En un artículo publicado en Huelva Información, titulado «¡No más muertes en las chabolas!«, Javier Rodríguez compartía lo siguiente: «Uno de los participantes en la Jornada de reflexión en torno al sector agrícola, que se celebró hace unas semanas en la Casa Colón, precisamente uno de los habitantes de esos asentamientos, se preguntaba cuántas muertes serían necesarias para tomarse en serio la solución a este problema, toda vez que se ha demostrado que la sociedad española, cuando quiere, es una sociedad acogedora. Pero su pregunta caía en saco roto, porque ninguna autoridad ni ningún representante de la patronal agraria estaba escuchándole.
Y esa ha sido la tónica durante los últimos veinte años, salvo honrosas excepciones. En su origen, la administración estatal y el endurecimiento de la Ley de Extranjería por parte de esta, propició la creación de los asentamientos, después fue la patronal, que quería trabajadores pero se desentendía de las personas, que iba (que va) a los asentamientos a buscar mano de obra, pero luego dice que esos asentamientos no tienen nada que ver con ella, la mayoría de los ayuntamientos, que niegan a los habitantes de las chabolas incluso el derecho al empadronamiento, quienes disponen de viviendas vacías pero se niegan a alquilar por puro racismo, la Junta de Andalucía, que tiene en sus manos las políticas de vivienda y las de integración y que, a todas luces, debiera plantearse esta situación como un fracaso.
Durante los años 90 se consiguió erradicar el chabolismo en la provincia de Huelva. La situación no es peor que la de entonces y si todos los agentes que he mencionado se pusieran de acuerdo en abordar el problema y no en echar balones fuera y defenderse de las acusaciones que llegan desde instituciones, prensa e incluso empresas internacionales, podríamos repetir ese hito, podríamos dejar de lamentar incendios, heridos, muertes y, sobre todo, condiciones indignas de vida. Quien no tenga claro que esto hay que hacerlo porque es de justicia, que se lo plantee, al menos, por no dar esa imagen nefasta de nuestra provincia que puede, incluso, afectar a nuestro economía«.
Se confirma la condena de prisión de seis militantes de CNT Xixón
A medidados de abril, la Audiencia Provincial de Asturias ratificó la condena de prisión de tres años y medio de prisión contra seis sindicalistas de la Confederación Nacional de Trabajo (CNT) de Xixón que habían sido condenadas por los delitos de coacciones graves y obstrucción a la justicia en el marco de un conflicto sindical frente a la pastelería La Suiza3. Otros dos militantes han resultado absueltos.
El origen del conflicto nos lo relataron las propias compañeras asturianas el año pasado en una entrevista que les realizamos en este mismo periódico4: “Comenzó como un conflicto más. En principio una trabajadora quería calcular las cantidades que se le debían en concepto de horas extras y vacaciones, y también quería finalizar la relación laboral, se quedó con ella y nos encontramos a una persona machacada y aterrada por la idea de tener que volver a incorporarse a su puesto (estaba de baja por maternidad). Al margen de la deuda económica generada por las jornadas interminables y el no disfrute de vacaciones, el trato era insoportable, con comentarios humillantes e indecorosos sobre su cuerpo, sobre su maternidad, con insinuaciones para después subestimarla… Una situación que era inaceptable y que, armándose de valor y con el apoyo del sindicato, la compañera decidió afrontar.
El primer paso fue intentar comunicarse con el empresario para plantearle una salida digna de la empresa, que no era otra cosa que se le pagase a la compañera lo que se le debía. El diálogo fue prácticamente imposible, con insultos, actitud amenazante y prepotente… En vista de la imposibilidad de comunicación decidimos sacar el conflicto a la calle y comenzaron las concentraciones y los repartos de octavillas informando del conflicto”.
Ahora, años después de estos hechos, nos encontramos con que quienes se solidarizaron con la trabajadora y decidieron hacer público el conflicto han sido condenadas (y la condena ha sido ratificada por la AP) en una sentencia que sienta un precedente terriblemente peligroso para la libertad sindical. Si concentrarse frente a un puesto de trabajo para informar sobre las prácticas laborales de la empresa y llamar al boicot se considera constitutivo de un delito de coacciones, la posibilidad de acción de los sindicatos queda reducida a la nada.
En respuesta a esta nueva sentencia, las sindicalistas anunciaron que recurrirían ante el Tribunal Supremo5 y publicaron un comunicado que, entre otras cuestiones, explicaba lo siguiente: “Estamos aquí por ser mujeres que cuidan de mujeres. Por ser apoyo, por sostener, por no callar. Estamos aquí porque el sistema nos condena al olvido, a la alteridad, y nosotras no nos conformamos. Estamos aquí por dar voz a las silenciadas, por decirle a un Estado y a una justicia patriarcal que si no nos defienden, nos defendemos solas. Estamos aquí por ser la cara y las manos de las otras. Estamos aquí por no abandonar a ninguna compañera, ni en la lucha ni en el dolor de la derrota. Estamos aquí por decir que nuestro cuerpo y nuestra dignidad no están en venta. Estamos aquí porque, aun con miedo, no retrocedemos.
Estamos aquí por ser obreras. Por saber que la única manera de sobrevivir es organizarse. Estamos aquí por saber que juntas sumamos, que si tejemos, unidas y desde abajo, las redes son irrompibles. Estamos aquí porque nos tienen miedo. Estamos aquí como ejemplo: ellos quieren que lo seamos de lo que no hay que hacer, por eso nos reprimen. Nosotras queremos ser el ejemplo de la solidaridad, el hilo que cose el movimiento obrero.
Seguiremos aquí: acuerpándonos igual que hicimos con nuestra compañera cuando nos necesitó, igual que seguiremos haciendo con todas las que nos necesiten”.
CGT denuncia que no se cumplen los derechos de las teletrabajadoras
La Confederación General del Trabajo (CGT) publicó un comunicado a principios de abril para informar que la Dirección General del Trabajo, tras una consulta del sindicato, le confirmó que las personas que se encuentren en la modalidad de teletrabajo (trabajo a distancia) deben regirse por la Ley 10/2021 de Trabajo a Distancia y no por las medidas excepcionales de contención sanitaria frente al Covid-19 – que se siguen aplicando en muchos casos –, que son más restrictivas de derechos.
En el mismo comunicado, la CGT denunció que, entre otros, en el sector del Contact Center (Telemarketing), existen casi 100.000 personas en esta modalidad de teletrabajo, sin regularizar los derechos y garantías más básicos. Estas personas, trabajadoras de uno de los sectores más precarios, no tienen garantizado el abono de los gastos necesarios para compensar esta modalidad y explicaron la importancia de que se realicen inspecciones de trabajo en este sector.
La lucha es el único camino: la CNT-CIT de Barakaldo como ejemplo
Queremos terminar este artículo con buen sabor de boca y recordar que, pese a las adversidades, luchando se conquistan derechos. Y si no, que se lo digan a la Sección Sindical de la CNT en Lombide (una empresa de limpiezas de Portugalete) que, tras un intenso conflicto sindical porque no se respetaban los derechos de las trabajadoras, logró que el TSJ del País Vasco condenara a la empresa y restituyera sus derechos6. Ojalá cunda el ejemplo. Nos va mucho en ello.
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1Sobre la reforma laboral del Gobierno de UP y el PSOE, en enero de 2022 publicamos el artículo “La Reforma Laboral: Una derrota para la clase trabajadora, un regalo para la patronal”.
2Sobre esta lucha laboral, hace tres años publicamos un artículo sobre el centenario de la Huelga de La Canadiense.
3En 2018 nos hicimos eco de la acusación formulada contra el sindicato por su labor en defensa de los derechos de la clase obrera y explicamos brevemente el origen del conflicto.
4En el mes de agosto de 2021, entrevistamos a CNT Xixón precisamente a raíz de la condena inicial que dictó el Juzgado de lo Penal.
5El recurso de casación anunciado ante el Supremo aumenta los gastos legales del sindicato. Para hacer frente de manera colectiva a los mismos, iniciaron una campaña de venta de garrafas de aceite solidario, donado por una cooperativa andaluza vinculada al SAT. Puedes comprar el aceite haciendo click aquí.
6Más información sobre este conflicto en la web de CNT-CIT.
He de reconocer que no me he leído el artículo pero pienso igual que el titular.
El 15M… Soy muy sonámbulo… El despertar: abrir los ojos y ver cómo hay gente que piensa como tú aunque te sientas un Troll… ¡Bueno!: ese soy yo que me siento un poco Troll.
He leído «El Salto», un artículo muy bonito sobre el 15M.
A mí, me cambió La Vida. Para mejor, además. Yo: desde mi pequeña ciudad.
Un saludo.
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