Rodrigo Córdoba: In Memoriam

El pasado 17 de octubre, murió en un nuevo episodio de terrorismo patronal el compañero Rodrigo Córdoba de la editorial alternativa Zoográfico. Obrero de la poesía y activista en el mundo cultural fanzinero madrileño, su muerte dejó en shock a todas las personas que nos hemos cruzado de alguna manera con él en ese camino de sedición contra la rutina. El capitalismo se lleva por delante una vez más a uno de los nuestros.

Rodrigo nació en el barrio de Belgrano, en Buenos Aires, y llevaba dos décadas afincado en Madrid. Iniciaba en el año 2009 el proyecto editorial Zoográfico, como una vía laboral y de activismo desde lo cultural, trabajando al mismo tiempo como pintor en altura reparando fachadas. Cayó varios metros desde un quinto piso precipitándose mientras curraba en un edificio en el barrio de Sanchinarro, en el distrito de Hortaleza. Los servicios sanitarios solo pudieron confirmar su muerte cuando llegaron al lugar. Un crimen normalizado, entre otros muchos, y camuflado bajo la denominación de accidente laboral, una manera horrible de ocultar un atentado fulminante a nuestros cuerpos y nuestras vidas dañadas por la precariedad.

Centenares de vidas en el Estado español quedan en el olvido de esta cultural laboral que regulariza el terror, de hecho contabilizamos 394 crímenes laborales solo en el primer semestre del año 2022. Sin embargo, sirva este obituario para reseñar que debido al activismo social de Rodrigo, esta muerte es un altavoz de todas las muertes que quedan en silencio. Cuidaremos la memoria de este compañero todas las personas que atesoramos su afecto, y quienes compartimos espacios e itinerarios en la trinchera poética, como por ejemplo, en el colectivo LetraLab del antiguo centro social La Ingobernable.

Muchos años de eventos culturales, edición de fanzines, ferias y encuentros, siendo su motor el entusiasmo por la contracultura y un compromiso editorial artesano. La pasión por la disidencia autogestionaria, por los emancipadores renglones torcidos del capitalismo, y hechicero pertinaz que indagaba las grietas que proporciona el amor al arte.

Creía en la edición como un vínculo social, y eso convertía a Rodrigo Zoográfico en un auténtico animal poético. Seguiremos luchando hasta que las páginas en blanco dejen de mancharse con nuestra sangre, y solo se manchen de la tinta de nuestras utopías por construir.

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