Por Heura Negra
La respuesta colectiva a la tragedia de la DANA en València está mostrando, una vez más, que “solo el pueblo salva el pueblo” no es solo un lema. A pesar de décadas de neoliberalismo, es una realidad que el apoyo mutuo, la solidaridad y la autoorganización son tendencias muy arraigadas, que afloran en situaciones de emergencia. Que algunos grupúsculos de extrema derecha intenten aprovechar la oportunidad para ganar visibilidad no significa que todas las personas que hoy han expresado su rabia contra el rey y las autoridades sean afines a su ideario. La función histórica del fascismo siempre ha sido copiar el lenguaje revolucionario para intoxicar, manipular y mentir con el objetivo de proteger los poderosos.
Desde el primer momento, han surgido iniciativas como la “Xarxa de Suport Mutu DANA València”, a la vez que varios colectivos coordinaban recogidas de material y organizaban voluntariado para colaborar en las tareas de supervivencia que no están realizando los diferentes cuerpos de seguridad. Estamos hablando de iniciativas que han surgido ahora ante esta necesidad, pero que tienen un trabajo de años detrás. Se trata de casales, de ateneos y de centros autogestionados, de asambleas feministas y de redes vecinales, de sindicatos de clase y sindicatos de vivienda, que trabajan, día tras día, para garantizar estructuras comunitarias que, en momentos como estos, se hacen más necesarias que nunca.
Criticar un Estado podrido, corrupto y negligente que, ante una tragedia que se podía haber evitado, que incluso envía al rey a pasear rodeado de policías, no es ser “de extrema derecha”. Ni tampoco significa estar en contra de ciertas estructuras públicas que, al menos en teoría, garantizan el bienestar de la clase trabajadora. Es ser conscientes del abandono institucional. Y recordar que los culpables de nuestras muertes son los políticos que han recortado servicios de emergencia y cancelado planes contra las inundaciones, los empresarios que hicieron ir a la gente a trabajar y la policía, impidiendo criminalmente el acceso a bienes de primera necesidad. Son todos ellos quien han provocado que la DANA tenga el impacto que ha tenido.
Qué diferentes intelectuales se crean con la potestad de criticar lemas como “solo el pueblo salva el pueblo” por ser “populista”, “desorganizado” o “reaccionario”, solo nos enseña su desconexión con la realidad de la calle. Y también muestra la desconfianza y el miedo que tienen hacia la capacidad de la gente de organizarse y de sacudir, hasta hundir, el sistema carcomido que los sustenta.