“Jin, Jiyan, Azadi!” (¡Mujer, Vida, Libertad!).- Nesrin Abdullah, comandante de las YPJ, al finalizar la lectura del comunicado tras la liberación de Raqqa.
Tras más de 4 meses de combates calle a calle, la que fuera la capital del Estado Islámico (ISIS) ha sido liberada por las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), la coalición multiétnica liderada por las fuerzas del movimiento de liberación kurdo.
Esta victoria supone uno de los golpes más importantes para un ya muy debilitado ISIS que ha perdido todas las grandes ciudades que controlaba y se ha visto obligado a replegarse a las zonas rurales. Aun así, con esta liberación la guerra en Siria no acaba y entra en una nueva fase en la que se podrán dar nuevos escenarios de diálogos de paz entre las distintas fuerzas, aunque aun haya territorios bajo control de fuerzas islamistas radicales apoyadas, sobre todo, por Turquía para desestabilizar a la Federación Democrática del Norte de Siria, el proyecto liderado por el movimiento kurdo en torno al PYD (Partido de la Unión Democrática) y las YPG/YPJ (Unidades de Protección del Pueblo/Unidades de Protección de la Mujer).
De capital a cementerio del ISIS
La llamada primavera árabe Siria desembocó en una guerra civil y una de las guerras con mayor seguimiento mediático de los últimos años debido a su importancia. Frente al régimen de Bashar al-Asad lo que se levantó en armas en primera instancia fueron grupos islamistas radicales hermanados a Al Qaeda que posteriormente formarían el conocido Estado Islámico. En marzo de 2013 Raqqa fue la primera gran ciudad que el régimen sirio perdió. Fue el Frente Al-Nusra quien tomó el control hasta que en enero de 2014 pasara a control de ISIS, que el 29 de junio proclamó desde allí la instauración del Califato con capital en Raqqa, iniciándose así la mayor época de terror de la Siria moderna. A la llamada del Califato acudieron islamistas de todo el mundo que fortalecieron el músculo militar de ISIS, que a cada ciudad que conquistaba y a cada ejército que derrotaba se apropiaba de aquello que encontraba.
El afán expansionista de ISIS les llevó a controlar gran parte del norte de Siria, hasta que se encontraron con su primer gran impedimento: la ciudad kurda de Kobane. Entre verano de 2014 y primavera de 2015 ISIS sitió la ciudad kurda, lo que supondría controlar la frontera con Turquía. Pero Kobane resistió y las fuerzas kurdas fueron capaces de derrotar por primera vez un ataque de ISIS. Tras la liberación de Kobane, comenzó la ofensiva kurda que hoy marca otro punto de inflexión con la liberación de Raqqa.
Mucho más que una victoria militar
El 19 de octubre las mujeres de las YPJ declaraban la liberación de Raqqa en un comunicado público leído para todo el mundo en la misma plaza desde la que ISIS realizaba sus ejecuciones públicas contra los “infieles”. El comunicado fue leído en árabe como forma de respeto a la población mayoritaria de la ciudad, mientras que en la puesta en escena de la declaración ondeaban banderas de las fuerzas kurdas YPG/YPJ así como banderas de las YJS (Unidades de Mujeres de Sengal) la fuerza militar femenina del pueblo Ezidí. La presencia Ezidí en la liberación de Raqqa es de un simbolismo y de una importancia vital, ya que fueron Ezidis quienes probablemente sufrieron la mayor masacre en manos de ISIS y fueron las mujeres Ezidis las que se vendían en los mercados de esclavas de Raqqa. Junto con las banderas también se desplegó una enorme fotografía del líder kurdo Abdullah Öcalan, teórico del Confederalismo Democrático.
Por tanto, la liberación de Raqqa es un mensaje para todo el mundo. En primer lugar son las mujeres de Oriente Medio quienes reclaman un papel protagonista en la nueva sociedad que surja de las cenizas de Raqqa, además ha sido la suma de fuerzas multiétnicas (kurdas, siriacas, asirias, ezidis, árabes…) las que han posibilitado la victoria y por último es la filosofía del movimiento democrático kurdo, cuya mayor expresión es su líder Öcalan, la que jugará un papel crucial en la reconstrucción tanto de Raqqa como de todo Oriente Medio.
Tras la liberación, la ciudad quedará bajo el control del Consejo Civil de Raqqa, inspirado en los Consejos Civiles constituidos anteriormente en el resto de ciudades liberadas de la Federación Democrática del Norte de Siria, territorio donde el modelo confederalista democrático está siendo impulsado, generando una sociedad basada en el pluralismo político, la igualdad en la diversidad de étnias y culturas, la democracia directa, la ecología y la liberación de la mujer.